Torni Segarra

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La patología que tenemos es el dolor, el malestar, que nos divide, nos pone agresivos, burlones, Y el próximo paso es el insulto, y la violencia, el querer destruir al que piensa diferente. ¿Dónde está esa nada y ese vacío que decís en el que vivís? Sí que está ahí, como siempre está pero no participáis de él. Por tanto, estás convirtiéndoos en fieras sin frenos, con un montón de palabras y palabras que no hacen más que acrecentar esa patología.
 
Es muy sencillo. Cuando uno se está ahogando, porque no sabe o n o puede nadar, el más inculto, el más desgraciado nos puede salvar. Por eso, la arrogancia, la petulancia y la vanidad, van contra la vida. Eso demuestra que nadie es más que nadie, porque cada uno tiene su lugar, que hace posible el milagro de la vida. ¿Puede alguien sin participar de esos milagros, que se suceden a cada segundo que pasa, tener vida, seguir con vida?
 
Y si no intentas ayudar sigues siendo la misma fiera salvaje que el animal que llevamos dentro sin ningún freno. ¿Cómo vas a poder vivir sin comprender y gestionar esa fiera salvaje que está ahí a todas horas con nosotros? Puede matar a tu esposa, a tu hijo, a tu compañero de trabajo, atropellar a alguien con el coche, porque según vosotros no tiene cuerpo. Y eso, ¿dónde os lleva?
 
Tantas veces que te lo he dicho, lo vuelvo a repetir: tú, Fernando, es Toni. Y Toni, es Fernando. El observador es lo observado. Cuando lo ves no hay nadie que pueda esconderse. Porque todo lo que tú eres y piensas, tus deseos, también es lo que me pasa a mí. Por eso, querer abstraerse de los demás como pretendéis, diciendo que no tenéis ‘yo’ ni cuerpo, no es posible, porque los demás no lo ven ni piensan como vosotros. Y como la mente es solamente una, mientras haya una dividida todas las demás han de participar de esa división. Así está la cosa de complicada, aparentemente. ¿Qué hay que hacer? Primero darse cuenta, comprendiendo el pensamiento. Y luego vivir con eso -por desagradable que sea, para no dividirnos de esa realidad. Y si no hay división, no hay conflicto. Y la ausencia de conflicto -de división- es cuando puede florecer el amor.
 
Esa foto y lo trajeados que van, nos dice lo paradójica y complicada que puede ser la vida. En un momento parecer un rey y al segundo siguiente ser un ser humano desprovisto de todo. Por eso, los seguidores pueden pasar de la adoración al odio también en unos segundos, dependiendo de la frustración que el maestro, el líder, les genere.
 
Señora Radha. Conozco a personas que han ido en coche y creían que iban volando. Hay algunas personas, que solas o en grupo, ven aparecer a la virgen o un santo en un árbol o por el cielo que va hacia ellos, dicen que les hablan, lloran por los pecados del mundo, etc. Y eso, ¿es cierto o no lo es? Los que dicen que sí que es cierto, están en su derecho de decirlo, pero los que no creen en eso también lo pueden negar. La prueba definitiva de que algo es cierto o no, son los problemas que nos desencadena creer en algo. Si nos deja divididos, en conflicto, lo que sea, es que eso no es verdadero, sino falso y negativo. Por lo que si lo vemos de verdad, hay que descartarlo, si es que uno no quiere seguir viviendo en división y conflicto y todos los problemas que ello genera. Finalmente si vemos claramente, en ese ver va la misma acción sin esfuerzo ni complicación, pues es tanto como ver un peligro, un alto acantilado a nuestros pies. Donde uno si es cuerdo y lúcido, ha de apartarse.
 
"Tu vida puede ser un lío imperfecto, pero es un lío imperfecto que es perfectamente divino".
Cada cual, lo que es y cómo es, tiene un propósito y su causa. Como la causa primera nosotros no la hemos creado, es la responsabilidad y el criterio de lo que ha hecho toda la vida. Por eso, todo tiene su sentido, ya sea oculto o manifiesto.
Es como el ordenador que cuando hace algo es porque ha recibido alguna orden. Él -el ordenador- no puede comprender por qué le dan las órdenes que le generan las situaciones.
 
Greg, eso que dices nos pasa a todos cuando nos preguntan cosas de nuestra manera de vivir. Pero, ante la extrañeza de los demás, solamente podemos decir: ‘Yo no soy esa imagen que  han creado de mí’.
 
No te parece que decir: que sigamos indagando creyendo que el problema está fuera de uno, eso es un atrevimiento por tu parte, Fernando. No. El problema y yo somos lo mismo. No existe el problema por una parte y yo por otra. Eso es el invento del ‘yo’. Por eso, sigamos con eso que dije hace unos días: si vamos por la calle y una persona mayor o impedida resbala y cae al suelo, ¿cuál será la respuesta, intelectualizarlo, discutir si ayudo yo o el que viene conmigo? ¿O ese ver, es lo que genera mi acción de ayudar a esa persona que ha caído al suelo?
 
Siempre ha sido así: el observador es lo observado. Pero uno tiene que señalar, informar, describir e inquirir. Creo que esa es la diferencia: tú no quieres inquirir, vives en la fe -como los católicos- y te aferras a ello, sin demostrar lo que dices. Dices que el cuerpo es un ilusión, pero eso no se puede demostrar. Cuando lo que nosotros decimos, es que si estamos divididos seguiremos sufriendo nosotros y todos los demás que se relacionan, o no, conmigo.
 
Ese es problema, Enghelbert, que esos delirios tan violentos y asesinos, matan. Mira lo que hizo el terrorista noruego en la isla de Utoya que mató a unas decenas él solo, simplemente porque le molestaban las ideas cosmopolitas de izquierda. Y él quería que todo fuera como hace cincuenta años, todo solamente para los noruegos. Sin enterarse que todo ser viviente quiere y necesita, si lo cree oportuno, libertad de movimiento para ir dónde más le conviene.
La cabeza es una herramienta, que puede ser muy favorable o muy desfavorable para la vida. Y como esa persona, ha habido y hay muchas con esas mismas intenciones de imponer un criterio particular, racista y cruel, sin libertad. Algo que ya han hecho otros y siempre sale mal.
 
El problema, y la solución, es que existe el infinito. Y digamos lo que digamos, tanto se puede negar, como afirmar infinitamente. Por eso, el respeto, el afecto y el cariñó, ser honesto, es tan importante porque en un momento todo lo que tenemos se va al suelo. Por eso, no creamos en nada, solamente vivamos. Y de la mejor manera como se vive es teniendo un buena relación con los demás.
 
La crisis es implacable con algunas personas. Ha venido una mujer, que vive a las afueras en una caravana. No tiene ninguna paga ni ingreso, no puede poner gasolina a su coche, vive de la caridad, lo que le dan en los centros donde reparten comida, ropa, etc. No puede cargar el móvil de cobertura. Toda su vida es un reto extremo. Pero no se la veía agobiada ni preocupada. Sólo se quejaba que no podía ducharse y de que en los centros dan pocos alimentos y ninguna carne para comer. Uno le dijo que la carne y el pescado, si no están en conserva, se deterioran rápidamente y, tal vez, por eso no la tienen allí. También se le dijo que pidiera carne en conserva, en latas, al igual como las hay para el pescado.