Torni Segarra

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Pase lo que pase, siempre seremos los mismos. Es como le pasa al cuerpo, cuando es viejo es como cuando eran joven, pero más gastado. Psicológicamente pasa lo mismo, de ahí que: genio y figura hasta la sepultura.
Pero hay algunos que están investigando, transmitiendo el pensamiento a un cuerpo diferente que está lejos. Y los dos están dentro del mismo cuerpo. Se sabe que un cuerpo que esté en la luna, uno puede hablar con él y dirigirlo sin cables ni aparatos.  Y entonces, ahí sí que podría haber cambios sorprendentes. En realidad eso demuestra que estamos programados y nos pueden reprogramar como a las máquinas. Aunque una máquina, ¿podría realizar un escrito completamente original, en una conversación generar algo realmente nuevo, sin conflicto?
 
Creo que aquí pasa lo mismo que una persona que siempre está viajando alrededor del mundo, le sucede que se le acelera toda su vida. Y está tan absorto en los horarios, los hoteles, orientarse cuando llega a un sitio nuevo, cuando habla con los otros que apenas entiende, que no puede recordar nada de su vida de hace años. Y dice: me he olvidado del pasado, de todo lo que he vivido.
Pero, otra persona que lleva una vida sencilla, sin vivir acelerado ni con ansiedad, donde tiene todo el tiempo para mirarse la mente, sí que recuerda todo lo que ha pasado.
¿No sé si es a esto a lo que te refieres, Shw?
 
Si eres tan amable, Eduardo, ¿qué quiere decir, significa, PANTEO?
 
Cuando uno está bien no necesita nada. Pero cuando empiezan los problemas, nos ponemos a pensar. Y si pensamos queremos saber la causa de nuestros problemas -dolor físico y psíquico-. Es entonces cuando nace la religión, que es el intento de poner orden en la vida -liberarnos de los problemas-. A partir de ahí, ha habido unas personas que han profundizado y visto que la solución de los problemas está en ir más allá de la división interna, que nos genera el conflicto. Y ese conflicto, al exteriorizarse en la vida cotidiana, en cada acto, es el que precipita todas las actitudes que nos llevan al enfrentamiento, a la contienda, a la violencia.
Todo lo demás, las religiones organizadas -sus dogmas, supersticiones, su avidez por el poder,  sus engaños-, han sido la degeneración de este proceso. Pues, actúan como una anti religión. Ya que la religión es la libertad total en todas direcciones. Para que esa libertad, traiga el orden y el amor.
 
Salvando las distancias, las monarquías por muy europeas -y las otras- y democráticas que digan que son -que no los son en absoluto-, son lo mismo: un acto de fe. Pues todos somos iguales, nadie es especial para estar siempre en la cúspide del poder, con todas las prebendas, arbitrariedad e injusticia, que eso conlleva.
 
El inocente puede estar en conflicto, los niños pueden ser crueles con los animales, sus amigos, con los objetos y decimos que lo hacen porque son inocentes. El inocente, no tiene culpa pero no es un estado ideal, de no maldad. Por eso, se usa la palabra, ‘es inocente’ o era ‘inocente y por eso lo hacía’.
Llegado aquí, la pregunta es: ¿un estado de no conflicto es lo mismo que la inocencia? Sí, es lo mismo. Pero, aunque sea lo mismo, lo que no es lo mismo es la inocencia infantil, que la inocencia de los adultos y la  transcendencia de sus actos.
 
La culpa de todos los problemas que tenemos está en el tiempo psicológico. Pues, cuando veo un objeto cualquiera, no lo veo solamente tal cual es. Si no que lo cotejo y comparo con otro que vi en el pasado. Y es entonces como nos dividimos. Cuando lo llevamos a la relación con las personas, sucede lo mismo: veo a una persona, pero al compararla con otra es cuando la veo fea, desagradable, o guapa y agradable. Y entonces, nuestras vidas se convierten en un infierno de celos, avaricias, vanidades, con su desorden y conflicto, con su sufrimiento y dolor. Por tanto, he de comparar físicamente lo más pesado de lo menos, lo largo y lo corto. ¿Pero, puedo estar libre de la comparación, de la dualidad, en el ámbito psicológico?
 
La noche y el día son lo mismo, pero la maldad ha hecho de la noche como el refugio de los proscritos y forajidos, ya que es donde se refugian los que durante el día no pueden operar a sus anchas. También se puede usar la noche para indagar, estudiar, inquirir, por la quietud –la baja intensidad de ondas mentales- en todos los ámbitos que existe.
 
Sí, inocente e ignorante, son básicamente lo mismo. Ahora bien, un inocente tiene menos culpabilidad, que un ignorante. Porque, uno puede ignorar el pagar los impuestos municipales, cuando tenía que estar al tanto de la fecha de pago. Aunque el inocente se supone que es el que no sabe nada de nada, ya sea de normas ni de leyes ni comportamientos -que es lo que les pasa a los niños-. Por eso, los muy viejos aunque también son inocentes, no lo son tanto, porque ellos pueden saber, de una manera o de otra, que hay normas y leyes que se han de cumplir y respetar.
 
Cuando hay guerra -que en realidad siempre la hay, con sus momentos de baja intensidad-, los guerreros nunca paran. Pues un guerrero está condicionado, entrenado y mentalizado, a que la guerra siempre se tiene que ganar. Al margen de que va la vida en ello, por la soberbia y vanidad, el odio al enemigo, hace más importante al odio que a la victoria misma. Y es tan importante la guerra, que han construido cuarteles perennes llenos de militares y de armamentos mortíferos, preparados para que en cualquier momento puedan operar. Con todo el inmenso coste que todo ello conlleva en su mantenimiento. Aunque digan que ellos quieren la paz y no la violencia.
 
La palabra comunismo, que se refiere a lo común, a la comunidad, entendido a que todos somos iguales ante la ley y ante todos los eventos que nos lleguen, es una utopía, absurda. Porque, eso nunca podrá ser. Pues, hay diferencias entre los hombres, ya sean físicas o psicológicas. Y aun así, como toda utopía es lo nuevo, es adecuado intentarlo al menos en la vida personal, de cada uno.
 
El problema de la poesía, según lo veo, es el siguiente: cuando uno ve una persona y le dice, ‘qué bonita que te ves, está resplandeciente’, cuando quiere decirle que la ama, que la desea, etc. La poesía es una floritura barroca, una especie de adivinanza, casi como un crucigrama, donde uno se ejercita en la imaginación. Por eso los surrealistas, tanto escritores, poetas, como los pintores, etc., tienen las misma fantasía: reproducir la realidad; y usan tanto la imaginación, que no es más que una copia alterada de la vida, ya sea para embellecerla o alterarla negativamente. Cuando lo que es, la realidad, no se puede ni reproducir ni alterar.