Torni Segarra

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La corrupción es el pensamiento operando. Necesita la vanidad del dinero y el poder. Pero como todo placer, trae al dolor y el sufrimiento.
 
Ser corrupto es una adicción, que por todos lados te incitan a serlo. Pero como la droga, lleva a un mundo que no es real. Y luego, al dolor.
 
Corrupción es cuando no hay sentimiento espiritual, falta de conocimiento psicológico. Los corruptos son personas subdesarrolladas mentales.
 
Corrupción es cuando no hay sentimiento espiritual ni conocimiento psicológico. Los corruptos son personas subdesarrolladas mentalmente.
 
Corrupción es hacer un daño a sabiendas. Hay que estar muy necesitado -con mono- de vanidad para consentirse ser corrupto y sus resultados.
 
¿Puede desaparecer la vanidad? Solamente podemos ir más allá de ella. Pues no es nuestra vanidad, es la de toda la humanidad. Si comprenderla.
 
¿La compasión es compatible con la corrupción? Puede ser corrupto por un acto compasivo. Los malos resultados llegarán con problemas.
 
El amor lo incluye y abarca todo. Pero las consecuencias de lo que hacemos también es el amor operando. El orden es implacable, es el amor.
 
Puedo comer y beber para acompañarte por amor. Pero, si ya he comido y bebido, el amor me dará un toque -dolor-. Es implacable, ineludible.
 
¿Sin libertad qué es la vida? Es estar encerrado como un animal en un corral. Puede ser libre en ese corral. Pero la prueba es la felicidad.
 
Esperar ser libre es un error. Pues la libertad está aquí, ahora. Si quieres trabajar para ser libre, es que no comprendes la libertad.
 
El tiempo psicológico es un error. ¿Puedo decirte que mañana u otro día te respetaré, te amaré? Eso no tiene sentido. El fuego del amor es.
 
¿Tú cómo sabes que dios a través de los hombres iluminados nos dejaron enseñanzas en los libros sagrados? Vuelves a opinar sobre dios y creo que eso es una vanidad, un atrevimiento. No crees que cada vez que alguien pronuncia la palabra dios, lo que es, etc., se debería de lavar la boca, porque se la ha ensuciado.
 
Si decimos que todo es mente, como si decimos que todo es físico y químico, eso no es la realidad. Pues tanto la mente como los fenómenos físicos -con el cuerpo- existen, cada uno tiene su papel.
La paz interior es la armonía, la comprensión de esa unidad indivisible.
 
Toda imaginación, es solo eso. Y todo lo que le sigue son especulaciones, delirios. La realidad es lo que es, nos guste o no. Y en la medida en que la comprendamos y vivamos va a llegar el orden. Y ese orden, que es el fin del conflicto, es amor.
 
Para que no exista el sí o el no, uno no tiene que tener cuerpo. O tiene que estar más allá de lo que él necesita. ¿Es eso posible? Teóricamente, idealmente, sí. Pero prácticamente, no es posible si queremos proseguir viviendo.
Y, una vez, solucionado lo de la materia, viene la moral. Si no tuviéramos cuerpo, seguiríamos haciéndonos daño. Es lo que sucede ahora en la actualidad: hay suficiente alimentos para alimentar a toda la humanidad –lo que es un avance material, científico, etc.-. Pero internamente seguimos igual de pobres y miserables como siempre: insensibles e indolentes, crueles, dispuestos a destruir y aniquilar a los demás de la manera que sea: matándolos de desesperación y de hambre.
Por lo que el problema no es si existe el cuerpo o no, sino de compasión y de amor –de moralidad-.
 
El más y más, que es una expresión del devenir, aunque nos agrande nuestra conciencia, no quiere decir que la comprendamos para así vivir adecuadamente.
 
La libertad es incuestionable. Y por eso hablar libremente, de manera que se puede mantener y continuar el diálogo -si uno quiere-, es preciso.
 No has contestado a lo que te he dicho. Aunque temes libertad para no hacerlo, si así lo crees más adecuado.
 
El problema de la ciencia -como en todo- es que participa del infinito. Y por tanto, nunca hay una meta donde llegar. Por eso, el sabio no da importancia al tiempo como devenir, porque ve su falsedad. Ayer oí algo que me sorprendió: el problema de la penicilina, no es médico, sino demográfico –refiriéndose a lo que decía un médico cuando se descubrió e implantó ese medicamento-. Porque, como todo está unido e interconectado, una cosa condiciona a todas las demás. O las viejas cosas, condicionan de manera para que aparezcan las nuevas.
 
El vivir cotidiano, sin ser consciente de la unidad de todo, es negativo. Pero, la vida cotidiana, vivida como una manifestación de esa unidad, es el gozo del vivir. Es lo mismo que decir que todas las personas somos iguales, sin poder gozar de los negros, de los amarillos, de los bajos y los altos, de las mujeres y los hombres, etc.