Torni Segarra

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En principio la culpa de la desigualdad la tienen los ricos. Los de ahora, sus padres, sus abuelos, etc., porque ellos no supieron solucionar las desigualdades. Por no ofrecerles una vida digna, con buenos alimentos, con educación, buenos salarios, casas decentes. Y desde siempre el rico ha explotado y explota al pobre. Todo ello con el consentimiento de los diferentes gobiernos ya sean de izquierda como de derecha.
Por eso ese odio, tan antiguo del pobre contra el rico siempre está vivo, porque el mismo paradigma de explotación, es el mismo que el de siempre.
Una persona que se podría considerar pobre, dijo que a sus antepasados les habían robado tanto, que aunque el robase a los ricos nunca se lo cobraría todo.
 
Para que no prosiga ese paradigma de división y de clase, habrá que estar muy atento para no caer en la defensa solamente de una clase, una parte. Ya sea la del pobre o la del rico.
 
Vaya derroche de energía y dinero. ¿Dónde está ubicada esa fuente, en Las Vegas, EE.UU?
 
He leído tu entrevista en el diario…, de hoy. Gracias, por las informaciones y comentarios.
¿Solamente la guerra es la solución? La guerra no va a solucionar el problema, va a aplastar a unos. En donde muchos han muerto y morirán. Pero van a quedar los odios y la sed de venganza de los que queden, porque no podréis matar a todos. Y como siempre pasa, ahora irán directamente contra vosotros los vencedores que os ven como asesinos. Y a ti mismo, como un alto funcionario colaborador del régimen que manda te pueden matar un día de estos o en el futuro. O hacer daño a tus familiares, a tus hijos, esposa, padres, etc. Te lo digo para que veas lo que conlleva la violencia y la guerra. Porque Francia, los europeos, EE.UU., etc., se irán y os quedaréis solos.
Por eso, por todo ello, si podéis no continuéis con la guerra y haced la paz.
 
El caos no hace falta que se llame ni se provoque. Pues la vida es destrucción -caos-, amor y construcción.
 
El pensamiento no se puede erradicar ni detener, eso no es posible. Es como pretender detener un gran río. Si uno mira lo que sucede con el pensamiento, si no huye ni quiere cambiarlo, él se aquieta. Entonces es cuando llega la comprensión de ese pensamiento. Erradicar, detener, reprimir, eso no resuelve el problema del parloteo del pensamiento, sino que le da continuidad y lo vigoriza.
 
¿Por qué invaden con publicidad para hacer negocios mercantiles sin el permiso del dueño de la website? Ese no es el lugar adecuado para hacer esa publicidad. Eso es ilegal. Eso es inmoral, un acto de corrupción. Les ruego que se abstengan de invadir la website www.tsegarra.com
 
Las conceptualidades son infinitas. Porque a una conceptualización se antepone otra, de manera que todo esta dinámica de preguntas y respuestas no tiene fin. Por lo que hay un empate, un bloqueo. Es decir, que no podemos saber lo que es la verdad, ni las preguntas que suscita: ¿por qué vivimos y nacemos, qué es el universo, hay algo que se esconde tras la muerte, cómo se originó la energía primera, qué es la eternidad? ¿O, todo es una alucinación, un ensueño, mental? Y, ¿cómo es que existe ese ensueño que es mi mente, cómo se creó y generó?
 
Todo lo que sabemos de olores, sabores, colores, es por referencia de algo que ya conocemos -que es el pasado-. Eso mismo les pasa a los escritores y pintores: están sometidos a las palabras y a los colores que hay -es decir al pasado-.
 
Hay que ser un completo ignorante, farsante, para definir qué es el nirvana, la liberación, la iluminación, etc. No hay un parámetro para medir y definir el dolor, la felicidad, la liberación. Por lo que todo es palabrería orientalista, para el consumo de los supersticiosos creyentes, a causa de sus ilusiones.
 
“El único medio que los humano tenemos es el pensamiento con el que damos forma a los conceptos e ideas, pero nada de eso nos sirve para dar con la verdad, entonces ¿qué servirá?”
 
No sirve nada, excepto la gratitud, la paciencia, fruto de la comprensión de que no sabemos ni podemos saber nada de lo esencial y primario. Ni tan siquiera estamos seguros de realmente lo que quiere decir primario: lo primero, el origen, el principio.  Así que, Humberto, somos: ‘Quiero y no puedo’.
 
Después de todo lo que se ha dicho, ¿qué hacemos con ese ‘yo’ vashishtha, hinduista, católico, europeo, budista, musulmán. Porque si decimos que todo es el Ser, sin poder ir más allá del ‘yo’, entonces seguimos en lo misma división. Por lo que todo eso genera el conflicto entre lo que quiero y lo que es. Y fruto de ese conflicto, aparecemos como si fuéramos embaucadores de ignorantes fanáticos supersticiosos.
 
 
 
He leído tu escrito-columna, ‘El suicidio y su contexto’, en el diario…, de ayer.  Gracias.
Todo eso que has expuesto demuestra que las personas seguimos siendo tan crueles e insensibles como siempre. Pues, ¿qué diferencia hay entre una persona que se suicida por causa de los problemas económicos, los desahucios, el paro, el desprecio social por no tener la talla económica, y los que se matan en una guerra? Los dos casos tienen la raíz en el egoísmo, en la indolencia, en la crueldad, obedecen a la falta de sensibilidad, a la falta de compasión.
Es muy fácil decir -una superficialidad- que la culpa de la guerra o el terrorismo la tiene la violencia, o unos que son violentos. Cuando las causas son más profundas: siempre hay un agravio, una imposición brutal, una explotación por el más fuerte y poderoso.
Y cuando hay un agravio, con su injusticia, un dolor insoportable, que no se puede resolver con comprensión e inteligencia, ni con violencia, el suicidio está servido. Ahí están Grecia y España, y en todas partes del mundo, con sus profundas crisis económica y social, política, que los suicidios de personas de cincuenta años -una edad crítica para cambiar de trabajo y rehacer la vida-, donde los suicidios van sucediéndose alarmantemente.
 
He leído tu escrito-columna, ‘La magnitud de la tragedia’, el diario…, de ayer. Gracias.
Estoy de acuerdo contigo, cuando dices que los problemas financieros, la pérdida de estatus, la búsqueda de trabajo, cuando se prolongan en el tiempo, producen tanto estrés como una guerra. Porque lo que más estresa es la percepción del abandono por todo lo que te cohesionaba.
Y eso hace ver el peor lado de las personas: la indiferencia, el absoluto desprecio, el ver que realmente no somos nada. Pero, ese darse cuenta que uno no es nada, que en el ámbito psicológico y espiritual tiene su importancia -pues, libera de la ignorancia- es trágico cuando las consecuencias son la comida y la casa, el entorno social ciudadano, cotidiano.
Es entonces, en ese momento tan delicado, y a la vez tan importante en la vida de uno, que es cuando se decide el futuro. Pues, podemos salir reforzados, con inteligencia, al comprender todo lo que está sucediendo: ver lo negativo en lo negativo, lo positivo en lo positivo, y ver en lo negativo también lo positivo. Desafortunadamente, todo el problema que generan las crisis, se encara solamente en resolver los aspectos materiales, económicos. Cuando todo forma parte del mismo problema: lo material y lo existencial, psicológico, espiritual.