Torni Segarra

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4180. Si hay el ‘yo’ operando, la creatividad entendida como que no hay división, ni conflicto, ¿puede ser? 

Has de descubrirlo tú, Arsenio. Lo que se diga, lo que digan los otros, no tiene ningún valor. 

 

4181. No lo compliques. Sólo hay un problema, que es la existencia del ego, del ‘yo’.

Hay unos que no les importa que exista o no. Pues, ellos sólo quieren ganar, vencer, imponerse, como lo hacen en los deportes, en los estudios, para ocupar un empleo.

Y hay otros, que quieren ver si se puede ir más allá de ese ego, el ‘yo’.

Ahora, viene alguien y dice: muéstreme qué tengo que hacer con ese ‘yo’, que me genera problemas; cómo me desharé de él.

Pero eso, no tiene sentido, porque eso implica la autoridad del que dice que sabe. Del que dice, qué hay que hacer.

Por lo que, al dividirnos de lo que está sucediendo -al depender de otro-, estamos generando el ‘yo’.

¿Por qué, no queremos ser nosotros los que resolvamos los problemas, estar solo con el problema, hasta que se manifieste totalmente y poder así comprenderlo? 

 

 4182. Si lo que hacemos, está dentro de la absoluta atención total. Hagamos lo que hagamos, eso será el orden. Estará dentro del orden. 

 

4183. ¿Podemos creer en las visiones, si ellas son del futuro? ¿Las visiones, no son una proyección del presente, de lo que somos ahora?

Por otra parte, no es muy difícil prevenir lo que va a ser el futuro: una renovación de lo que somos, de lo que ahora tenemos: toda clase de máquinas, toda clase de motivos para hacernos la vida imposible, entre nosotros.

Porque, el mandato de la vida es sobrevivir a toda costa: es decir la guerra de todos contra todos. ¿No se han dado cuenta, que todo es una competición por vencer, por triunfar, por ganar, en todos los ámbitos de la vida?

Y todo lo que hacemos, toda nuestra acción, toda la energía, va dirigida hacia la victoria, la derrota del otro, de los otros. En los concursos de belleza, en las carreras de caballos, en el tenis, en el fútbol, etc.

Nos gastamos millones y millones, para organizar esos eventos a la perfección, para impresionar a las personas, lavarles los cerebros, para que asistan a esas ‘batallas’, ‘guerras’. Para así, alimentar la conciencia de grupo, social, nacional, de raza, de clase.

Y, todo eso, lo estamos haciendo desde hace unos cinco mil años.

 

4184. ‘No puedes cambiar a alguien que no ve las cosas malas de sus acciones’.

E incluso cuando se ve el daño que provocamos en los demás, con nuestras malas acciones, tampoco podemos cambiar. Porque, ¿la realidad de lo que somos se puede cambiar, erradicar? 

 

4185. La mente es una. Que lo engloba todo. El pasado con los millones de ayeres, con sus heridas, traumas, miedos, placeres, con sus esperanzas, sus ilusiones e ignorancia. Que es lo que todos somos, en realidad.

Pero, cuando la mente está serena, completa, entera, no hay problemas, porque no hay división entre la percepción y el que percibe -nosotros-.

Así que, el problema es la división, la fragmentación, interna. ¿Podemos deshacernos, ceder esa división interna?

Hay que averiguarlo cada uno por su cuenta. De lo contrario seguiremos destruyéndonos unos a otros. 

 

4186. ‘Hoy puede ser un gran día’.

¿Hoy sólo? ¿Por qué, no cada día? Que sea una bendición, una celebración. Un éxtasis para todos.

¿Puede ser eso? ¿Lo aceptamos o lo descubrimos? Si no lo descubrimos, inquirimos en eso, nunca lo sabremos por nosotros mismos. 

 

4187. Para un abogado, intelectual, riguroso en su obra jurídica, ensayística.

He leído tu escrito, ‘Mutaciones’, 30.06.2018, en el diario X.

Llama la atención, que para describir lo que es una constitución de un país, hayas usado tantas palabras. La constitución, es el intento de imponer toda clase de normas, leyes, para defender y salvaguardar un país, su nacionalismo.

¿Puede haber un país convencional, sin su nacionalismo? Por tanto, la constitución es la construcción de una gran presa, para detener, contener las necesidades de libertad, de los que no se encuentran a gusto, ni se identifican en ese país.

¿Puede haber paz, concordia, armonía, entre las personas que viven bajo el poder de un nacionalismo todopoderoso? No puede haber paz, sino conflicto, división, enfrentamiento. Porque, esa constitución es un impedimento; construida para no dejar suelto ningún cabo, para que ese nacionalismo todopoderoso prosiga siéndolo.

¿Qué pasó cuando las colonias, todas, empezaron a querer ser libres, independizarse del poder central de la metrópoli, del país dominante, invasor, colonizador? Pues, se toparon que ese deseo de libertad e independencia, estaba en contra de la constitución, contra las leyes, contra el marco judicial establecido.

Pero claro, esto dicho en el papel, con palabras escritas, no puede describir el drama, el horror, que esa constitución, que se oponía a la libertad e independencia iba a desencadenar: la guerra entre los que querían la libertad, la independencia, y lo que se oponían, los invasores, ladrones, corruptos, inmorales.

Ya que ese drama, como el de toda guerra, implica matanzas, mutilaciones, traumas entre las personas que participan en ella; las represiones y las torturas, usadas por ambos bandos para sacar información, o por venganza.

Por lo que, ese drama, la culpa en sí, no está en la constitución, sino en los que las redactan. Y, para qué las redactan. Hasta ahora, todas las constituciones están inventadas, para que se pueda aceptar, tragar la dictadura, para blanquearla. No para traer la paz, pues todas son divisivas, defensivas de algo que unos dicen que es de ellos solamente.