Siempre he pensado, y preguntado, desde que se hacen las reuniones o encuentros sobre Jiddu Krishnamurti, en el monasterio de Segovia -España-, ¿cómo, de qué manera podrán tener absoluta y total libertad para hablar, inquirir y descartar lo negativo, si están en un lugar católico romano, bajo la autoridad del Papa? O, es que ahora los católicos, obedientes a los dogmas del Vaticano, se han liberado de su fundamentalismo, como que las mujeres no pueden ser iguales que los hombres a la hora de ejercer su ministerio. Hace olor a falsa religiosidad; parece una rutina placentera. Además, el lugar por ser un centro católico, imprime carácter. ¿O, es qué estáis más allá del bien y del mal? Creo que aún no os ha llegado la hora de ser completamente libres. No entiendo esa manía de ir a un lugar católico, cuando hay infinitos lugares para reunirse y hablar de la verdad, la libertad, el amor. ¿Cómo puede ir uno a casa de alguien, que no vive en libertad total y absoluta, si necesita la libertad como el aire que respira?
Creo que ahí, hay desorden y confusión, no hay una verdadera armonía. Yo, en ese lugar, no me encontraría entero, completo, total, porque esos lugares fomentan la división y la fragmentación entre los hombres. Una visita, porque la ocasión quiso visitar ese lugar, lo encuentro adecuado.