Es verdad que ciertas personas, tienen una información que es la llave para resolver los problemas; además, son muy magnéticas y atractivas. Y, ante esto, hay quienes se aferran a ellas, sin ningún rubor, ni problema. Es verdad, que en esta vida uno tiene que hacer algo. Y que ese algo, puede convertirse en una obsesión -que los demás, lo pueden ver como una exageración, extravagante y ridícula-. Creo que el peligro está, en no ser conscientes de lo que llevamos entre manos. Porque, si uno hace cualquier cosa, sea lo que sea: trabajar, pintar, viajar, estudiar, o una relación con una persona, etcétera, seguramente, para que eso funcione, tendrá que dedicarse una gran parte de su tiempo y energía. Por lo tanto, aunque eso para unos es una obsesión, para otros es una necesidad.
La cuestión está en, qué sucede con tu vida, qué resultados vas observando en ti, a la hora de relacionarte con la personas; la ansiedad que te genera. Hay muchas personas, que entregan una parte de su libertad -o toda- por una persona, para servirla, para hacer y pensar lo que le diga. Uno puede servir a otro, pero tiene que ser realista, lo hace porque obtiene algo a cambio. Y otro, puede seguir a una persona, porque también saca algo de ella. En todo caso, lo que sucede, es que si la dedicación se sale de lo considerado normal, se denomina obsesión, o que está uno colgado con eso que hace y lleva entre manos. Es verdad, que hay ciertas cosas que, en sí, llevan al peligro. Pero el mayor peligro de todos, es no ser consciente de dónde está uno, qué es lo que hace y cómo se comporta.
La cuestión se complica, cuando alguien te dice que de la manera como vas, no vas bien; que haces cosas que no te favorecen y que te perjudican; cuando las personas te ven como algo distorsionado; cuando no puedes comunicarte, porque no encuentras la manera de hacerlo. Entonces, sí que hay que hacer algo al respecto. Porque, cuando uno no puede comunicarse con las personas, porque es que no puede, porque las mismas personas te rehuyen y no te dan la oportunidad, es hora de hacer un cambio radical. Lo más importante en la vida, es la relación. Ya que sin relación, no hay vida. Nosotros, nos vemos cómo somos en la relación, aprendemos en la relación con los demás. Por tanto, una persona aislada, está acabada. Las dolencias y los desequilibrios mentales, todos tienen el mismo síntoma: la no relación, la no comunicación.
Por eso, cuando uno es un seguidor de una persona, por sabia que sea, por encantadora que sea, si te altera de manera que pierdes el poder comunicarte, de la manera más cordial, afectiva y respetuosa con las personas, es hora de ir más allá de eso. Pero, así y todo, uno ante otra persona a la hora de evaluarla, calibrarla y juzgarla, siempre tendrá el carácter de subjetividad. Porque, cada persona, como todas, tiene infinitas posibilidades en todos los aspectos y en todos los ámbitos. Otro problema que tenemos, es que nos gusta intervenir, hacer algo; y con tal de actuar, podemos hacer y decir toda clase de tonterías.
Aún hay otro problema más, pues si es negativo obsesionarse con algo, también es negativo obsesionarse por estar siempre rodeado de personas, hablando, discutiendo, rozándose con ellas. Pues, verse siempre con las mismas personas, genera malas consecuencias. Pero, al querer señalar y juzgar, nos convertimos de alguna manera también en subjetivos. Por eso, la comunicación es imposible, si no miramos en la misma dirección. Si eres afortunado y conoces a una persona, que tiene esa sabiduría necesaria que resuelve los problemas, que es atractiva y magnética, si es honesta y no corrupta, no consentirá, de una manera o de otra, que estés atrapado por ella.