Torni Segarra

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Hay personas, que sin quererlo, tienen experiencias psíquicas: perciben de una manera que es incomprensible para la mayoría. Algunas veces, tienen una relación, mental o virtual, con otras personas que están muy lejos de ellas, o no tan lejos. Sin darse cuenta, empiezan a hablar con ellas; y al cabo de un tiempo, ya tienen una relación como si fuera casi verdadera. Con todo lo que esto significa, de afecto, cariño, sexo, posesión, miedo, rechazo, resistencia, crueldad, etcétera. La relación, es tal, que salvo el contacto físico, todo parece como si fuese real. Se siente el dolor y la alegría, la amargura y la felicidad, como se siente en la realidad. Pero, toda esta relación que es solamente psíquica, trae malas consecuencias, confusión y desorden. Es decir, aislamiento; y por tanto, división con toda la falta de respeto y crueldad. Puesto que, el mundo psíquico, y el factual -el real, el convencional-, entran en colisión, se dividen y enfrentan.

Esto quiere decir, todo lo maravilloso que es nuestra mente; y también, lo peligrosa que puede llegar a ser. La mente, como parte del todo, es infinita también. Y por eso, hemos de ser afortunados a la hora de saber usarla. Un mal uso de la mente, te puede llevar al abismo de la locura. Si usamos no adecuadamente la mente, será tanto lo que podamos ver, que no se podrá ni comunicar. Y entonces, es cuando viene la incomunicación, el aislamiento, la soledad negativa.

Hay personas, que han usado sus poderes perceptivos, a la hora de tener experiencias religiosas. Y las personas sinceras y honestas, realistas, las han desechado. Diciendo, que eran una proyección de ellos mismos. Porque, cada uno tiene la percepción, según su condicionamiento. Un cristiano, tendrá experiencias con su único salvador, con sus santos, etcétera. Y así, el musulmán, el judío, el hindú, cada cual verá su propio condicionamiento, que es su consciencia, su mente, donde todo su pasado está allí. La consciencia, es su contenido, que es la memoria. Y, aunque cada grupo racial o cultural, tienen su propios rasgos, como ya lo hemos dicho, en esencia todos tenemos una misma consciencia. Es decir, el mismo condicionamiento, que se manifiesta en el ego, el “yo”. Y, es a esto, que es el principal problema que tenemos, a lo que hemos de invertir nuestra vida. Porque, si estamos libres del condicionamiento, del ego, del “yo”, todas nuestras dificultades desaparecen.

Donde más, podemos ver la falsedad de la mente, es en sus proyecciones. Cada uno, ve lo que proyecta en lo observado. Lo que a uno, le da un sentimiento de paz y tranquilidad, a otro lo puede irritar y generar un sentimiento de rechazo. A eso, también se dice, el relativismo. Es decir, la misma cosa observada, uno lo ve adecuado y correcto y otro lo encuentra negativo e incorrecto. ¿Nos damos cuenta, de que todo lo que concierne a la mente tiene su peligrosidad? Y por eso, decimos que la seguridad no existe en absoluto. Porque el hombre, es su mente. También es su cuerpo. Pero lo hemos dominado y maltratado tanto, que su inteligencia innata ha desaparecido. Por tanto, hablar de la mente, es hablar del hombre; y al revés, al hablar del hombre, es hablar de la mente. Te das cuenta, porque es tan importante ver y descubrir cómo funcionan nuestras mentes. La mente, incluye al pensamiento y al cerebro. Y la mente, en su aspecto no negativo, incluye además, del pensamiento y el cerebro, también al corazón.

Eso del corazón, como comprenderán, no se refiere al órgano que funciona en nuestro cuerpo. Sino que se refiere, a esa intuición, a esa magia, que no se puede explicar; pero que actúa, en determinados momentos, convirtiéndolos en especiales. Así, que la mente, que es la vida, es lo que nos tiene que importar. Sí, es indiferente e indolente, si solamente lo quiere pasar bien, lo que llegará será desorden y caos. Es decir, su mente estará dominada por su ego; y, actuará según los criterios del “yo”. Y, todo ese desorden, que genera el “yo”, luego lo proyectamos en nuestras relaciones, en nuestras vidas. Una persona, que tiene miedo, siempre ve el miedo por todas partes. Su ego, su “yo”, como ha sembrado lo negativo, y como no ve la manera de salir, que es cesar en su actividad y desaparecer, siempre tiene miedo, está temeroso.