Torni Segarra

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* ‘Una vez que alcanzas cierta edad, no te impresionan de manera permanente’.

No debería ser así. Porque, la vida requiere toda la atención y energía nuestra. En todos los ámbitos de la vida. Empezando por lo que vemos, escuchamos, tocamos, olemos, pensamos.

* ¿La superstición, la idolatría, el paganismo, no es desorden? El desorden de la confusión, del conflicto, que nos lleva a la crueldad, a la violencia, a las carnicerías de la guerra.

* ¿No te das cuenta que los otros dicen lo mismo de vosotros, que sois oscuros, carcas, viejos mentales, retrógrados, crueles, violentos, que sólo sabéis hacer la guerra? Por tanto, si tú quieres la paz, la no violencia, ¿por qué haces las cosas, de manera que esa violencia la has de usar?

* La meditación, es el fin de la división, de la dualidad, del conflicto. Que hagamos lo que hagamos, va ser el máximo orden posible.

* La atención total, absoluta, todo lo abarca: el ver, el escuchar, el sentir, el comprender. Es decir, toda la totalidad de la realidad se manifiesta de manera armónica, sencilla.

* El controlador, ¿no es el que teme a algo? Por eso, el controlador que es el ego, se ha de fundir con lo que observa. De manera que, el controlador, sus deseos, sus miedos, desaparezcan, Al no haber división, entre lo que observamos, estamos haciendo, y nosotros.

* Decir nunca, ¿no es atrevido? Pues, nosotros no podemos saberlo todo. Es la superstición, la que inventa lo que debería ser, lo que me gustaría que fuera. Por eso, nadie sabe lo que puede venir. Las desgracias, o lo que nos conviene y deseamos. Nunca, en el ámbito espiritual, psicológico, no es generador de orden. Porque, nos divide, fragmenta internamente.

Y si hay división, la gracia del espíritu, no puede operar. Llegando el desorden, el dolor, la amargura.

* Esa es tu opinión. Que es otra opinión más. Como la mía y la de cualquiera. Por eso, como todo está dentro del infinito. Cada uno puede rechazar o aprobar lo que dice infinitamente. Fin del problema, del conflicto, de la dualidad.

* Es cierto que no podemos saber, dónde está el principio y empezó el hacerse mal, daño a los demás. Pero, sí que sabemos dónde está el final: ahora.