José. La religión y la espiritualidad, son dos maneras de expresar lo mismo, Igual como decimos comida o alimento. Y el que tiene hambre, la necesidad de comer, no le importa el nombre que le den para acabar con su hambre. Es verdad, que la palabra religión, para la mayoría tiene una connotación negativa, por todas las barbaridades que han hecho y hacen en su nombre.
Lo siento, Alec. ¿Qué quieres decir, ‘Lo cual es con todo’? ¿Lo puedes explicar, por favor?
Matiza más lo que no percibes, Amilcar. Y lo investigaremos.
Si decimos, ‘Nunca hay un momento en que el deseo debe ser cumplido’, como lo contrario, eso no es lo verdadero. Pues, la verdad, la realidad, no tiene opuestos, no genera dualidad, conflicto.
Por tanto, todo puede ser. Pero también eso que es, puede no ser. Uno puede decir, que la lluvia y la nieve, son molestas y destructivas. Pero a la vez, ser todo lo contrario: benéficas y agradables.
Si los usamos –los poderes psíquicos-, no los podremos manejar y acabaremos en la locura, en manos de psiquiatras, etc.
La seguridad física, es precisa para poder sobrevivir -comida, ropa, albergue-. Pero, fuera de ese ámbito es divisiva, generadora de conflictos, de enfrentamientos, de violencia y de las carnicerías de las guerras.
Por supuesto, Alec, el que tiene miedo, tiene miedo a todo. El que es sensible, lo es con todo. Lo contrario, ser sensible a lo que me gusta, que me da placer y me excita, eso es la hipocresía en la que vivimos. Y donde empiezan todos los problemas de las mafias, de los grupos cerrados, de los enredos y contiendas. Y al final de todo está la crueldad, la violencia, la guerra.
Ahora bien, ¿puede uno estar al margen de todo eso? Pues, eso está en todos los sitios, está dentro de nosotros. Uno lo ve, y no huye, no lo quiere cambiar, simplemente está con ello, y va más allá de ello.
¿En la elección hay inteligencia? No la hay, porque en la elección el que elige es el ‘yo’. Ese ‘yo’, que es lo viejo y repetitivo: división, conflicto, violencia y guerra.
Cuando negamos el ‘yo’, lo que es ese ‘yo’, es cuando podemos hablar de estar bien, de felicidad.
Cuando la mente está confusa vivo en la confusión. Pero, si descarto lo que genera esa confusión dejo de estar confuso. Y entonces todo tiene otra dimensión.
El mundo aparente es la ilusión. Así que, es la ilusión a la que hay que comprender. ¿Qué es la ilusión? ¿No es creer que uno sabe? Y, ¿quién es ese uno que dice que sabe?
Para que cese la ilusión ese uno no se tiene que reconocer. Ese uno, es el hindú, el americano, el cristiano, el nacionalista o el separatista, el que cree que es el director o el subordinado que obedece. Y ese uno es el que desencadena el conflicto entre los otros unos, que son como él.
Accidentalmente, he estado con muchos seguidores devotos de Sai Baba, de los que van cada año a verlo a India. Y conozco sus maneras de un gurú típico hindú: parafernalia, sobresalir siempre sentándose en grandes sillas, como si fuera un trono, sus magias y poderes.
Pero, lo que más me llamó la atención fue ver la paliza que le dieron a un devoto, por sus guardaespaldas, por intentar tocarlo.
Otra cosa que llamó la atención fue ver a los devotos lo entregados que están a él. Pues un día de la semana se reunían para cantar, hacer el puja, con su gran retrato en el que estaba sentado en un gran sillón decadente. Sus seguidores, aunque eran superficiales que creían que como la India no había nada mejor, eran todas buenas personas.
Dios fue inventado cuando descubrimos lo que era una tormenta, cuando descubrimos que la noche es muy peligrosa, cuando descubrimos que podíamos quedarnos solos. Cuando fuimos conscientes, al desarrollarse la percepción, es cuando inventamos a dios. Antes de esa consciencia no necesitábamos a dios.
Así que si comprendemos las causas del miedo, entonces conoceremos a eso que llamamos dios -que no es el dios convencional en absoluto-.
Por supuesto, Rob, el trabajo es mío. Solo mío y nadie puede ayudar.
Simona, ahora tú estás diciendo lo que me atribuyes a mí. Yo sólo estoy informando de los fraudes que he visto. Lo otro, si es un gurú -su magia, su parte bondadosa, afectiva, sus dádivas, etc.- todo eso se supone. Yo no soy adulador, seguidor de nadie. Por lo que tengo total libertad para informar, divulgar, explicar.
He leído tu reseña en el diario…, de hoy, donde informas y opinas de tu vida y de tu profesión de psicoanalista. Gracias.
El problema que tenemos los hombres es que queremos ser felices, sin saber qué es la felicidad. Por tanto, el problema es que paradójicamente ya tenemos una idea de lo que ha de ser la felicidad. Esta idea, como no podía ser de otra manera, es la que la mayoría acepta como la felicidad. Pero como la felicidad, no es una idea ni una teoría, sino un hecho. No es posible que llegue la felicidad. Porque entonces no somos felices, sino que decimos que lo somos, porque el patrón convencional lo dice. Y como somos tan vulgares y superficiales, nosotros aceptamos ese patrón de lo que ha de ser la felicidad.
La felicidad, es la ausencia de división interna, Si yo soy bajo y quiero ser alto, entro en conflicto con lo que es, la realidad, mi estatura particular. Generando todo el desorden que hay en nuestras vidas. Por tanto, uno tiene que descubrir lo que es su realidad, y la realidad de la vida que nos afecta a todos. Pues, mientras no haya libertad, por haber visto de primera mano, qué es mi realidad y qué es la realidad que nos afecta a todos -la diversidad del color de la piel, la soledad, los cambios que no cesan, la vejez y la muerte, los momentos de felicidad que los convertimos en placer, con todos los problemas al querer que se repitan-, seguirá habiendo la ignorancia, la superficialidad, que hace que seamos seguidores, de segunda mano, dependientes.
Por tanto, para ser feliz primero que nada he de tener absoluta y total libertad para mirar e indagar todo lo que es mi vida. Y todo lo que es la vida: sus maneras, los accidentes, lo imprevisto, sus dictados. Sólo así, con esa libertad toda la vida se manifiesta y es donde me puedo conocer completamente. Y entonces llega la maravilla que es, que si yo me conozco, también conozco a todos los demás, al resto de la humanidad.
¿Puede alguien que está en prisión cumpliendo su condena de decenas de años ser feliz? Si él se comprende, comprende cómo funciona su pensamiento, sus deseos, sus requerimientos infinitos, entonces va a comprender cómo funciona el mundo, la sociedad donde vive y cómo vive. Porque este mundo lo hemos creado nosotros, las personas que son como tú y como yo. Y entonces sabrá los motivos por los que está privado de libertad para poder vivir en su casa. Es decir, comprenderá lo que es ser víctima y lo que es ser verdugo, porque él también es ambas cosas a la vez.
Así que, esa persona que está en prisión puede ser feliz, porque dentro de él, todo él es libre.