1. Pero, ¿eso qué nos importa a nosotros? Si hay un montón de superficiales, que les gusta la banalidad, la superstición, a eso nosotros no podemos responder quemándolo todo, queriendo convencerlos, convertirlos sanos mentalmente. ¿Qué queda, Enghelbertb? Queda nuestro problema que es nuestra vida, nuestra liberación.
2. Tienes bastante de inocencia cuando dices: ‘Solamente cuando logremos que al menos la mitad de la población abra sus ojos ante la realidad’. Tú crees que esos millones y millones de personas van abrir los ojos porque tú, yo u otro, les convenzamos. Yo no quiero convencer a nadie, quiero indicarle la dirección por donde podrá comprenderse a sí mismo. Y si es afortunado, lo logrará.
3. James, todo lo que dices no son hechos. El hecho es que buscamos y tenemos escusas para todo. Cuando hacen una guerra no faltan escusas. Los nazis sin sus escusas no lo hubieran sido, ni tampoco los bolcheviques ni los otros que participaron en la guerra.
Por tanto, hay un hecho que es que somos crueles, lo necesitamos para sobrevivir. Pero no quiero serlo. Primero he de averiguar si puedo estar libre de esa crueldad. ¿Puedo estar libre o es otra ilusión? No puedo estar libre de crueldad ni tampoco de violencia, ya que son lo mismo. Pero sí que puedo ir más allá de todo eso que la genera, la desarrolla y la manifiesta.
4. Bueno, Enghelbert, has hecho un buen diagnóstico. Ahora te toca prescribir la terapia.
5. Sabes describir la realidad, pero te atascas a la hora de actuar. Has de actuar para enseñar a los otros como hacerlo si es que ellos pueden hacerlo.
6. Hace unas semanas te atascaste conmigo y con Edward. No actuabas, parecías un niño llorón.
7. A ver si los ves. Si subes al ascensor y sube contigo alguien que está fumando, pero a ti te molesta el humo. Si no huyes de esa situación de que ahí está el humo, si amas ese humo y al que está fumando, ya no te molesta el humo. Si no que gozas de ese humo. Si vas por el campo es lo mismo: no quieres pisar a las flores, los caracoles, las hormigas, etc., pero no huyes de eso, si no que estás atento a todo eso, viendo como sucede todo lo que acontece. Y, entonces, el pisar es un gozo.
8. Jiddu Krishnamurti, como todos los maestros, fue preparado. Y ello consistía en una educación espiritual y psicológica exclusiva. Pero tuvo una experiencia dramática: durante unos veinte días estando en Ojai, California, a la misma hora se salía del cuerpo y se reunía con su maestro en el astral. Dejando el cuerpo flojo e inútil, hasta el extremo de tener que cuidarlo su hermano y los que vivían con él. Él cuando iba en un coche, algunas veces, cuando se salía del cuerpo les decía a los que iban con él: ‘Cuiden del cuerpo que no caiga’.
Al poco tiempo, fue cuando dijo que no quería estar en una jaula, que era la responsabilidad de ser el nuevo instructor del mundo. Y fue entonces, cuando descartó su relación con la orden de la Estrella de Oriente, con los teósofos y lo esotérico. Y es cuando empezó a hablar como habló hasta el final, usando palabras normales, laicas, sin ninguna jerga religiosa ni espiritual.
9 Es una pregunta interesante, Marcos. El problema de todo lo oculto o esotérico, es que no se puede demostrar. El que la vive y experimenta lo siente como si fuera la realidad, pero todo es mental. Me han contado cosas extraordinarias de desplazamientos a sitios a miles de kilómetros y hablar con personas.
Por eso, Jiddu Krishnamurti nunca lo mencionaba ni hablaba de ello. Pues, hay infinitas posibilidades de que sea real, como infinitas posibilidades de que sea una alucinación, un delirio.
Todo lo que hagamos si lo hacemos con un buen fin, eso va a determinar su resultado. Eso es lo que importa, porque el destino no lo podemos manejar.
10. “Muchas ideologías son ‘con buen fin’, ¿cómo saberlo?”.
Si uno pongamos que habla con alguien telepáticamente, de algo tendrá que hablar, ¿no? Pues esa plática tiene que tener sentido, algo bueno para la vida, es decir para liberarnos. Todo en la vida podemos sacarle la parte positiva. Y. sabemos que la parte negativa es amarga y dolorosa.
11. A nosotros lo que nos importa, nos interesa son nuestros hechos. Y ver los hechos como hechos. Los que tienen esas experiencias, si son serios, nunca hablan de ellas, porque saben que es algo resbaladizo y muy difícil de aceptar por alguien que no lo ha vivido.
12. La cuestión está en que los poderes psíquicos son un obstáculo para la libertad, por lo que uno los tiene que descartar.
13. Sea como sea todo merece un respeto, para que haya orden. Igual que uno ha de respetar los muebles, la ropa, los libros, el ordenador, más aún algo que tiene vida como las plantas, han de ser respetadas y cuidadas debidamente. La sensibilidad no es solamente hacia una cosa, es con todo, hacia todo lo que existe.
Eso mismo pasas con las personas que todas son importantes, si nos dedicamos solamente a unas, nos hacemos racistas. Y hay racistas con los animales, por ejemplo con los toros que son torturados y asesinados violentamente por placer y diversión, cuando a lo mejor miman a otros animales.
14. Gracias Susana. Esa necesidad de seguridad es la que nos hace racistas, que nos aferremos a un clan, a la raza, a la familia, a un grupo con el que me identifico, con una idea o teoría, ya sea religiosa, política o de otra índole. Por lo que, uno ha de estar muy atento para siempre estar descartando eso que nos divide, nos empantana, y por la fuerza de los hechos nos lleva al conflicto.
15. “Yo sé la verdad…”.
Explica lo qué es la verdad, Simona, si quieres. Por si nos pudieras ayudar con tu información a clarificar algo tan complicado, como es ponernos de acuerdo en lo qué es la verdad.
16. Lo que hay que hacer es estar atento a todo lo que ocurre, tanto dentro como fuera de uno, y descartarlo radicalmente.