En la mezcla entre personas diferentes, hay un enriquecimiento humano. Pues nos vemos ante una cierta dificultad con retos desconocidos, que hay que encarar y resolver de la manera más adecuada. Y todo ello, nos desnuda para vernos realmente quiénes somos, de manera que nos vemos realmente la capacidad que tenemos para amar.
¿Por qué es que nos cuesta tanto el ver que tú y yo –seamos quienes seamos.- somos iguales, después de estar repitiéndolo miles de años? Todos estamos pisando la misma tierra del deseo, ¿no? Deseo de una mujer, de un hombre, que nos quieran. Deseo de que las persones acepten esa relación que he escogido y que me hace muy feliz. Deseo de tener salud, un buen trabajo, ser elegante, tener magnetismo, educación para poder hablar y relacionarme con cualquiera en el trabajo o en cualquier circunstancia de la vida.
¿Dónde encuentras, Lori, dónde encontramos la diferencia entre los seres humanos sean negros o blancos, ricos o pobres, jóvenes o viejos, mujeres u hombres, educados o mal educados? La diferencia está en el condicionamiento, que nos ha envenenado la sangre y la mente, está en la falta de amor.
‘Un país donde el rico se hace más rico y el pobre más pobre: mi México’. No solamente eso sucede, en un país determinado, está sucediendo en todas partes. Pues ese paradigma del egoísmo, es el que rige a todos los seres humanos allá donde estén. Puede que ahora con la profusión y al rapidez de las informaciones, lo veamos todo más actualizado cada día. Pero esto que sucede –la explotación, la corrupción, la indiferencia por los demás- eso siempre ha pasado desde hace un millón de años.
Ahora nosotros tenemos el reto para poder hacer algo, para que esta manera tan inmoral y cruel de relacionarnos, deje de ser algo normal, como una fatalidad. Y eso pasa por hacer uno lo que quisiera que hicieran los demás, ya sean los que mandan, los compañeros de trabajo, el vecino o cualquier persona,
Una de las cosas más destacables en nosotros las personas, es nuestra ignorancia y lo atrevida que es. Todo lo que es, sea lo que sea, nace, crece, llega a su esplendor, se degenera y deteriora, y ha de desaparecer.
El principal y verdadero trabajo, empieza en uno mismo. Sin conocernos quiénes somos, cómo vivimos y actuamos, de qué manera opera el pensamiento, todo lo que hagamos va a ser un arañar la superficie de nuestros problemas, que son los problemas de toda la humanidad.
El egocentrismo, el mirarse el ombligo a todas horas pensando que somos lo mejor, nos bloquea como seres humanos. Pues nos hace superficiales, banales, personas subdesarrolladas mentalmente.
‘La gente de mente cerrada siempre mantiene la boca abierta’. Nosotros tenemos la posibilidad de que podemos comunicarnos hablando. Y eso puede ser una ventaja o no. Pero, cuando el hablar tiene un fin instructivo, informativo, en el que no haya el deseo de dominar ni explotar, ¿no va eso a generar orden? Y el orden, no es mi orden, lo que yo quiero y digo, ni el tuyo y lo que dices. El orden, es lo que es, la realidad, nos guste o no. Como no sabemos ese orden lo que es, uno ha de ser adecuadamente un observador que encare negativamente la realidad, con la actitud de ‘no sé’. Pues en realidad no sabemos nada. Solamente, hemos de abordar los retos tentativamente, vacilantemente, observando, mirando todo el problema, para que se manifieste de manera que podamos verlo en toda su vastedad.
Lo que nos falta es ser afortunadas para poder ver la realidad de la vida, tal cual es. Todos estamos condicionados por el lugar donde nacemos y vivimos, por la familia, el ambiente cultural, por la ignorancia generalizada, condicionados por lo que somos. Y hasta que no lo comprendamos, hasta que no comprendamos eso que somos, que es comprender cómo funciona el pensamiento, nadie nos podrá ayudar, ya sean los dioses, los maestros y líderes, los que dicen que saben, los psiquiatras, los psicólogos. Solamente uno, ha de ser afortunado, y descubrir realmente quien es y cómo funciona, sólo así es como podemos ser libres de la miseria humana.
Para que nada nos separe, no ha de haber nada que nos atrape y nos posea. Pues de ahí llega la miseria y sus lágrimas y sufrimientos.
El condicionamiento nos dice que la mujer era la débil y por eso necesitaba la ayuda del hombre que era el fuerte. Pero eso era cuando vivíamos en la selva, o semisalvajes. Ahora, podemos trabajar y ganar el dinero para sobrevivir. Entonces, ¿dónde está el problema con los hombres para que dependa la mujer de ellos –aparte del sexo-?
Los que le dan importancia a la infelicidad, son como los nacionalistas que creen que el país, la nación es de ellos. ¿Se puede tener un país, una nación, un lugar cualquiera de la tierra? ¿Se puede tener una persona, ya sea hombre o mujer, como si fuera de su propiedad?
Tan sencillo como es cuando nos queremos divorciar, separar de la pareja, y tan complicado que lo ponen los carcas, egoístas, brutales y crueles, que se creen los dueños del mundo. Son tan estúpidos y duros de cabeza, que como dicen ellos: ‘Antes muerta que no mía’. Ahora bien, no son uno o dos, son todo un mundo, porque en el fondo todos somos igual. La diferencia está en que unos lo ven, y otros por su desgracia no.
El coraje, el esfuerzo, la lucha para imponer algo a los demás, ¿no demuestra falta de inteligencia? Cuando hay inteligencia, que es amor, todo sale sin problemas, sin pleitos, sin imposiciones brutales, crueles, violentas, usando los ejércitos para ocupar una tierra que no es nuestra. Eso es tan viejo como el hombre. Ahora en Palestina, desde hace medio siglo, se está haciendo un genocidio para apoderarse de toda la tierra. Y mucho antes, en toda América hubo una invasión de los europeos, con su genocidio, violencia y muerte, hasta que se apoderaron de todo el continente.
¿Todo eso es amor? ¿Cuánto esfuerzo, coraje, valentía asesina, conflicto y maldad, se necesita para robar las tierras, los países, que no son nuestros? Y, ¿por qué? Porque, tenemos miedo a vivir en inseguridad. Y como creemos que teniendo más de todo viviremos más seguros, lo arrasamos todo. Pero, ahí está la estupidez: la seguridad no existe ni puede existir en absoluto. Por tanto, es como el pez que se muerde la cola: a más seguridad, más gasto en defensa, pero sigo estando inseguro. Por lo que sigo invirtiendo en seguridad: más armamentos más eficientes para asesinar y destruir todo lo que tiene vida. Pero siempre estaremos inseguros, hagamos lo que hagamos para no estarlo.
¿Hay otra manera de vivir? Sí, compartiendo, viviendo con austeridad, sin ser indecentemente inmoral, corrupto, sin avasallar, sin amontonar de todo lo que no es necesario para sobrevivir –incluyendo las ideas y teorías, ya sean religiosas, políticas, o de otra índole-, sin ser brutal, cruel ni violento.