Torni Segarra

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1. El cambio ha de ser ahora, en este mismo instante. Es una ilusión esperarlo para momentos más propicios, adecuados, etc. Pues, sea cuando sea el cambio será en el ahora, en el presente, en este instante. Pues todo lo verdadero, que es la vida toda, está sucediendo ahora, de instante a instante, siempre en movimiento, cambiando en sus infinitas posibilidades.
 
2. ¿Por qué competimos con los demás, es que queremos ser diferentes de lo que somos para ser igual de vulgares y superficiales que los demás, con su avaricia, sus celos, sus vanidades imposibles de satisfacer? ¿No nos damos cuenta que todos compiten, ya sea con su pareja, en el trabajo, en la diversión y los juegos? Y es por esa competición, que nos hace brutales y crueles, que hemos creado esta sociedad tan inmoral, deshonesta e indiferente.
Si queremos ser auténticos, completos, hemos de comprender qué es competir, qué es luchar y el esfuerzo. Y, si somos afortunados, veremos que todo el esfuerzo, la competitividad y la lucha es el resultado del miedo, que es la ignorancia. La ignorancia de creer que uno puede cambiar la realidad de lo que son las cosas, de cambiar la realidad que no me gusta por otra que sí que me gusta. De manera que toda esa tontería del competir, y su lucha y esfuerzo, ante la visión total, directa, de primera mano, llega a su fin. No es que hayamos desactivado el juego de la vida, sino que vemos su parte negativa y la descartamos.
 
3. Ser una madre que tiene hijos, no quiere decir que ella solamente es la que más les ama. Pues hay madres crueles que matan a sus hijos. Otras que los maltratan, no les dan lo necesario para que su vida tenga la dignidad que se merece. ¿Por qué vivimos de clichés, que son nuestro condicionamiento como madre, padre, hijo, parientes, amigos, vecinos, etc., cuando todo eso sabemos que es una farsa? Farsa que se manifiesta descarnadamente con las dificultades que nos llegan.
Hemos de ser un tanto escépticos, cuestionarlo todo. Ya que todo funciona corruptamente, con la intencionalidad egoísta, sin importarnos la vida de los demás. De manera que, la educación, la cultura, las costumbres, el folclore, está todo diseñado para que esa manera de vivir corrupta e inmoral, la aceptemos como buena, la mejor. Cuando la realidad no es esa.
 
4. ‘No te imaginas lo mucho que me importas’. Eso se tiene que demostrar, en cada momento y ocasión, en cada instante en que tengamos las personas retándonos con sus necesidades, que son sus problemas. Cada persona, todas las personas tenemos problemas, que son básicamente los mismos que tenemos todos, y son esos problemas los que tenemos que encarar.
Por eso, si uno resuelve su problema, que es su vida y su manera de vivir, entonces también está resolviendo los problemas de los demás. Esto no es magia ni un juego de palabras. Esto es el hecho de que todos estamos unidos, y por eso nos influenciamos unos a otros. ¿Han visto, cuando se encuentran con alguien, que todo lo que hagan ya sea la manera de vestir, la manera de hablar, la manera cómo afronta el tiempo, que pasa sin que lo estrese ni le dé ansiedad, ni sienta miedo, sino que sigue siendo amable, respetuoso, compasivo, todo eso pasas a la otra persona? Y esa persona también, de una manera o de otra lo va a transmitir a los demás, sean quiénes sean, los conozca o no.
 
5. Si cualquier cosa que nos llega, cualquier cosa que nos agobia por el continúo deseo de hacerlo y queremos deshacernos de ello, no tenemos que huir ni querer cambiarlo. Y así estando con ello, sin división ni conflicto, se manifestará completamente qué es y nos enseñará su secreto.
 
6. El llorar es una explosión de energía incontenible, ya sea física o psicológica, ya sea de agrado o de desagrado, de felicidad o de dolor. Aunque el llorar no es siempre el caer las lágrimas, pues puede que se llore internamente, en silencio.
 
7. ¿Cuánta maldad tendrán acumulada, y que esconder, para después de casi un siglo aún no puedan pedir perdón, ellos que tienen encomendado el perdonar como algo sagrado?
Eso quiere decir que tal vez, se han dado cuenta que la víctima y el verdugo son lo mismo, ya que se alternan e intercambian los papeles. Pero para el que solamente se presenta, por su ignorancia como víctima, es demasiado fuerte descubrir que también es un verdugo asesino. Ya sea como ejecutor, promotor, promoviendo, adoctrinando o tolerando las matanzas de la guerra. Con su posterior represión y colaboración con una dictadura cruel, sanguinaria. Por todo eso, es normal que a la hora de asumirlo sea tan doloroso, vergonzoso.
 
8. Para perdonar hay que ponerse en la piel del que nos hace daño. Hay que ser sensible, tener compasión y amor. Verse igual como los enemigos.
 
9. ¿El verdugo y la víctima no se intercambian los papeles a cada instante? Quien defiende es la víctima, el que ataca el verdugo. Y al revés.
 
10. Todos somos deseosos egoístas, pero cada cual lo es a una intensidad. Lo que uno hace lo ve correcto y adecuado. Lo que hacen los otros no.
 
11. Cuando la víctima coge fuerza, entonces se convierte en verdugo. Aunque sea alternativamente, momentáneamente. Y esto es así, porque las víctimas si estuvieran en la misma situación que el verdugo harían básicamente lo mismo. Por eso las autoridades, las que sean, dicen: ‘Haz lo que yo digo, pero no hagas lo que yo hago’, porque ellos saben que son corruptos e inmorales. Es decir, son verdugos. Pero cuando les insultan, se burlan de ellos en las revistas satíricas, les hacen un acoso -Scratch-, un atentado, etc., se convierten en víctimas.
Eso lo podemos ver en persona, no podemos ser víctimas o verdugos siempre en nuestras relaciones con la pareja, con los hijos, los amigos, los compañeros de trabajo.
 
12. ¿El mismo esfuerzo no es ya inatención? ¿Cuándo estamos completamente atentos, verdad que hay una acción donde no participa el esfuerzo? Por tanto, hay que ver cómo funciona el pensamiento para descubrir por qué surge la inatención, con su desorden y confusión, el esfuerzo con su fricción. Y ese esfuerzo es la ilusión, la separación, la división.