Torni Segarra

Seleccionar página
B Edith. La actitud para que la vida no nos destroce, es no querer nada: ni prestigio ni ganancias, ni riqueza ni pobreza, etc., solamente vivir con sencillez y naturalidad, sabiendo que cuando más tengamos de lo que sea, más problemas tendremos que resolver. Es decir, una vida en la que tenga todo el tiempo para darse cuenta, para poder percibir los conflictos, comprenderlos, descartarlos, o que cesen ellos mismos.
 
No se trata solamente de tener una actitud positiva, con algunos consejos y prácticas, etc. Hay que comprender cómo funciona la vida. Y para ello, es preciso ver de qué manera funciona el pensamiento, comprenderlo, ver cómo opera. Pues, los deseos y los retos de la vida son tan fuertes y poderosos, que una simple intención de hacer las cosas bien no es suficiente.
Hay que llegar hasta la raíz del pensamiento, descubrir qué es lo que le hace funcionar, ver cómo ha engendrado el miedo, el tiempo psicológico como ayer, hoy y mañana, que es el devenir. Y darse cuenta como en hecho que es, que el deseo es el que origina el miedo.
 
De la misma manera que nos resguardamos del sol, de la lluvia, del viento, del fresco, cuando son perjudiciales. También nos hemos de resguardar de las personas que tienen un comportamiento negativo hacia la vida y nos perjudican. El amor no tiene mesura ni regla ni plan, somos nosotros -cada uno- los que las ponemos según nuestro discernimiento. Por eso, la libertad es amor.
Inventar lo que debería ser, lo que me gustaría que fuera, son utopías infantiles.
 
Antes de recordar a alguien la belleza. Hay que saber qué es las bellezas. La belleza no es estar rodeado de árboles y flores, ni ver una puesta o salida de sol, ni es leer un libro bien escrito, ni ir al cine o al bar a pasarlo bien. La belleza es estar libre del conflicto interno. Y si eso es así, estés donde estés y hagas lo que hagas, será bello, tendrá la belleza de la sencillez y naturalidad, de la paz interna.
 
Lo más complicado de la vida es que cada uno se siente atraído por algo que le satisface. Uno puede ver todo el encanto, la gracia y la hermosura en un persona y sin embargo a otro esa misma persona le genera indiferencia y sentir un rechazo. Los gustos y las atracciones, son caprichosas y misteriosas.
 
Nos escondamos o subamos muy alto, como las águilas, cuando hay tormenta, si no hay amor da igual donde estemos. Pues la maldad irá con nosotros.
 
El amor no es un negocio. El negocio obstaculiza el amor, pues nos hace taimados e insensibles.
 
Pedir a dios es como pedírnoslo a nosotros mismos. Dios no escucha ni habla, no sabemos quién es ni cómo es ni dónde está, porque es un invento de la mente. Solamente sabemos una cosa cierta: si maltrato a otro, le estoy haciendo daño. Y eso de una manera o de otra, por la fuerza de los hechos, ha de llegar a mí. Y es a eso, a lo que hay que atenernos.
 
Karen. Cada quien no es solamente su cabeza, su personalidad, su manera de ser. Porque, tiene la posibilidad de poder investigar lo que es falso y negativo, comprenderlo y descartarlo. Puede que seamos perezosos para encararnos con la realidad. Pero, si somos sinceros y sensibles en algún momento habrá que hacerlo.
 
El problema de la inteligencia (Jnana), es cómo llega, cómo se genera. Porque, la inteligencia aunque como todo sea un capricho de la vida, ¿uno ha de hacer algo, no? ¿O, ya está todo determinado de antemano?
 
Los problemas que vemos grandes, tanto a nivel económico, como moral -injusticia, crueldad, etc.-, son los mismos que los pequeños, los de cada cual, de tú y yo, o de la persona que va por la calle. Por tanto, ¿no será preciso que tú resuelvas tus problemas que tienes en la vida? Porque, si tú quieres informar a los demás las posibles soluciones, tú ya habrás tenido que comprobado que sirven, que son verdaderas.
Entonces, la cuestión es describir qué es lo verdadero. Y para llegar a algo, uno tiene que descartar lo que no es. ¿Lo verdadero puede ser el conflicto interno, que por la fuerza de los hechos va a salir a fuera y manifestarse en cada acto, en cada respuesta a los retos? ¿Lo verdadero puede tener como consecuencia lo que se ese conflicto genera cuando se desarrolle: confusión, desorden, anarquía, violencia y las matanzas de las guerras?
Así que tú si quieres dar algo bueno a los demás, antes lo has de probar en tu vida. Es como el cocinero, que inventa un plato nuevo, él antes de ofrecer al cliente lo tiene que haber probado, visto lo que da de sí, con el sabor, las calorías, el precio, etc.
Por supuesto, que la verdad para otros puede que sea todo lo contrario: que quieran la revuelta, la anarquía, la violencia y la guerra,
 
La desigualdad es un hecho, como la muerte, ha estado ahí siempre desde hace millones de años. Y ahora sigue estando. No solamente con las mujeres, sino con los pobres, con los cojos y discapacitados, con los menos afortunados, con los negros, con los viejos, etc.
 
Entonces, el problema no es de la mujer ni del hombre, es el problema del ser humano, el problema de toda la humanidad. Así que, ¿por dónde empezamos, será por mí no? Fin del problema.
 
No se trata de acabar con el problema, como si se cerrara la puerta dando un golpe, lo tienes que comprender, Silvia. Porque ese es tu problema. Y te tienes que liberar de él, de tu pasado, de todo lo que dicen las feministas, etc. Y cuando estés limpia del pasado, tal vez, si eres afortunada lo comprenderás.
 
Pero, Wim, ¿por qué insistes en hacer esa diferencia entre mujeres y hombres? Eso es tan político, que parecemos como si estuviéramos en comisión parlamentaria.
Sólo existe el problema del ser humano. Si nos quedamos con un solo problema, estamos provocando ese mismo problema que queremos solucionar.