Ese un problema de posesión, al que denominamos amor. Pero, te enamoraste, porque te convenía, por un motivo ganancial. Es decir de amor nada. Pues el amor no quiere nada, ni deja residuos románticos, ni depresiones, ni necesidades que satisfacer. El amor todo lo vive como si cada cosa fuera lo más importante, sin darle importancia exclusiva a nada.
¿Quién puede opinar sobre algo que no sabe lo que es, por no habernos tocado vivir, si no lo hemos pasado? Si no tenemos hijos, las experiencias que ellos nos dan y provocan, no las habríamos experimentado. Y por ello, no saberlo de primera mano.
Ahora bien, ¿es preciso pasar por todo, para saber eso que es? ¿Es preciso ir a la playa para saber lo que es? ¿Es preciso volar en avión, o tener sexo, o conducir un coche, para saber eso que es? No hace falta. Pues las experiencias son infinitas y todas no las podemos vivir de primera mano. Pero, así y todo, uno puede saber lo que es la velocidad sin tener que ir en motocicleta o en coche a trescientos kilómetros por hora.
Y, ¿para qué quieres un hombre bello con un corazón horrible? ¿Por qué te fijas en ellos? No busques y hallarás. Si buscas lo verdadero no lo encontrarás, te enredarás y confundirás.
El llorar por amor, es romanticismo, es no entender la realidad de lo que somos las personas y la manera cómo pensamos y funcionamos.
Todo empieza por la insensibilidad. Si fuéramos capaces de respetar y amar a lo más débil y vulnerable, los problemas que tenemos en las relaciones no existirían.
Eso que te refieres, Laura, es la parte superficial de ver la vida. Porque en realidad la vida es: ir en pos del placer y rechazar el dolor. Entonces, si uno pierde a un hijo otro sabe lo que es: dolor por la pérdida. Tú puedes decir el dolor no es el mismo el del padre que ha perdido a un hijo, como el del vecino que observa la situación. No es lo mismo en intensidad, pero la raíz de los dos dolores es la misma. Tú puedes comer un pastel, aunque no esté excesivamente bien montado por un pastelería de mucha categoría, pero esa dulzura es la misma que la del pastel de la pastelería de alto standing.
María. Los más débiles siempre son los inferiores: los árboles y las plantas, los animales. También son los menos afortunados: los pobres, los viejos, los que tienen una enfermedad, discapacidad física, los que no saben leer ni escribir, etc.
Creerse que uno es especial, que su dolor también lo es, es un error. El dolor no se puede medir, no hay una máquina para medirlo. Así que cada uno carga con el suyo. Y nadie sabe hasta qué punto uno sufre o no. Eso se ve en las guerras: la víctimas de mi bando son muy dolorosas, les doy mucho valor, las ensalzo y homenajeo, pero a las víctimas del bando contrario las veo como si no fueran humanas.
Así que todo dolor, es eso: dolor. Como toda alegría, es eso: alegría. No hay más, Ariel.
Adolfo, ¿por qué pediste unirte al grupo, You Are The World! (Jiddu Krishnamurti Group)? Aquí no se puede poner ese video que has publicado, Además está en español, cuando en este grupo solamente lo hablan tres o cuatro personas.
Este grupo está exclusivamente dedicado a Jiddu Krishnamurti. Así que creo que te has equivocado al entrar. Y creo que yo acepté tu solicitud. Por eso, creo que deberías salir si es que no te interesa todo lo que se trata en el grupo, que lo repito es exclusivamente de Jiddu Krishnamurti. Gracias.
En el documental salen con grandes letreros unas cuantas enfermedades modernas, actuales, como si eso fuera cosa solamente de los que comen carne, etc. Me ha dado esa impresión, Paty. Y sé que hay muchos que se creen que por ser vegetarianos, ya no se tienen que resfriar, etc., ni tener problemas de salud. Gracias por tu trabajo.
Por muy bellamente redactado y montado que esté, ese texto y todo lo que dice Paramahansa Yogananda, es una alucinación suya. Las personas, según lo que tomamos –drogas-, o cómo vivimos, podemos experimentar cosas parecidas a eso que se relata.
Paramahansa, experimentó todo aquello que día a día desde niño le informaron y contaron, además de tener en su inconsciente, por herencia familiar, cultural, etc., todas esas visiones y esos mundos astrales. Esas personas, en Occidente también las hay, están muy predispuestas a experimentarlas porque esos sucesos dramáticos, ellos los ven como reales. Además tienen otra ventaja: que tienen personas a su alrededor que los ven como elegidos por haber tenido esas experiencias, sin que les digan que están enloquecidos.
Por eso, ellos entran tan fácilmente en esos estados psicóticos. También influye mucho la soledad total, que hace que el inconsciente busque compañía aunque sea alucinando para relacionarse y compartir eso que es tan singular como extraño –todo ese mundo místico, esotérico, religioso-, o algún acontecimiento dramático en la vida de ellos.
Jiddu Krishnamurti, también experimentó encuentros astrales, fenómenos anormales, etc., en su época que él todavía se dejaba prestar por su superficialidad un tanto infantil. Pero, llegó un momento que descartó todo eso que le sucedió. Porque, al final se dio cuenta que eso es toda una ilusión. Creo que JK, sentía vergüenza de tocar ese asunto, debido a haberse dejado llevar por esas alucinaciones durante tantos días –y antes tantos años: unos treinta-. Otra parte es el beneficio que sacó con esas relaciones astrales con maestros y sabios ya muertos –también se pueden tener relaciones y charlas con vivos-, que lo instruían e informaban de todo lo que él necesitaba para ser el nuevo instructor del mundo.
Total, esos asuntos esotéricos, etc., tienen tanta importancia porque se saca algún provecho de ellos: instrucción y fama ante los demás por haber tenido esas experiencias, que ellos informan y transmiten como si fuera otro detalle de su curriculum vitae.