1. La realidad, ¿se puede explicar con palabras? Cuando un hecho doloroso nos golpea, ¿alguien nos puede explicar para solucionar ese problema que ya ha ocurrido? Pase lo que pase, un hecho ya no se puede volver atrás, él ya ha desencadenado algo que es incuestionable e irreversible en sus efectos. Por tanto, los hechos se aceptan porque se entienden, o se descartan y destruyen los pensamientos que nos provocan.
2. Todo lo que digan los otros de nosotros, ¿qué importancia y valor tiene? Si nosotros lo que hacemos, lo hacemos con autenticidad, con toda la atención y el amor por ello, eso no nos va a afectar de ninguna de las maneras.
Aunque no las conocemos, hay muchísimas personas que nos detestan y nos quieren destruir. Pero como no las conocemos, y por tanto no lo sabemos en realidad si eso es cierto o no, no nos afecta. Podemos pasar por su lado o hablar con ellas, pero no sabemos que nos tienen celos y nos detestan.
Eso se ve claramente, cuando nos miramos a nosotros cómo funcionamos, cómo funciona el pensamiento. Y nos daremos cuenta que nosotros hacemos lo mismo con los demás, aunque sea a otro nivel, que puede ser más o menos escandaloso, más o menos ruidoso, contencioso.
3. Nosotros somos los arquitectos, los ingenieros, de nuestra vida, de nuestra manera de vivir. Pero nosotros no tenemos nada que ver con el hecho de haber nacido y cómo lo hemos hecho, ni tampoco tenemos nada que ver con el cuerpo con el que hemos nacido. Eso forma parte del misterio inexplicable que es la vida.
4. Nuestra realidad de lo que somos es solamente nuestra, pues hay otros que no nos pueden ver de la manera tal cual somos. Ya que la mente tiene la capacidad de inventar lo que ella cree que necesita para su seguridad, para experimentar placer que es lo que realmente necesita. Todo lo que hacemos, lo hacemos para proporcionarnos placer. Aunque el placer en sí no es negativo, sí lo es su persecución. Y lo que hacemos para conseguirlo.
5. Las leyes y las normas que hemos inventado, son una ilusión, son relativas como toda afirmación. Lo único cierto es que todo puede ser, como no puede ser. Por tanto, ¿por qué aferrarse a una norma, a una ley que por ser inventada e impuesta por nosotros ha de ser egoísta, fragmentada, divisiva con la realidad, que lo abarca todo: lo feo o lo bonito, lo malo y lo bueno, lo que tiene belleza o no?
¿No han notado que cuando estamos libres de los condicionamientos de las normas, las leyes, lo fáciles que vivimos, lo ágiles que somos, lo capaces de mirar cara a cara a los problemas, de mirar a los ojos a las personas sin ningún temor ni miedo?
6. Cuando decimos que sabemos es que no sabemos, cuando decimos que conocemos a alguien es que no lo conocemos. Porque la realidad, de la que participamos todos y todo, es inabarcable, incomprensible e inexplicable. Así que, sólo sé que no sé nada. Y esto es lo que nos hace libres, siempre jóvenes, llenos de vitalidad y de dicha, llenos de empatía, ya que el condicionamiento no puede operar en nosotros.
7. Lo que vivimos, lo que nos sucede, puede que nunca se olvide. Si lo vivido es algo que nos impacta, entonces eso deja una profunda huella. Y si lo que vivimos no le damos importancia, pronto se olvida.
Acabar con todo el pasado es muy difícil, pues se necesita que estemos todo el tiempo atentos a lo que estamos haciendo, a lo que está sucediendo.
8. Todos estamos unidos indivisiblemente. Así que, mientras no haya un cambio de paradigma en todos nosotros seguiremos divididos entre mujeres y hombres, entre europeos y africanos, entre pobres y ricos, entre los que creen o los no creen en nada.
Si hubiera seis o siete personas completamente liberadas, tal vez, estas podrían influir de manera en la mente global que ésta cambiaría. Y nosotros tendríamos que cambiar también.
9. La venganza no arregla los problemas. Porque del que nos queremos vengar siempre lo llevamos encima, dentro de nosotros.
10. A mí no me hagas caso, háztelo a ti, a lo que hay dentro de ti. Pues para entender lo que pasa en la vida, lo que nos pasa a cada uno, para entender la realidad, eso lo has de hacer tú, lo has de comprender tú, solo, libre de todo lo que han dicho los demás. Y eso también incluye a la violencia, la guerra.
11. Si uno llega a ese extremo de dependencia, entonces es que está atascado. Porque el amor es libertad de lo conocido.
12. Sartre fue un intelectual filósofo, existencialista, que llegaba hasta el absurdo en sus investigaciones. Un existencialista es la persona que ve que no puede hacer nada para cambiar los hechos. Eso para Sartre y los existencialistas que vivieron de lleno la Segunda Guerra Mundial y su posguerra, parecía un acierto. Ya que la depresión y la miseria estaban por doquier.
Pero, a pesar de ver ese absurdo en todo, eran activistas que querían cambiar la sociedad y el mundo, participaban en todos los ámbitos: literatura, teatro, cine, pintura, política revolucionaria. El mismo Jean Paul Sartre, se negó a aceptar el Premio Nobel de Literatura, rechazando sus beneficios literarios, económicos, etc., que ese premio lleva consigo.
13. Las emociones están en función de nuestro condicionamiento. Un nacionalista, cuando escucha el nombre de su país o ve a su bandera, se emociona. Pero no lo hace con los otros países. Lo mismo sucede con nuestros parientes y amigos.
La pregunta es: ¿Podemos estar libres de las emociones? No podemos, por lo que hemos de vivir con ello. Viendo la manera de ir más allá de esas emociones y el condicionamiento que las provoca.