Torni Segarra

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¿Por qué repetimos lo que otros han dicho, que ya es el pasado? ¿Por qué queremos encarar los retos con lo que pensamos, que es del pasado? Si tú, J Eddy, ya tienes determinado lo que vas a hacer con respecto a lo que pueda llegar, entonces estás viviendo en el pasado, vives como un burgués que lo tiene todo controlado. Y es ese control el que genera el egoísmo, la insensibilidad, la indolencia. Y sus consecuencias son los conflictos, las revoluciones sanguinarias, la violencia y todo el horror que son la guerra y sus asesinatos en masa.
Pero si encaramos un reto, sin que opere el pensamiento, que es la memoria del pasado, entonces eso nos da una inocencia, que es la manifestación del vacío, de la nada. Donde no hay nada que nos divida: ni nacionalismo, ni religión, ni política, ni ideas ni teorías psicológicas, etc. Y entonces, es cuando podemos hablar de paz, del fin de la violencia, de la bondad, de la justicia, del fin de la corrupción y de la inmoralidad, de la explotación de un hombre por otro.
 
El miedo es división. ¿Puede haber amor si tú tienes miedo a otro? ¿Puede un médico curar a otro si tiene miedo al enfermo y su enfermedad, ya sea la locura u otra enfermedad física?
 
Sí, sé lo que quieres decir, Isaac, pero al final de todo, ¿qué es lo que queda, división, conflicto o no? Porque si hay división y conflicto, que es la raíz y el origen de todos nuestros males, por mucho que digamos que nosotros somos una ilusión, de que el cuerpo es otra ilusión, que no existe, etc. ¿Eso qué sentido tiene a efectos prácticos de hacer lo necesario para no tener un accidente con el coche, para no pelear con mi jefe o subordinado, para ir a comprar y elegir la ropa que más nos interesa, etc.? Te das cuenta de qué estamos hablando. Estamos hablando de hechos, de la realidad. No de la realidad que invento, porque la que hay no me gusta, sino de lo que es: del frío, el calor sofocante, del hambre, del sexo, de tener que pagar el seguro del coche, de reparar el apartamento, etc. Y uno tiene que responder a todo eso, de lo contrario los problemas se incrementan y experimentamos más sufrimiento y dolor.
 
El pensamiento está condicionado para resolver problemas. Por lo que cuando no tiene problemas pierde el confort que lo pone bien. O sea, que el resolver problemas es el alimento, la razón de ser del pensamiento. Por eso, los hombres al estar siempre actuando, yendo y viniendo, acelerándose, viviendo en fricción y en confusión, todo lo desordenan. Si en un bosque virgen y salvaje, entran los hombres y deciden que algo de allí les interesa, arrasarán con todo. Pero luego, crearan trozos de jardines, con árboles y flores, que como no están en su medio ambiente, enferman y son invadidos por insectos y hongos, por lo que los tienen que tratar con productos químicos, etc. Y todo esto es lo que también mata a millones de seres humanos, por falta de alimentos, por falta de respeto por sus vidas.
En la raíz del problema está la necesidad de experimentar el placer que necesito. Necesidad que viene determinada por el condicionamiento: si uno está acostumbrado -condicionado- a ir al estadio de fútbol, cuando no va siente que le falta el confort, siente angustia o ansiedad; si uno está condicionado a ir a la iglesia o al templo a cantar, etc., cuando no va se siente triste, que le falta vitalidad, seguridad y agilidad, le falta el sentido de la vida. En realidad, el problema de la vida es ver lo condicionados que estamos y ver cómo funciona el pensamiento para liberarnos de ese condicionamiento. De lo contrario no seremos libres. Y alguien que no es libre, es el que hace daño. Porque, la libertad es orden y es amor.
 
La iluminación es lo más destructivo, porque ella es la libertad total, el amor. Y lo más destructivo que hay es la libertad y el amor. Pero a la vez, es una dinámica de destrucción y de construcción, que se sucede una a la otra, en un proceso que no tiene fin.
 
La vida es satisfacer las necesidades. ¿Cuáles son? Alimento, vivienda, ropa. Pero hay más: está el deseo sexual para que pueda reproducirse la vida. Por eso, como todos queremos lo mismo, sin querer perecer, estamos obligados a satisfacer esas necesidades. Por lo que mis necesidades entran en colisión con las tuyas -los dos queremos la misma hembra, el mismo lugar para hacer la casa, queremos los mejores alimentos-, provocando el enfrentamiento y la violencia.
Por tanto, sin un ceder, sin un morir a mi deseo de seguridad. Deseo de seguridad, que me obliga a ser un ser humano completo, para poder reproducir la vida, con la posibilidad de morir, he de ser agresivo y violento.
 
Toni desaparece cuando entro en unión con lo que es, la realidad, con lo que estoy observando.
 
No hay conciencia de estar pensando. Sólo hay un ver desde ninguna parte, sin un centro que diga yo estoy viendo. Es como si fuéramos un niño que es llevado a un espectáculo que lo embelesa y solamente mira y mira. Y en ese mirar está la vacuidad, el vacío, la nada. El problema es que esos momentos se van y vuelven. Los drogadictos, llegan a ese estado con facilidad. De ahí la popularidad de la droga –lo rápida que es para generar ese estado de vacuidad, de vacío-. También los ejercicios agotadores, los ritmos musicales, y de palabras, pueden llevar a esa nada, donde sólo está el ver, ser testigo sin tener consciencia de serlo.
 
La ilusión tiene su propia realidad. Pero la verdad también la tiene. Por eso, la verdad tiene muchos enemigos pero, no pueden hacer nada contra ella.
 
J Eddy. El problema de la vida no es el de tu vecino. El problema de tu vida eres tú mismo. Por eso, tú -nosotros-hemos de empezar por cada uno, hemos de empezar por nuestra casa a poner orden. ¿Qué sentido tiene que te diga que no eres puntual, si yo también lo soy? Por eso, el problema soy yo y todo lo que haga con vida. Y luego, como todo está unido eso de una manera o de otra llega a los demás.
Pero no hacemos eso, queremos cambiar lo exterior, lo de afuera, sin atender ni comprender lo interior. Por eso, cuando uno comprende realmente cómo es, cómo somos -pues todos somos básicamente iguales psicológicamente-, todo cambia. Hay comprensión y uno sabe qué lugar realmente tiene en el mundo que le toca vivir. Y entonces, es cuando podemos hablar de revolución, porque uno la ha empezado a hacer él mismo dentro de sí.
 
Si el ‘yo’ de Toni desaparece, ¿qué queda? Si el ‘yo’ -tu ‘yo’- desaparece, ¿dónde está Fernando el que le gusta tanto rizar el rizo y se hace bucles mentales? ¿No te das cuenta que siempre estás dando vueltas en el círculo, donde habéis caído tú y los que te siguen, hablando sin parar de ideas y teorías que no tienen ningún valor, pues no se atienen a la realidad? Y la realidad es, aparte de comer y beber, vivir sin conflicto para que no haya crueldad ni violencia, indolencia ante las muertes de hambre, y la miseria que eso es, para que no haya guerras y sus lanzamientos de bombas que destrozan a los seres humanos y todo lo que tiene vida, y nos ayuda a poder vivir.
 
"Diga lo que diga, será siempre más allá de mis palabras. No hagáis caso a mis palabras. Escuche con silencio, que permite que las palabras surjan".
Pero para ir más allá de las palabras, uno tiene que ver cómo opera y funciona el pensamiento. Porque si digo que no hagas caso de lo que digo, y tú lo aceptas sin comprenderlo, ¿qué sentido tiene? Por eso, conocerse uno realmente como es, es conocer a todos, al resto de la humanidad. Y entonces, uno no depende de nadie: ni de maestro o salvador, ni de libro alguno con sus ideas, teorías, relatos y supersticiones.