1. El precio de toda relación está en cuando no quedamos atrapados, dependientes de una perrona, o algo que le damos mucho valor e importancia. Porque esa dependencia nos va a generar toda clase de miserias: sumisión, explotación, esclavitud, miedo, sufrimiento.
¿Para qué queremos depender de las personas, de una casa bonita o no, de un lugar que nos parece encantador, donde nos sentimos a gusto; depender de la ropa, de la imagen que me he inventado o no?
2. ¿Si comprendemos que lo que sucede, o algo que ya ha sucedido, es la realidad, por qué nos tiene que doler, hacer sufrir? Es porque ya tenemos un plan prestablecido de cómo tiene que ser la realidad. Y al no coincidir con lo que nos llega, con lo que es, con lo que está sucediendo en la vida ahora, en el presente, es cuando nos deprimimos, nos frustramos, nos encolerizamos y lo queremos destruir todo.
Hemos de estar despiertos, darnos cuenta de nuestras ilusiones e inventos, fruto de nuestro condicionamiento, que nos hace que actuemos de una determinada manera. Ya que nuestro condicionamiento nos hace que nos comportemos como soltero o con pareja, americano o europeo, asiático o africano, como mujer o como hombre, como creyente o no creyente, como comunista o capitalista. Y todo eso nos comprime, presiona, de manera que no somos libres para ser un ser humano completo, total, sin miedo ni temor.
3. En la vida todos somos básicamente iguales. Aunque lo que hacemos es actuar según nuestras necesidades. Uno va al abogado porque él entiende de leyes y cómo actuar ante un problema jurídico; igual cuando vamos al mecánico para que revise el coche.
4. Si nos conociéramos de verdad, si conociéramos cómo funciona la vida, no habría nada que perdonar. La vida es como es y no se puede cambiar: unos ganan, otros pierden. Y los que hoy ganan mañana van a perder. ¿Puede el pajarillo que agarra en su pico un gusano y se lo lleva a su hijo para alimentarle y que crezca, pedir perdón, o el gusano pedir que eso no sea así, quejarse, para que no lo coja y lo mate? Si eso fuera así, la vida no podría ser.
La vida estás diseñada de manera para que unos vivan, triunfen, y otros pierdan. Por lo que como eso no se puede cambiar, quiere decir que nosotros somos el problema. Es decir, hemos hecho de toda la vida un problema. Pero no nos damos cuenta que nosotros participamos también ineludiblemente de ese problema, porque si no nos moriríamos. Ya que tendríamos que dejar de comer. Tendríamos que desaparecer, pues por el mismo hecho de existir, ante nuestra presencia hay personas que les molesta, les hace daño.
Por lo que, como todo está unido indivisiblemente, la palabra perdón, las excusas, al igual que dar las gracias, no tienen ningún sentido ni valor verdadero, son sólo palabras para alagar, para conseguir algo, sentirnos seguros.
5. El romanticismo, es estar poseído por alguien, o algo, que ya no está. Es una superficialidad, ya que es revolcarse en el pasado. Es el romanticismo una superficialidad, porque el pasado –sea lo que sea- ya no cuenta ni vale. Por lo que al agarrarnos y embrutecernos con ese pasado que está muerto (todo muerto es sucio y huele mal), abrimos la puerta a la morbosidad, a la locura.
6. Todo problema, una inhibición o complejo, tiene un motivo o una causa. Pero es una superficialidad el culpar a alguien o a algo, como los únicos responsables. Y en definitiva es uno el que tiene que ir más allá de ese problema, comprendiéndolo, viendo su falsedad y su poca importancia.
7. Si realmente algo es imposible de conseguir, y nos obsesionamos en conseguirlo, eso quiere decir que algo no funciona bien en nosotros. Pues eso significa, que estamos perdiendo el tiempo con entretenimientos y distracciones, que nos dejan en la tibieza del plkacer.
Pero la realidad es tan candente, está tan viva y poderosa, que hemos de estar completamente atentos a ella para poder comprenderla. Y discernir de manera que podamos descartar lo falso y negativo.
8. ¿Sin morir al pasado, a todo lo que ha sido, puede llegar lo nuevo, lo que no ha sido pensado ni tocado por nadie: ni adivinos, ni los que dicen que saben, ni por psiquiatras, ni por nuestra mente astuta? No puede, como no se puede volver a llenar un ropero con ropa nueva, moderna del momento, que no se vacía. Para que llegue lo nuevo, hay que morir a lo viejo y repetitivo.
9. Los buenos pensamientos si no llevan consigo las buenas acciones, ¿sirven para algo? No nos sirven. Pues es como decir que queremos y amamos la paz, pero vivimos de manera que generamos conflictos, enfrentamientos, contiendas, por lo que nos preparamos para la guerra.
Repetir algo miles de veces o un millón, aquieta la mente. Pero esa mente aquietada, es como estar narcotizada, dormida, por lo que ha de ser superficial, banal, causante de desorden. Y el desorden nos lleva al sufrimiento y al dolor.
10. Todo lo que decimos de una manera asertiva, indiscutible e incuestionable, puede que sea verdad o no. Porque nosotros participamos del infinito, ya que todo lo es. Y por eso, todo eso que decimos como inconmovible, que lo presentamos como lo único verdadero, tiene infinitas pasividades de que sea cierto o que no.
11. ¿Dónde hay sufrimiento con su angustia y sus miserias, puede haber amor? ¿O el amor mismo nos libera de toda miseria y dolor?
12. La vida tiene sus maneras. Todo nace, crece, se expande en su esplendor, decae, se degenera, llega a su fin, perece. Y eso lo tenemos que comprender, como comprendemos que si no respiramos ni comemos vamos a morir, comprenderlo como un hecho.
De lo contrario, todo son frustraciones, desengaños, sentimientos de aislamiento, pues creemos que lo que sucede, la realidad, es un capricho de los demás.