Torni Segarra

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Ese es el problema que tenemos, que no vemos la realidad de que dos más dos hacen cuatro. Y este acto que corrompe la realidad, altera de manera la vida que es lo que genera el desorden: las desigualdades, la explotación, la brutalidad, la crueldad.
Pero lo más grave es que sí que sabemos que dos más dos hacen cuatro, lo más grave es que no lo queremos reconocer. Por lo que, los que salen perjudicados de ese paradigma de inventar las mentiras, se rebelan y es cuando empieza toda la dinámica de división, conflicto, violencia.
 
En una sociedad donde impera la confusión y el desorden, todos los estamentos intentan poner orden. Las religiones organizadas y la política, también lo han intentado desde siempre. Pero, no lo han conseguido, pues siguen las desigualdades, los agravios, la ruralidad, la crueldad, la corrupción, la violencia y la guerra.
Ahora, quieren usar la medicina psiquiátrica para tratar de controlar a los que quieren llevar armas de fuego, por si son aptos o no para poder usarlas. ¿Por qué hay quejas de esto si para conducir un automóvil, se precisa la autorización de que uno está apto física y mentalmente para conducirlo?
Sé que en una sociedad todos llevan armas, los que no las llevan se pueden ver disminuidos, en inferioridad de condiciones con los que sí que las llevan. Pero de la misma manera que uno tiene un impedimento físico, también hay impedimentos psíquicos. Pues, si uno es sincero, despierto y sensible, sabrá ver la realidad de lo que uno es y aceptará su realidad.
El verdadero problema es: ¿Por qué es que hay la necesidad de llevar y usar las armas de fuego, ya sean en defensa o en ataque, si el resultado es el mismo: violencia y más violencia, con todos sus graves problemas de respuestas, con las represalias, con sus heridas y muertes, con su pánico que provocan?
 
Esto es la locura de las ideas y teorías, que nunca resuelven los problemas. Los problemas se resuelven, estando vacío de todo concepto, ideas, de lo que tiene que ser el resultado. Pues, de lo contrario, al darle opción al pensamiento –que es el pasado-, también opera el ‘yo’, y el resultado es lo que queríamos y deseábamos. Pero el problema no queda resuelto, sino que está más complicado
 
Tanto el orden como la libertad, se confunden y son lo misma. Si uno no actúa con su orden particular, no habrá libertad. Y si uno no tiene libertad no podrá vivir con su orden particular. El orden particular no es el de uno, es el orden para todos, lo que sucede es que nadie lo usa. Por eso, los que lo usan parecen que tengan un orden especial, particular. Porque, el orden es igual para todos, ya que es atenerse a la realidad nos guste o no.
 
Estamos hablando de personas con percepción objetiva. Porque tú dices que sólo es posible esa percepción objetiva, a través de una mente desacondicionada. Pero, el hecho de poder ver con objetividad, por una mente objetiva desacondicionada, implica que ha de haber orden. Porque, el desorden genera más desorden.
Así que, el orden y el acto de ver son lo mimo. Para que se produzca uno ha de intervenir el otro. Por eso, el ver claramente algo es acción total, donde participa la libertad, la objetividad, el orden, la armonía, la ausencia de conflicto.
 
El cerebro -el pensamiento- está condicionado para resolver problemas. Y allá donde mira ve y encuentra problemas. Por eso, cuando uno comprende cómo funciona el pensamiento, la mente, es cuando los problemas tienen su momento y lugar adecuado. Entonces, el problema y su solución son una misma cosa.
 
La trampa del pasado es que ya no existe, y por eso, ya no lo podemos comprobar. Cuando decimos de algo que ya ha pasado, que es de esta manera o de otra, eso no es real, ni verdadero. Pues, hay infinitas maneras de que sea como uno dice, como no. Por lo que, no hay manera de saber realmente lo que fue, si fue o no.
Con respecto a Jesús, y otros, hay algunos eruditos que cuestionan su existencia, simplemente porque no hay manera de demostrarlo. Por tanto, otro podría decir todo lo contrario -encontraría pruebas, las inventaría, etc.-. Y así, es como se empieza a especular. Pero, la especulación, por todo lo que hemos dicho, no tiene fin, por lo que es una pérdida de tiempo.
Lo que vale, lo verdadero, es lo que nosotros descubrimos y vivimos, dándonos verdaderamente cuenta de lo que sucede, de lo real y verdadero.
 
"Y si solamente va a discutir para tener la razón y no para dar una solucion (ejemplo, llame a Iberdrola y pida un furgoneta de desguace), no escriba más. Estoy podrido, harto de ver gente que se muere de hambre, mientras otros escriben ‘que horrible y no hacen un carajo’". 
Otra vez gracias, Luis, por la oportunidad que me ofreces para poder expresarme. Hay un problema principal en la vida: vivir de manera que no suframos, ¿verdad? Pero, lo hemos de hacer de manera para que tampoco sufran los demás. Porque, si uno vive a costa de los otros, entonces no se podrá librar del sufrimiento, ya que a esos que maltrata, explota y hace daño, se van a rebelar contra él.
Pero, uno dice que eso todo son palabras, teorías, miedos, etc., y sigue con su manera insensible y desordenada de vivir. Pero, aunque uno niegue ese desorden, esa manera insensible de vivir, sí que nota las consecuencias: tiene miedo y temor a esos que está haciéndoles daño, los explota, se aprovecha de ellos inhumanamente. Por lo que ese miedo y temor, que no tiene fin, le hacen que invente y cree todo un sistema de defensa: fronteras, leyes, pasaportes para traspasarlas, policías, ejército, espías, etc., con toda la crueldad y violencia, que ello lleva consigo. Y esa es la manera como vivimos desde hace millones de años.
Pero, si uno es afortunado y sensible, se da cuenta que toda explotación, acumulación de dinero y bienes, toda maldad, hacer daño a los otros, trae conflictos, enfrentamientos, crueldad, violencia y guerra. Por tanto, después de darse cuenta realmente de todo eso, uno lo descarta radicalmente.
Entonces, esa persona que vive solo con lo necesario para sobrevivir, ya está dentro del orden, es el orden en acción, sin necesidad de dar a alguna organización caritativa, social, humana -no estamos en contra de todo eso-. Y, por eso, creo que ese es el orden que hará, que hace, que no haya pobres y miserables, hambrientos, que van a morir en estos momentos, después de una larga agonía.
Porque las ayudas, que tiene su sentido, no son lo eficientes que tendrían que ser. Hace unos años, en Etiopía, hubo una hambruna de grandes dimensiones, necesitaban de todo. Por lo que les enviaron de todo. Pero, había un problema: al no haber carreteras, se amontonaba todo. la comida, el agua, las tiendas, etc., en los puertos por no poderla llevar a los moribundos hambrientos. Por lo que, el desorden continuaba a pesar de querer poner orden. Pues, el orden tiene su dinámica, como un incendio, cuando ya está expandido no se puede acabar en un abrir y cerrar de ojos.
Por eso, el orden ha de nacer de dentro de cada uno, de manera que su acción, su manera de vivir, no genere esas situaciones de pobreza, de miseria, de la desesperación de las hambrunas. Ahora bien, uno puede decir: ‘Pero todo eso que hace uno, esa manera de vivir con lo necesario para sobrevivir, no va a resolver los problemas de pobreza, la miseria, el hambre, etc.’. Sí, es cierto que no se va a acabar con la pobreza, pero ya no es un problema de uno, uno ya no tiene responsabilidad en ello. Porque, uno ya no tiene más que dar. Porque, si da más, tal vez, entraría en el conflicto, en el desorden que genera todo el proceso de la pobreza y la miseria, etc.