Torni Segarra

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‘¿Qué seria del humano sin las redes sociales hoy?’ Sería lo mismo que ahora pero más lentos  físicamente. Si no tuviéramos toda la información y todos los inventos, viviríamos como hace un millón de años. Pero, el paradigma, que nos determina toda la acción que hace que inventemos, es el mismo: permanecer vivos y alimentarnos, reproducirnos, ponernos a salvo, lo que nos produce, genera el miedo. Y ese miedo ha sido y es el motor de todo lo que hemos hecho y hacemos.
 
El problema de las palabras no son las letras que las componen, sino el significado que uno le da al transmitirlas. Pues, según lo que queramos significar eso va a determinar si la energía es dañina y dolorosa o no.
 
Por eso, el amor, que es libertad, es cosa de uno. Y es uno el que lo tiene que vivir, sabiendo que cada uno tiene un destino -una suerte- diferente. Hasta la llegada de la muerte donde todos somos iguales: desnudos, solos, sin nadie que nos acompañe -¿se puede esto revertir?-.
 
Rolando. Hace cien años no había ni FB, ni ordenadores, ni televisión, ni celulares, etc., pero las personas ociosas, parlanchinas, hablaban y hablaban de cosas insustanciales. Así que, para ser superficial y banalizar la vida no hace falta estar saturado de máquinas y sus estímulos.
Nuestros ancestros primitivos podían tener una relación más directa con la naturaleza, porque vivían incrustados absolutamente en ella. Pero eso, no los libraba de tener miedo, temor, pánico a las cosas terribles que pueden suceder en la vida. Por eso, cuando más primitivos fuimos, teníamos que ser más lentos en los desplazamientos, en lo que hacíamos, porque no nos habíamos podido desarrollar tecnológicamente. Dentro de mil años, nos verán como tortugas comparados como somos y vivimos ahora En la edad media, ¿quién hubiera podido pensar que se haría una realidad subir a la luna unos hombres? ¿Quién hubiera pensado poder ir de un continente a otro en unas horas, hablar a miles de kilómetros de distancia entre las personas? Y eso es preciso que nos acelere con respecto a los primitivos. Y la aceleración, quiere decir más acción, más inventos, más necesidades.
Ahora bien, ¿todo eso sirve para algo realmente? En vista de lo que está sucediendo, no sirve de nada. Porque, seguimos sufriendo -y el dolor siempre es el mismo, sea lo que sea lo que lo provoque-, seguimos destruyendo nuestro entorno natural, que es lo que no da vida y sostiene, por lo que todo se complica aún más.
 
¿Dónde está la democracia? ¿Puede haber una verdadera democracia en una monarquía? No puede, porque la democracia no tiene nada que ver con Dios, quien es el que da los poderes a los reyes y a los aristócratas. Ellos son por la gracia de Dios -según dicen ellos-. Es decir, tienen carta blanca para todo. Y los hechos así lo demuestran.
 
Te he visto retratado en el diario…, de hoy, y también he leído tus declaraciones.
Y creo, que todo son palabras, pues ni la monarquía desaparecerá -algo que parece preciso para la independencia de Cataluña-, ni por lo tanto, no habrá independencia. Todo es vuestro negocio de políticos, que como tenéis que vivir, habéis de hacer vuestro papelón. Lo que tiene valor son los hechos y no las palabras, ni pasar la mano por la espalda de los que representan a la monarquía.
 
Pero, María, ¿no crees qué hay una posibilidad de que lo que haces germine y florezca en alguna persona su sensibilidad y haga algo en favor de la vida, de los animales, de todo lo que existe -incluyendo las personas, por supuesto-?
De lo contrario todo se convierte en una fatalidad, donde todo ya está dado, trazado de antemano. El mismo hecho de investigar esto ya puede señalar la dirección para que las cosas sean más adecuadamente. Tiene su peligro, que es el de la autoridad, convertirse en alguien que sabe y dice a los otros lo que tienen que hacer. Pero esto no es así, porque esto que estoy escribiendo si no fuera con tu colaboración psicológica, tu energía, etc., no podría escribirse. Por tanto, todo es muy sencillo y fácil de vivir.
Es como si vas por la calle y alguien le cae algo al suelo, y no se da cuenta, entonces tú le dices que le ha caído al suelo, por ejemplo, un zapato del niño que lleva en el cochecito para pasearlo. Parece poco, pero eso tiene una enorme trascendencia, donde eso vibra y repercute en todos, lo veamos o no, seamos conscientes o no.
 
El destino de la muerte, del lugar donde naces, de quiénes naces, de la cultura que recibes, el de ser mujer u hombre, con un buen cuerpo o un disminuido o discapacitado físico, en el momento en que naces si hay una devastadora guerra y creces con ella, o no.. El destino, Enghel, es lo que no podemos alterar.
 
Sí, Enghel, eso también se dice que es el destino: si tú decides estudiar, o no, o trabajar, viajar o dedicarte a disfrutar de la naturaleza, esa es tu decisión que va a generar unas consecuencias de las que tú eres responsable. ¿De acuerdo? Pero, ante el color de tu piel, ante ser alguien hermoso y afortunado, ante algo tan rotundo, radical y maravilloso como la muerte, eso nosotros no tenemos ninguna responsabilidad. Pues, la vida es muy misteriosa, caprichosa, y no se la puede atrapar, dominar, manejar. Solamente podemos participar de ella tentativamente, porque sabemos en esencia bien poco del porqué de las cosas, de los sucesos, ya sean agradables o no.
 
Las palabras insultantes que me dijeron a mí hace cinco años, si no tengo nada que ver con el que me insultó en el sentido de odio, resentimiento o celos, esas palabras solamente son las letras o los sonidos que suenan al decirlas. Todo depende de lo que seamos internamente, dentro de nosotros.
Es lo mismo que ver una persona que no sabes nada de ella, no hay respuesta a nada respecto a ella. Pero si nos informan que ella es una persona perversa o una buena persona, esa información si se queda dentro de nosotros –no morimos a ella- va a mediatizar toda nuestra opinión y acción, en el futuro.
 
Ya hemos dicho que lo mismo pasa con la presencia de las personas. ¿Habrá algo más energético que la presencia de una persona? Uno puede ser un ladrón, y si no lo sabemos, no nos genera una atención especial para que no nos robe, etc. Vuelvo a repetir que si uno está vacío internamente, vale decir con amor, nada le va a afectar de lo que le llegue, ya sean palabras, personas, lugares que son considerados especiales.
Si tú, Maríam, no eres católica si pasaras por el Vaticano, no habría en ti emoción alguna, al igual si fueras a Lourdes o Fátima. Pero, si tú eres de otra religión determinada y pasas por alguna ciudad llamada santa por tu religión, con su ambiente, etc., te embargará la energía, la emoción, te sentirás mística, dichosa y feliz. Y eso mismo, vuelvo a decir, pasa con las palabras.