En realidad el problema no es el placer. El problema es el deseo de repetir esa experiencia de placer, su persecución. Pues, eso nos divide de la realidad del presente, haciéndonos brutales y crueles.
La experiencia del placer es el pasado, está muerta. Pues cuando realmente vivimos una situación de placer, no hay nada más que el placer. Luego, el pensamiento dice: ‘Que bueno ha sido esa experiencia, me gustaría volver a experimentarlo de nuevo en el futuro’. Y es entonces, cuando el deseo se descontrola y va en busca de eso que tanto nos gusta, que es la repetición de una experiencia de placer. Algo que ya conocemos y por tanto es del pasado, repetitivo, y en realidad muerto, sin vida. Y la vida es, lo realmente nuevo.
Sí, eso es Delphine. El mal lo genera el pensamiento, cuando piensa en lo que hemos hecho. En la acción, en la respuesta a un reto, no hay ni bien ni mal.
¿Cuándo una madre mira a una hija que es lo que ve? La mayoría de las madres y los padres miran a sus hijos como si fueran de su propiedad. Y ahí empiezan los problemas, los conflictos y desavenencias.
Lo bueno y lo malo son una ilusión. Porque, uno se da cuenta que es bueno cuando se compara con lo que consideramos malo. Si no hubiera el concepto de bueno ni de malo, no habría juicios. Y solamente habría acción, sea la que sea. Y esa acción generaría su orden.
Para Antoni Ribas, investigador del cáncer, UCLA –University of California, Los Angeles-.
He leído tu entrevista al diario…, de ayer. Gracias por las informaciones y comentarios.
Hay algo que está claro: cuando el cáncer esté más o menos dominado y sea una enfermedad como lo fue la tuberculosis, etc., llegará otra enfermedad por la que habrá que seguir luchando contra ella.
Esto es así, porque la vida nos tiene que matar. Pues, el problema del médico es que las personas nos hemos de morir -si es que podemos usar esa palabra problema, ya que es la solución que da la vida en un momento dado-. Y siempre se muere de algo. Y, ¿por qué hacer un drama de algo que nos trae la vida, que va con ella? Pues, la vida sin la muerte no puede ser, eso es absurdo.
Creo que toda enfermedad es la respuesta a un desorden que uno tiene en su vida. Por tanto, lo primero es incidir en que hay que tener orden. Y, el orden llega cuando somos plenamente conscientes del desorden. La división interna, que al exteriorizarse genera conflicto, es el origen de todo desorden.
Para Paul Nurse, presidente de la Roya Society, premio Nobel de Medicina.
He leído tu entrevista de ayer en el diario… Gracias por las informaciones y comentarios.
Como dices: ‘Cáncer: una célula demasiado acelerada crece sin respetar el espacio y el volumen marcados’. Bueno, ya lo sabemos. Y, ¿ahora qué? ¿Cómo vamos a dominar esa aceleración de esa célula desbocada? Ya tenemos el diagnóstico, pero ahora hace falta la terapia.
¿No crees que esa aceleración de las células sea la consecuencia de lo acelerados que vivimos? Por tanto, habrá que desacelerarse, vivir con menos deseo de devorar y arrasar todo lo que tocamos, en todo lo que hacemos. Vosotros, podéis prescribir, ordenar un medicamento para aquietar a esa célula, pero el problema persistirá.
¿Podemos cambiar lo externo sin cambiar lo interno? Lo interno es más poderoso que lo externo, que lo que nos recomienda las leyes, las normas médicas, etc. Por tanto, mientras no haya un cambio interno, en la pisque, todo será como dar vueltas en un círculo cerrado.
Cuando llega el amor el karma desaparece.
En la atención plena no ocurren fenómenos ninguno. Solamente percibir lo que tienes delante y lo que la mente aporta y enseña. A no ser, que tú Fernando digas a eso que la mente enseña fenómenos.
Al que pide se le da, eso es bastante fácil. Pero, eso que se pide no es verdadero, porque es una acción volitiva, donde participa el ‘yo’, donde el resultado ya es conocido. Lo verdadero, es no pedir nada, para que venga lo nuevo.
Si pedimos, esa petición deja residuos pues es nuestro deseo. Pero, cuando negamos la petición, lo que llega no tiene nada que ver con nosotros pues no tenemos parte en ello.
Cuando estamos con atención total, no hay movimiento de la mente. Pero, el pensamiento continúa funcionando, porque el pensamiento, el cerebro, la memoria, tienen su autonomía. Eso se ve cuando dormimos que estiramos la manta o nos la quitamos de encima, según tengamos frío o calor, sin que seamos conscientes de eso que estamos haciendo.
Con la atención profunda es igual, podemos bajar las escaleras o subirlas sin mirar ni prestar atención a los escalones y sin embargo subimos o bajamos sin ningún problema.
Mnomic. Cuando estás conduciendo un par de horas el coche, ¿prestas atención cuando cambias de marcha, a los pies en los pedales? La atención es profunda, donde todo es una unidad y por eso funciona sin que intervenga el ‘yo’, el pensamiento psicológico.
El pensamiento es miedo, es placer, es deseo. Ahora bien, uno puede acostumbrarse a vivir de esa manera y si no lo hace sentirse mal. Pero, la cuestión es que con atención plena, sin que opere el pensamiento –que es el ‘yo’-, es cuando menos dañinos somos.
La atención profunda es la unidad total, donde uno está en trance y por eso puede hacer prodigios de la clase que sea.
La cuestión, Mari, es, ¿quién pregunta si se puede vivir con atención profunda siempre? ¿No es el pensamiento, el ‘yo’? Y todo lo que haga el ‘yo’, es causa de desorden. Por tanto, ante la evidencia de no poder hasta el momento de la muerte vivir en atención profunda, sólo cabe el silencio. Incluso esta afirmación es desordenada, pues es una afirmación asertiva, por tanto también del ‘yo’. Por lo que la respuesta a la pregunta que nos suscita sería, ‘No sé’.