Torni Segarra

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Donde quiera que vayamos, allí llevaremos con nosotros eso que somos: personas con sus necesidades y los problemas que generan para satisfacerlas. Hemos de descartar lo negativo, pero no pedir ni desear lo imposible.
 
Es muy importante saber dónde queremos ir a parar, pues eso va a determinar la acción y sus resultados.
 
El enamoramiento, hace que no veamos las mentiras, pero ellas están ahí. Y tarde o pronto, de una manera o de otra, van a salir.
 
¿Por qué queremos lo imposible? La realidad, lo que somos puede estar dormido, oculto, pero en cualquier momento puede salir. El sometimiento, no es adecuado. Pues, sin inteligencia el animal que todavía somos, se puede manifestar en cualquier situación. La inteligencia, comprende, ve lo que es, sin huir, genera discernimiento, se atiene a la realidad nos guste o no.
 
“En la actualidad la mayor parte de las parejas se unen por amor”, Si antes, como se ha descrito, los matrimonios nada tenían que ver con el amor, sino que eran la unión de dos familias ricas y poderosas, como en las monarquías corruptas e inmorales, por medio de dos de sus hijos jóvenes casamenteros, para acrecentar o consolidad su poder económico y político, ¿por qué creemos que ahora no es también un contrato, un negocio entre dos partes, diciendo que lo hacen por amor?
El amor, tal vez también sea otro invento o ilusión, ¿nosotros somos capaces de vivir en el amor? Pues, si no lo somos, el amor para nosotros no existe. Hablar de amor, es como hablar de la no violencia, ¿es posible vivir sin violencia, que es la división interna, que se manifiesta externamente en el conflicto entre dos personas o más? No digas que sí o que no, piénsalo y averígualo, entra dentro de ese problema, descartando todo lo que se ha dicho para justificarlo o condenarlo, enaltecerlo o denigrarlo.
 
El problema es que el pastor, cuando les recriminaba a los fieles que estaban en el templo,  también faltaba a la comprensión, al amor hacia estos que lo despreciaban. Por eso, hay que ser muy honesto para empezar siempre por nosotros mismos. Ver y descubrir si eso que querremos, puede ser, es una realidad o un invento.
 
Cuando un vaso está lleno, por la fuerza de los hechos si se le sigue poniendo agua, se va derramar. Y es entonces, cuando es el momento en que hemos de hacer algo al respecto.
 
El pensamiento, tiene la capacidad de inventar lo que le interesa y conviene. Pero eso,  inventa lo que cree que es la realidad, porque le conviene, que es el fruto de la inseguridad, del ego, del ‘yo’. Es decir, más de lo mismo, el deseo de sentirnos seguros, con lo que conocemos y dependemos, aunque nos perjudique, aunque sabemos que algo no función a bien.
 
El tiempo en el ámbito psicológico –pasado, presente, futuro- , es un obstáculo para responder a los retos adecuadamente. Pues cuando llega un reto, lo miramos desde el pasado, el futuro, o el presente que es el que transforma el pasado en el futuro. Cuando los retos se han de abordar sin tiempo, ahora, de instante a instante.
El tiempo cronológico, el de ir de aquí hasta ahí, de saber a la hora que sale el avión o el metro, la hora que me he de levantar por la mañana, sí que es necesario.
 
Al final de todo lo que decimos que somos –mujer, hombre, americano o europeo, oficinista o abogado, etc.-, está el ser humano que somos todos, con las mismas necesidades básicas que atender: comida, ropa, albergue, relaciones buenas, que nos respeten, tener un buen empleo, salud y todo lo demás. ¿Hay alguna diferencia? Si existen, tal vez, habremos de convivir con ellas de manea que no generen división entre nosotros, con sus conflictos que generan.
 
Cuando se institucionaliza la compasión, ésta deja de serlo.            
 
¿Para qué trabajamos entonces?
 
Hay un momento en que uno ve que el luchar es algo inadecuado, que forma parte de la cadena de sucesos que nos llevan al sufrimiento. Si tú ves la necesidad, gozas de ese necesidad de levantarte de la cama para gozar de la vida, ¿verdad que ahí no hay esfuerzo ni lucha, sino solamente la dicha del vivir? Es cuando no comprendemos lo que es la vida, lo que somos, cómo funciona toda esta trama que es nuestra existencia, que lo complicamos todo con conflictos, esfuerzos, luchas interminables.
 
Así es como somos, aunque queramos endulzarlo hablando sin cesar de que si nacemos sin maldad, etc. Pero, no: la vida es una competición implacable, a veces con maneras finas y suaves, educadas, otras con brutalidad y violencia. Pero el resultado siempre es el mismo: hacernos daño, ya sea en defensa o en ataque.
 
El problema no es olvidar sólo algo que nos molesta y desagrada, el problema es olvidar todo el pasado. ¿Eso puede ser o es un deseo, una ilusión? La mente es como una grabadora, registra en la memoria cada cosa nos sucede, cada cosa que nos llega y acontece. Por tanto, queramos o no, el pasado siempre estará ahí, listo para manifestarse.
Y, ese pasado nos molesta, nos irrita, nos da miedo, o placer, interfiriéndose con el presente, con los retos que nos llegan. Pero, cuando hacemos algo que nos interesa realmente, ¿verdad que lo hacemos con toda nuestra atención, con todo nuestros ser, sin división alguna? Por tanto, el problema es tener esa pasión, esa energía, que es capaz de observar, de vivir,  de manera que no genere ningún fragmento, que nos divida, nos traiga conflicto.
 
Uno ha de comprender la realidad, para poder vivir sin que la vida sea una batalla contra nosotros y contra todos. Hemos de cuestionar todo lo que nos llega, hemos de ser un tanto escépticos, para no caer y ser atrapados en la falsedad y la ilusión. Entonces, es cuando tenemos la llave que nos lleva a la paz y la tranquilidad interna. El mundo está regido por la superficialidad, por lo que todo está desordenado y confuso, porque nosotros, cada cual lo hace posible que sea. Así que, descubre la manera de vivir en que podamos ir más allá de este desorden, con su superficialidad, que nos lleva al enfrentamiento y a la contienda.