Por tanto, si es que somos sensibles, nuestra manera de vivir ha de ser la de amar, el amor hacia todos y hacia todo.
Gracias a ti Javier por la información, sobre los ordenadores y sus comportamientos indescifrables.
Respecto de lo que dices de los que se engañan creyendo que van a cambiar -o dicen que lo harán-, eso tiene una solución posible: encarar la vida y sus retos de una manera negativa –no asertiva-, para no dejar que opere el ‘yo’, el ego. Pues, el ‘yo’ es el origen de toda división y conflicto, de toda violencia y guerra.
Si tú ayudas a una amiga diez días y ya no puedes hacerlo más, los que te ven y observan pueden decir: ‘Qué poquito tiempo ha ayudado Leti a su amiga.’ Y eso qué valor tiene, si es una opinión subjetiva, sin saber realmente lo que sucede entre Leti y su amiga, si no saben cómo te encuentras de agotamiento, etc. Por eso, las opiniones de los demás son eso: opiniones que no tienen ningún valor, ni nos pueden afectar.
Pretender detener las matanzas con otra matanza, eso es el absurdo de los guerreros. Eso son las maneras, los motivos, de los que están perdidos, ofuscados, confundidos por el poder y su expansión para conseguir mejor estrategias y más riqueza. Pero la realidad no es que van a poner la paz, el fin de las matanzas, pues ellos las proseguirán. Aunque juren y perjuren que van a poner orden y paz, como siempre han dicho desde hace veinte mil años, sólo es un motivo egoísta para poder proseguir viviendo en el derroche y el despilfarro, en la persecución del placer. Pues se han hecho adictos a esa manera de vivir –devorándolo todo- y si no consiguen más rapiña, riqueza, se sienten mal, sienten dolor, fastidio, pues les faltan las dosis de placer.
Ante este mundo cruel e indiferente –desde siempre- ante la brutalidad, la crueldad, la violencia y la guerra, con todo el horror y su dolor, las personas sensibles han de hacer algo. Pero han de hacer algo de manera que no sea una mera reacción, para que el resultado no sea lo mismo que se pretende descartar. Entonces, es cuando nació la filosofía –que es el que busca, el amigo de la verdad-. Y la verdad no puede ser otra cosa que la ausencia de división y de conflicto interno.
Y está búsqueda y comprensión de la verdad, abarca a todo el comportamiento humano en su totalidad: personal, social o de grupo, psicológico, religioso, científico, técnico, político. Es decir, el filósofo –la filosofía- abarca lo que es la vida en su totalidad. Pues si hay un fragmento no integrado, la finalidad de la filosofía no se lograría: la unidad con todo lo que existe.
Pero la imaginación, escribir a otro, no es lo real y verdadero. Pues los real y verdadero, lo definitivo, es el cara a cara, verse y relacionarse en directo, donde toda la maravilla de la relación se manifiesta: la presencia, el olor, los movimientos y la postura corporal, la vestimenta, la mirada si huye o disfruta de mirar a la cara y a los ojos, el timbre de voz.
Por supuesto que escribir, y la imaginación, es un sucedáneo que tiene su función, su momento y utilidad.
Todo conflicto y desavenencia es siempre entre dos o más personas, nunca tiene solamente la culpa una parte. Pero puede que el olor de sentirse perdedor nos haga descargar toda la culpa en el otro. Pero eso es, amargura, falta de inteligencia, de compasión y de amor.
Si tenemos una personalidad que no cualquiera puede manejar, eso nos pasa a todos, ¿no, Daxi? Así que, todos hemos de asumir eso que somos, que a algunos les atrae y a otros no y les molesta.
La cosa más maravillosa es ser libre, no depender de nada ni de nadie. Si eso es así, es una bendición, lo sagrado que ha llegado a nosotros.
Puede que algunas mujeres necesiten un poco de maltrato, porque como se dice quien bien te quiere te hará llorar. Y ellas están tan deseosas de que las quieran, y les den el placer sexual, etc., que necesitan, que consienten en la intimidad, lo que cualquier persona sensible descartaría, ya que horroriza.
Hay que decir, que también hacen algunos hombres lo mismo.
El mismo hecho de querer llamarse reina como las abejas, ya determina el bicho que es.
Para Arturo Alvarez-Buylla, investigador de la génesis del sistema nervioso. Departamento cirugía neurológica. UCSF. Universidad de California, San Francisco -Department Neurological Surgery. UCSF. University of California, San Francisco-.
He leído tu entrevista en el diario…, de Barcelona, de hoy. Gracias.
Eso que dices de que un perro cuando se le inyecta un medicamento a golpe de campana, tras muchas inyecciones y toques, reacciona sólo con oírla, es lo mismo que el efecto placebo -tomar un medicamento sin ninguna propiedad, para que no pueda hacer efecto, pero que al paciente sí que le hace-. Hay otro fenómeno parecido: cuando a alguien le cortan una pierna, está un tiempo que la siente como si no se la hubieran cortado.
Y es que la mente es como una grabadora, registradora de todo lo que nos sucede, de manera que esos recuerdos pueden alterar la conciencia. Eso es lo que es el miedo: hemos tenido una experiencia que nos ha causado dolor, sufrimiento, y mediante el tiempo psicológico proyectamos ese dolor al futuro que lo convertimos en miedo.
Así que todo el problema está en la mente, el pensamiento y su invento del tiempo psicológico, que a su vez ha generado el ‘yo’. Y este ‘yo’ lo hemos inventado para que nos salve del miedo. Pero, no lo puede hacer, ya que es divisivo, sino que lo complica todo más. Pues, cuando estamos divididos internamente, la energía que necesitamos para responder adecuadamente a los retos que nos llegan, no puede ser en su totalidad. Por eso, la división es miedo.
Así que, descartando la división desaparece el miedo, llegando el orden, que es el fin de la confusión y el conflicto. Para ello hay que ir a la raíz y el origen de la división, comprendiendo el pensamiento cómo opera, funciona.