El perdonar es cosa del pasado, es una cortesía, un adorno, una disculpa, de algo que ya no es. Pues el hecho de haber ofendido o causado algún daño, solamente tiene valor cuando sucede –o antes-, porque al instante siguiente ya no es. Lo que está hecho, ya no tiene vuelta atrás.
Por eso, la palabra cortesía tiene de su raíz y origen, en la palabra corte. La corte de los reyes, y emperadores, personas corruptas e inmorales, que ante sus maldades y crueldades, como actuaban como políticos, creían y usaban la palabra perdón como si fuera a desaparecer el daño que habían causado a los demás, sus súbditos, u otras personas de otros países.
Estar solo no es un problema. Pues estando solo, es cuando podemos estar con todos a la vez. El problema es estar aislado, con miedo a todo lo que nos rodea, ya sean las personas, la naturaleza, el frío al calor, a la noche o el día.
Siempre es uno mismo el que se tiene que resolver los problemas. No podemos confiar en nadie. Pues nadie nos puede llevar de la mano en todo momento y circunstancias. Uno solo es el que está ante la vida, lo que nos trae, y vivir con ello, de manera que no nos destroce, nos ponga neurótico o amargado.
Somos estúpidos cuando seguimos un patrón preestablecido, programado. Pues, ese patrón que se convierte en una ley, es el que nos amarga, nos hace feos, llenos de dolor y amargura, y por tanto nos hace insensibles y crueles.
Creerse únicos, incomparables, especiales, es una superficialidad, es una ilusión. Pues por donde pasas tú, también paso yo: frustraciones, desengaños, deseos que pueden o no hacerse realidad, alegrías y tristezas, etc. Esto es así porque todos estamos condicionados, todos participamos de ese condicionamiento heredado de nuestros antepasados, que nos hace sentir miedo y temor. Y todo eso nos iguala a que hagamos todos lo mismo: querer deshacernos de ese que nos molesta y fastidia, nuestro dolor.
El hombre perfecto no llegará si lo esperamos. Porque lo perfecto no puede llegar, ya que lo fabricamos o no, cada uno dentro de nosotros.
La apariencia del cuerpo es independiente de lo que tenemos dentro, si nos referimos a la belleza mundana. La belleza no se puede definir ni por tanto clasificar. Pues al nacer dentro de nosotros es subjetiva. Cada cultura tiene su estándar de lo que es bello. Hay quienes se tatúan el cuerpo creyendo que eso es ponerle belleza, mientras otros lo rechazan y descartan por encontrarlo antinatural y feo, peligroso para la salud. Al igual como perforarse partes del cuerpo para colgar metales, creyendo que eso les añade más belleza de la que todo cuerpo posee per sé, por sí mismo.
¿Puede un animal, se un pato, ser feo, aunque lo hayan repetido millones y millones de veces? Uno ha de cuestionar todo lo que le llega, aunque sea presentado como lo más sagrado, favorable y verdadero, o una costumbre dicharachera bobalicona.
Si las barbaridades se ponen de moda, añadiéndose a las que siempre ha habido y hay, entonces estamos acabados y perdidos. ¿Por qué nos gusta lo sórdido, lo feo, la violencia, la crueldad y la maldad? La fotografiamos, hacemos cine con ello, decimos que los que participan de ello son bellos, a los que hay que imitar. Cuando son cretinos, sin entenebrarse de nada que no sea perseguir su placer, que lo vuelve más enloquecido, más en desorden y confusión.
Primero que nada, ¿el amor es una realidad o no existe ni puede existir en absoluto?
¿Puede ser un concepto algo nuevo, que es lo que es el amor? El amor para que sea, no ha de tener referencia alguna con el pasado. Porque ese pasado nos condiciona de manera que nos dividimos del reto que nos llega, que siempre es en el presente, en el ahora. Y el amor, que es la inteligencia operando, es el que resuelve todos los problemas. Por eso el amor es sin problemas porque los entiende y va más allá de ellos.
Las personas cuando rogamos a alguien –a otra persona- que tiene un relación con nosotros, porque se ha enojado, ¿por qué le rogamos, por qué lo hacemos, por miedo y temor a perder eso que esa persona nos da, ya sea seguridad, sexo, un entretenimiento, un futuro, o es por amor –que ha de ser sincero y completo, pues el amor es o no es-?
Los niños, como seres humanos que son, tienen una parte de bondad y otra de maldad. De lo contrario, tal vez, no llegarían a ser mayores. Pues, esos mayores que los han de cuidar, se olvidarían de ellos, distraídos con sus deseos de placer, con sus afanes y maquinaciones para conseguir ese placer, de manera que esos niños que ellos han creado se convierten en un estorbo e impedimento.
Por eso todo lo que tiene vida reclama, pide, porque la vida es una guerra de todos contra todos. Pedimos que los otros sean comprensivos con nuestros problemas, que es nuestro dolor, pedimos que los otros sean compasivos y con amor por nosotros.
Por eso, todo el problema realmente soy yo mismo. Y solamente yo mismo lo he de resolver. Nadie nos va a resolver nuestros problemas, pues esos que nos los quieren resolver, también tienen sus problemas que son los mismos que nosotros tenemos.
Si somos cabrones –malvados y crueles- ¿quiénes van a llorar por nosotros, si nos tendrán aburridos tan solo con pensar en nosotros –a no ser que se trate de idiotas o de cretinos-?
¿Luchando se puede conseguir y alcanzar todo lo que queramos? La lucha quiere decir que hemos de derrotar a otros para conseguir eso que queremos. Pero esos que hemos derrotado no van a estar quietos, porque ellos también quieren triunfan y conseguir lo que ellos creen necesitar. ¿O las cosas se consiguen viendo que hay la posibilidad de que ellas lleguen a nosotros, sin necesidad de lucha ni conflicto, sin la crueldad que provocan?