‘Cuando las cosas se hacen como un curso natural de acción, no se necesita ninguna manipulación’. El problema está en que el que pierde no acepta ese curso natural de acción, sino que quiere otro que lo inventa él. Y entonces, ya estamos en conflicto, divididos, listos para el próximo combate.
Pues, sí Janet, el saber es esa pequeña percepción de luz que vislumbramos y que se apaga inmediatamente, dejándonos nuevamente a oscuras hasta otro instante fugaz de luz. Ahora has de descubrir esa maravilla cómo viene, ¿no es cuando estás en orden, cuando ha desaparecido la confusión? Por eso, has de estar atenta para darte cuenta cuando estás en desorden. Pues, si descartamos el desorden lo que quede ha de ser el orden.
Esa pregunta no está clara, pero te la voy a intentar contestar. Tú eres una independentista, porque quieres la libertad. Y los independentistas también quieren su libertad. ¿Ves cómo el problema es psicológico, es interno, y eres tú la que lo tienes que resolver? En todo esto sucede esta paradoja: la víctima se convierte en verdugo, y al revés, intercambiándose los papeles a cada instante. Por eso, todos los conflictos sostenidos en el tiempo son la impotencia, el desgarro, el absurdo, que nos puede llevar a la más grande de las amarguras: los enfrentamientos violentos.
Así, que, Etania, trabájate y libérate de esa historia que llevas colgada desde hace tanto tiempo. Porque, si no resuelves esto que tienes en tus manos, va a venir otro conflicto con su misma dinámica y paradigma y eso nunca se va acabar.
Edward. Lo que digo es: ¿Qué pasa cuando hacemos las cosas naturalmente para que salgan bien, pero salen mal?
Ha salido redondo, como si lo hubiera hecho a propósito. Pero no, ha sido todo naturalmente, con inocencia. Gracias por tu aportación.
Disculpa, te había informado que tu pregunta era complicada, no estaba clara como la habías expuesto. Si quieres, puedes volverla a hacer más claramente.
Buena pregunta, Etania. Por supuesto, que no les dejo pasar ni una. Me envían páginas para que me adhiera, etc., pero no participo, me envían publicidad de conferencias, foros, pero no participo de ellos. Sí que les envío material como el que tu sabes que manejo.
Sí, es verdad soy partidario de la libertad. Y si alguien quiere la independencia no violentamente, encuentro que es adecuado.
Para Richard Walker, portavoz del El Proyecto Cerebro Humano -HBP-.
He recibido un correo electrónico en el que aparecía vuestra página web.
Gracias, por todo el trabajo tan inmenso, infinito, que hacéis. Ya que el cerebro, que está conectado con la mente, participa y colabora, para poder ir más allá de su condicionamiento. Condicionamiento que es la actividad del ego, del ‘yo’, divisiva, conflictiva.
En esencia todos somos iguales. Y todos sufrimos, padecemos dolor. Nadie sabe la historia de nadie, sólo sabemos que hemos sufrido, sufrimos y vamos a seguir sufriendo hasta el día de la muerte. Los personajes y sus historias son anécdotas, historietas como las de un cuento embellecido donde se pone el enfoque, la energía. Es como si nos contaran los padecimientos de un rey o de alguien muy relevante e importante. Eso es crueldad, inhumano, estúpido, mundano, pues el dolor de una persona vulgar, la de uno cualquiera, el de un pobre pordiosero, es el mismo para todos. La propaganda, el condicionamiento, la estupidez e ignorancia, dice que los dolores de ciertas personas son diferentes, más dolorosos. ¿Hay un dolorómetro, algo que pueda medir el dolor y comparar el dolor de uno con el de otro? ¿O todo dolor es eso: dolor?
Somos muy antiguos, pero a la vez somos el ahora sin tiempo. Lo antiguo, lo moderno, el presente, son conceptos que hemos inventado. Y todo concepto existe porque ha de ser en relación con otro concepto. Si uno no se compara con nada, solamente es el que es.
El creer llegó por el miedo. Pues el creer es tiempo: yo he sido, soy ahora, mañana también seré. Y en ese verbo ser, es donde tiene la raíz la creencia. Ser es la afirmación, ¿de qué? De lo que quiero ser. Y todo deseo, querer, es tiempo psicológico, es conflicto entre lo que es ahora y lo que ha de ser, porque yo lo quiero, digo que lo necesito, etc.
Y de ahí, por ese miedo a la incertidumbre, es que inventamos el verbo ser. Que es el invento del ‘mi’, del ‘yo’, del ‘tú’, que quiero que se perpetúen en el futuro. Lo que quiere decir, seguir viviendo con lo viejo y conocido, lo repetitivo. Pero, todo deseo fuerza y colisiona con la realidad, que cambia a cada instante, por lo que llega el conflicto y todo lo que trae consigo de brutalidad, crueldad y violencia, si eso que queremos no llega o alguien quiere impedirlo.
Creo que es adecuado que hablemos de hechos. ¿Hablar de lo que va a suceder después de la muerte, es un hecho, o son todo teorías, ideas halagadoras para paliar el miedo de enfrentarse a la nada, el vacío, que es no saber lo que va a suceder en el futuro?
Pero, ese ‘no sé’ es liberador porque nos hace enteros, holísticos, completos, sin división y sin conflicto. Y es eso lo que nos interesa. Pues en la comprensión del vacío, del ‘no sé’, en ello está la liberación de los conflictos y sus problemas. Es decir, en el descartar, ir más allá, de la crueldad, la indiferencia, la violencia.
Si decimos el yo no tiene disolución. ¿Qué es el yo, ya sea el insignificante, como el mediano, o el más grande? Todos son el mismo yo. ¿No es el yo, mi imagen, mi apellido, mis propiedades, mis ideas, teorías, mi condicionamiento como asiático o europeo, como creyente o ateo? No hay un yo grande, bueno, algo que lograr, eso no es posible. Porque, el yo es un invento del pensamiento, es nada. Pero, nosotros hemos hecho de esa nada un consuelo, una creencia en el futuro. Diciendo que llegaremos a ser perfectos y seremos en la gloria, el paraíso, en el cielo, en el nirvana, la iluminación, liberación, etc.
Cuando toda esa pretendida perfección, bondad, amor, inteligencia, han de ser ahora. No luego, mañana, dentro de unos meses o años, porque esa proyección, es deseo, es llegar a ser, que nos divide del presente, del reto del ahora. Y si hay división, sólo hay animalidad, miedo, desdicha, ataque y defensa. Por cierto, nosotros somos como los animales, más evolucionados y desarrollados en todos los ámbitos incluyendo el mental –el yo-, aunque sabemos manejar las máquinas que hemos inventado y todo lo que ello conlleva.