Torni Segarra

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María. El error más grave es el creer que una persona o un grupo, es diferente a otro, que tiene más virtudes que otro. Podemos criticar a otros, hablar de ellos, informar de sus maldades y fechorías, pero nunca nosotros presentarnos como mejores, como los puros incorruptibles, los más dignos. Pues si nos llegan los retos que nos desbordan, entonces veremos que iguales somos a los demás, ya sean como sean: taimados, arteros, astutos engañosos o malvados.
 
El problema, Carmen, no es encender el fuego avivándolo o no, sino quién lo apagará. Pues según quien lo apague, eso nos va determinar nuestra manera de vivir inmediata y puede que la venidera.
 
Claudia. ¿Nos podemos fiar de los hombres que dan flores, son detallistas, y sólo aman a una mujer? Primero, las flores que se cortan es una maldad para esas flores, además de costar dinero; los detallistas, son obsesivos y neuróticos, que quieren conseguir algo arteramente; y los que sólo aman a una mujer, son viejos y carcas, subdesarrollados mentalmente.
 
Esa misma imagen y montaje, María, además de a algunos hombres, se podría aplicar también a algunas mujeres.
 
Teresa. Jugar con los animales, para divertirnos, dándoles papeles impropios de ellos, vistiéndolos como humanos, es degradarlos y maltratarlos. Pues los animales, como inferiores que son, en la relación con los humanos siempre tienen las de perder.
 
Carmen. Para que esas dos alas, que somos los hombres y las mujeres, se igualen y puedan volar en armonía, antes las personas nos hemos de liberar de nuestro condicionamiento. Y para ello, es preciso ver y comprender la manera cómo opera y funciona el pensamiento, que es el ego, el ‘yo’, el egoísmo. Para poder ver si podemos ir más allá de eso que somos.
 
Carmen. Sin libertad, la vida no tiene ningún sentido ni valor, es oscura y fea, sin belleza ni el gozo del vivir.
 
Lo que hay que hacer de verdad, es que dejen de asesinar y torturar Afganistán. Ahí sí que hay una urgencia humanitaria, después de años y años de matanzas de los inocentes que los drones asesinan cada día y que la prensa sumisa no dice nada. Esto, sí que es tenerlas todas de cara: que la prensa siempre esté a tu favor, aunque enciendas todo el mundo arrasándolo.
 
El programa siempre es nuestro enemigo, lo ejecutemos o no. Porque el programa siempre es la dualidad, el conflicto, que es nuestro condicionamiento.
Así que, hagamos lo que hagamos, si no vamos más allá del conflicto interno –el condicionamiento-, seguiremos estando en la misma dinámica que los guerreros: divididos, enfrentados, con miedo, dispuestos a destrozarnos y hacer toda clase de barbaridades.
 
Mari. Todos los consejos, las normas y preceptos, cuando los damos, deberíamos decir al principio o al final: intenta entenderlos y mira la manera de poder hacerlos tuyos. Y eso puede ser, cuando nos comprendemos quiénes somos, cómo actuamos, o lo que es lo mismo darnos cuenta de la manera cómo opera el pensamiento, que es el inventor del ego, el ‘yo’, el egoísmo.
 
¿Es amor, darlo sólo a una persona? ¿O, el amor es a toda la humanidad sin exclusión alguna? Solamente, Ada, ese amor tan total a toda la tierra y lo que hay en ella, es lo que nos da belleza, dicha y alegría.
 
Hay un problema con la risa o la sonrisa, según ocasiones. Por ejemplo ese niño que sonríe tan a gusto agarrado al poni, éste no parece muy feliz de estar con los correajes en la cara y obligado a estar con el niño. 
¿Comprendes de qué hablamos, Lylith? Estamos hablando de la sensibilidad para hacer el menor daño posible.
 
Cebbar. Cuando decimos: ‘Me gustaría’, eso ya es el pasado, porque la mente ya lo ha manoseado, lo ha establecido. Y esa actitud nos divide del presente, del ahora, generándonos conflicto, desorden y confusión. Lo que cuenta es lo real y verdadero, que es lo que está sucediendo, el presente, el ahora.
 
Annie. Si no estamos completamente atentos con lo que hacemos, estamos viendo u observando, habrá confusión donde todo se convierte en fealdad.
Pero, cuando somos la misma cosa que estamos viendo, observando o haciendo, entonces toda la energía llega a nosotros. Y es que el observador y lo observado se han fusionado en una misma cosa, donde la división y el conflicto no pueden ser. Sólo es la dicha del vivir, ya sea lo que estemos haciendo, viviendo.
 
Lupizz. El pasado psicológico, como hoy, ayer o mañana, es una cosa muerta que no sirve de nada. Pero como le damos importancia, al no morir a ese pasado, nos divide internamente generando fragmentación y enfrentamiento con el ahora. Por lo que el ahora no puede ser. Solamente hay que acabar con el pasado, viendo realmente lo que es: un invento del pensamiento, que creemos que nos da seguridad.
 
Vamos a ver si nos entendemos unos a otros, Edward. Si uno es rico y poderoso, parece que no tiene miedo, parece que todo lo que hace es diplomacia, geopolítica. Pero el rico sabe que si no pone cortafuegos para defender su riqueza, ésta se acabará. Y como el rico no quiere dejar de serlo, es cuando le entra el miedo aunque siga con sus maneras elegantes y desenvueltas.
Es a ese miedo al que me refiero. Pues como el hombre sigue siendo un animal, actúa como él preventiva y activamente.
Por eso, cuando los animales que mandan, al igual que los hombres ricos y poderosos, o no, demuestran claramente que tienen miedo es cuando estallan las guerras, no unas acciones esporádicas de violencia, sino que van a la matanza en masa.