¿Puede haber poder -de manipular, cambiar la realidad, ser deshonesto y cruel, sin importar explotar a los demás- sin abundante dinero para una persona que viva inmerso en esta sociedad -no los que viven en la selva-? Ese deseo de poder, es el deseo de seguridad, porque tenemos miedo. Y ante ese miedo, si no es comprendido, podemos hacer toda clase de barbaridades.
¿Es posible que no haya guerra? Porque de la manera como vivimos es preciso que provoquemos la guerra. Como le pasa ahora a Obama, que muchos creían que era algo diferente, un nuevo mesías. Pero un político, un presidente, no pude ser diferente a los demás, pues han de hacer la guerra para poder vivir como lo hacen: han de contentar al lobby armamentístico, a los generales, a los israelitas, a las monarquías árabes, y a los locos, racistas, sanguinarios europeos, han de dominar y controlar todo el mundo para beneficiarse de sus riquezas.
Los hombres dicen exactamente lo mismo de las mujeres. ¿No nos damos cuenta, Norfer GCM, de que somos exactamente iguales en lo psicológico? Todos tenemos miedo a la soledad, a perder la salud, a no tener sexo, a ser menos que los demás, etc. Y ese miedo que todos, pero todos sin exclusión, tenemos, nos hace insensibles, indiferentes, indolentes, a todo: a las personas, a la belleza, a la naturaleza. Y solamente vamos detrás de eso que creemos nos quitará y librará del miedo, de la inseguridad. Pero como la seguridad no existe, todo es como el pez que se muerde la cola.
Está claro que el poder, sea el que sea –tu Yanet, eres la administradora de un grupo y sabes los problemas y conflictos que tienes-, genera enfrentamiento entre ‘tú’ y ‘yo’. Pero ese enfrentamiento mientras exista el ‘tú’ y el ‘yo’, siempre estará ahí. ¿Qué haremos pues – ya que hemos de vivir, que es participar de la vida-? Y ese enfrentamiento entre ‘tu’ y ‘yo’, entre dos personas, es el mismo que los que quieren la guerra y la hacen sabiendo que posiblemente van a morir centenares de miles de personas, o millones –como en Irak, etc.-. Por tanto, es de una transcendencia extrema lo que hagamos nosotros, cada cual, porque si nosotros resolvemos ese conflicto entre ‘yo’ y ‘tú’, la guerra se acabó para nosotros. Por tanto, nosotros ya no tenemos nada que ver con los bombardeos de ciudades, repletas de personas inocentes, repletas de la vida y sus actos cotidianos de ir a comprar, ir a trabajar, ir a la escuela los alumnos, que son asesinados por esos desgraciados que se ven, por su locura de poder y su expansión –que es más placer-, atrapados y condenados a ser asesinos.
Ahora bien, si esas personas desafortunadas, asesinas, pudieran tener un discernimiento para poder ver lo falso como falso, y descartarlo radicalmente, dejarían de ser asesinos. ¿Es eso posible o es una ilusión, una utopía, que el ser humano no pude llevar a cabo?
He recibido un correo vía ‘Somos Mujeres’ de ‘Modareinas’. Y, quiero preguntaros, ¿es que sois monárquicas que queréis hacer publicidad al poner ese nombre tan chabacano, infantil, tan de subdesarrollados mentalmente?
Los hombres son como las mujeres. Ellos, algunos, hablan y se ríen de ellas. Como algunas de las mujeres hablan y se ríen de ellos. No hay más. Todo lo demás es quiero y no puedo.
Es curioso que ni los diarios ni la televisión hablen del día de la plegaria por la paz en Siria promovida por el Papa Francisco, hoy sábado –un país tan católico, como España, que el gobierno da millones de euros y prebendas a la Iglesia católica-, todos estén callados al respecto. Eso sí, los diarios en primera página informan que el presidente Rajoy, ha ofrecido todo el apoyo, para empezar los bombardeos contra Siria, a Obama. Y es que a la hora de asesinar, cada oveja va con su pareja.
¿Por qué Obama no deja de asesinar a las personas inocentes en Afganistán, por todos los medios a su alcance –drones, etc.-?
Ahí es donde está su trabajo y la de todos los americanos. La actual generación pasará como los más asesinos de la historia -Vietnam, Panamá, Kuwait, Yugoslavia, Irak, Libia, y los golpes de estado provocados por todo el mundo-.
Así que, el Sr. Obama y su camarilla, se dejen de trabajar contra otros países y que limpien su casa, que está muy sucia y desordenada, confusa, llena de asesinos.
Todo el amor que necesitamos está internamente. Ahora el problema está, en que ese amor se manifieste y no sea una mera palabra. ¿Cómo se manifestará ese amor, tan necesario y preciso como el aire que respiramos? El amor, solamente puede llegar cuando descartamos lo que no es amor. ¿Es amor la dependencia, el estar aferrado a una idea o teoría por buena y santa que nos parezca, que nos dividen y generan conflicto interno?
Unos acaban y otros empiezan, son las dos caras de la moneda, Empezar y acabar la vida, por la vejez, tienen en común la fragilidad, absoluta vulnerabilidad. Pero la vida funciona así. Y no hay más que comprenderla, que es aceptarla plenamente.
Las opiniones personales, ni las generalizaciones, no son la realidad. La realidad, es lo que decimos, opinamos, e infinitamente muchas cosas más. Porque la vida es infinita en posibilidades, de manera que lo que tú dices, Rai, como lo real y verdadero, otro puede decir todo lo contrario. Por eso, sólo los tontos tienen opiniones. Pues las opiniones nos enfrentan, nos generan conflicto, confusión, desorden, donde la belleza y la dicha de la vida no pueden ser.
¿Podemos cambiar? Es decir, ¿podemos descartar lo negativo allá donde esté? No digamos que sí ni digamos que no. Vamos a investigarlo. ¿Qué es lo necesario para descartar lo negativo? Para ver y comprender algo, necesitamos toda nuestra energía, toda nuestra atención, ¿no, Daxi? Y cuando la atención es total a lo que observamos, vemos, o estamos haciendo, entonces la energía fluye en su totalidad, de manera que ese mismo acto der ver, es la acción correcta, que descarta lo negativo. Pues esa atención total, es la que nos abre la puerta a la inteligencia, la sabiduría.
Los pensamientos son olas mentales, que no tienen ningún valor ni importancia. El problema de los pensamientos, Yuridia Yuridia C, está, cuando se repiten los mismos constantemente y no podemos descartarlos ni ir más allá de ellos. Ya que ellos son como las olas que nacen en la profundidad de los océanos -la mente- y llegan a la orilla –las superficie- y se deshacen.
El problema llega cuando queremos cambiarlos, pues entonces nos dividimos y generamos conflicto entre los pensamientos y nosotros que queremos eliminarlos. Pero como la mente es ingobernable, solamente hemos de entender cómo funciona y vivir con ella, con los pensamientos que nos genera. Es decir, si estamos con los pensamientos, sin querer cambiarlos, ni huir de ellos, sin tocarlos, entonces llega la ausencia de división y conflicto, que es la atención total a eso que estamos viendo, y los pensamientos cesan, la mente cesa en su actividad. Donde sólo queda la percepción pura de lo que es, de lo que está aconteciendo.