Lo realmente importante es ir más allá de todo eso que somos, nos pasa y sucede.
¿Qué hay de extraño en eso, de especial y extraordinario, si todos hacemos lo mismo con cualquier persona? Esa manía de creerse diferente, nos divide de los demás, nos destruye, pues nos enfrenta y hace que la vida sea como una guerra abierta, cruel y sin piedad.
Esos que hablan laudatoriamente de algunas personas en especial, son pelotas, que se arrastran en la superficialidad para obtener un favor de esos que encumbra y quiere hacerlos extraordinarios. Y por eso, el mundo está como está, lleno de racistas, lleno de personas que adoran a otras, pero desprecian a los demás que no son como esos a los que adoran. Y todo eso, nos deja en el mismo sitio de siempre: en el sufrimiento y el dolor.
Todos los tópicos que nos caracterizan van en la una misma dirección, que es seducir, engañar, triunfar y conseguir algo que creemos que nos dará seguridad. Y todo eso nos hace taimados, deshonestos, manipuladores para conseguir lo que creemos que nos dará la felicidad. Luego, si lo conseguimos nos esclavizamos, porque nos hacemos adictos sin poder vivir sin eso. Por lo que siempre estamos dentro de ese círculo de la acción de desear algo, conseguirlo y esclavizarnos, para luego intentar liberarnos de eso que nos tiene atrapados.
Si mirásemos con atención veríamos, que todo lo que nos pasa es tan viejo como la misma humanidad, desde hace varios millones de años. Por tanto, como no somos nada especiales, somos personas como todos, hemos de pasar por donde han pasado y pasan todos: vivir la vida con todo lo que ello conlleva de nacer, crecer, ser en su esplendor, decadencia, vejez y muerte. Y ahí está la belleza, que todos podemos ver y disfrutar.
La mente, es el conjunto del pensamiento, el cerebro, y el corazón. El alma es el invento, del más allá donde irá después de la muerte, que han hecho las religiones organizadas. Le han puesto un nombre: los hindúes, atman; y otras religiones, espíritu. Pero, eso es el invento del miedo a la nada, al vacío, que todo lo sostiene. Y es por ese miedo tan insoportable, que nos genera la vida, que creemos en eso. Pero inventar no hechos, nos divide de la realidad haciendo que los problemas se acrecienten. ¿Podemos tener la serenidad, la inteligencia, para poder ver toda la trama de la mente para poder huir del miedo a lo desconocido? Pues ese miedo, es el que ha hecho que nos dividamos de la realidad, inventando las razas, los clanes familiares, las tribus, los países y sus nacionalismos, las religiones organizadas, las ideas y teorías políticas, económicas o de otra índole, y también hemos inventado el machismo y el feminismo, etc. Y esa es la base donde está asentada nuestra vida, que es la misma vida de cada cual, enfrentados, divididos, en conflicto uno con otros.
Si no queremos vivir de esa manera tan estúpida y ridícula, hemos de descartar todo eso que la genera. Para ello, hemos de ver toda esta manera de vivir como el peligro que es, como vemos un veneno, en la que va mi vida, mi gozo o desdicha.
Para ver la grandeza de la vida, la naturaleza y los animales, el cielo, las estrellas, los planetas, el universo, cosas inexplicables, la grandeza y miseria de las personas, uno ha de estar vacío de todo concepto o idea preconcebida. Pues la realidad y su belleza, no se la puede organizar ni manipular. La belleza, lo extraordinario de la vida, está ahí siempre. Sólo falta que llegue, y para ello, hemos de abrirle la puerta, con la llave que cada cual se ha de construir.
El sentimentalismo, las emociones, el romanticismo, son un impedimento para responder a los hechos que son siempre del presente, del ahora. Pues, nos dividen de ese reto, haciendo que la energía no fluya en toda su posibilidad. Y los retos para responder a ellos adecuadamente precisan de toda nuestra atención y energía, donde la fragmentación, no puede ser.
¿La armonía entre la mente y el cuerpo puede llegar si estamos dividíos internamente, si hay conflicto entre lo que vemos y observamos, ya sea una persona, un objeto, un árbol, un pájaro, una música que nos llega de lo lejos, o cualquier ruido? Primero, ha de haber orden dentro de nosotros. Y ese orden se manifestará en armonía en todo lo que hacemos, en la armonía entre el cuerpo y la mente.
La huida nos es la solución ante el miedo. Pues el miedo seguirá estando ahí. Por eso, hay que ver y comprender toda la falsedad del miedo psicológico. El miedo es una respuesta a un peligro para el cuerpo y tiene su lugar, su sentido. Pero el miedo psicológico al futuro, al presente, al pasado, nos paraliza, porque no tenemos la energía necesaria para responderle y comprenderlo. Así que, hay que vivir ese miedo sin huir, estar con él, y él nos enseñará sus maneras, su proceder, su secreto.
Si no hay división entre lo que estamos haciendo, o lo que vemos, ahí está el orden. Y ese orden será el que actuará, porque nuestro ego, el ‘yo’, ya no está. Ya que el ‘yo’, el ego, es la división interna, el desorden, la confusión, las miserias, los problemas.
Quien no se conoce, más crítica. Porque el que critica y al que critica, son lo mismo.
Si decimos que nosotros somos los dueños de nuestro destino, como si decimos que todo está ya predeterminado, eso no es lo verdadero, la realidad. Nosotros estamos condicionados por lo físico, por el ambiente familiar donde nacemos, por lo que comemos, por la cultura, etc. Pero, también tenemos la posibilidad de liberarnos de todo eso que nos condiciona. Por tanto, uno ha de pasar por todo eso antes de decir si algo es o no es posible.
Si decimos que algo es verdadero, eso es el resultado de la acción del ‘yo’, pero si negamos esa afirmación, entonces como el ‘yo’ en ese ámbito de la negación no puede operar, lo que llegue será lo verdadero. No podemos saber que es lo positivo, pero sí que sabemos lo que es lo negativo. Así que, si descartamos lo negativo, lo que llegue será lo positivo.
¿Por qué mentimos, falseamos la realidad, lo que es? Mentimos porque tenemos miedo, al no comprendernos a nosotros mismos ni a la realidad.