El problema está para el que se cree, para el que se identifica con la idea de que es ignorante. Si tú no te crees que eres ignorante, no hay problema.
Por tanto, todo lo complica la identificación con un concepto, ya sea nacionalista -uno dice que es americano, otro asiático o europeo- y cuando alguien desprecia o habla mal del lugar donde nací, es cuando llega el conflicto. ¿Por qué tengo que identificarme con una religión, con una idea o teoría, si esto nos divide y confunde, nos pone dispuestos a agredir y a usar la violencia? Es a esa estupidez e ignorancia de la que hablo, de la identificación como mujer, campo hombre, como blanco, como negro, como rico o pobre. Y no, somos seres humanos, con todos los problemas. Pero, si queremos, hemos de resolver los problemas. Y el principal problema es el de la división interna. Y a esa división interna es la que hay que comprender. Y eso solamente puede ser cuanto tú le das toda la atención, toda tu energía. Y si es así, Abogado, sabrás lo que hay que hacer para vértelas con esa división interna.
El saber o la ignorancia, son en referencia con alguien que sabe más o menos, Por tanto es un concepto. Pues, nadie sabe todo. Es como la belleza: si todo lo que existe tiene su belleza, es bello. Nadie es más bello o feo que otro.
El pensamiento todo lo complica porque tiene miedo y ha creado las escalas, lo niveles, para controlar y sentirse a salvo, según él lo cree. Pero permanece igual de inseguro como siempre lo ha estado.
La unidad no participa de la dualidad, de los antagonismos y contrastes. La unidad es total e indivisible. Somos nosotros con nuestro miedo, los que nos dividimos.
Por eso, es a esa división interna, generadora de conflicto, a la que hay que comprender. Pues mientras haya división, con su identificación, todos los problemas proseguirán. Ya sean los problemas del hambre y su miseria, los problemas de violencia, con su crueldad, los problemas y los horrores de las guerras.
Gracias por la información, Shashank Bhadri.
Espero que todo sirva para ver lo condicionados que estamos. Pues hasta que no nos demos cuenta, y lo comprendamos, no podremos ir más allá de él para ser libres -descondicionados-.
El condicionamiento nos hace ver lo irreal como real. Nos hace ver la ilusión como si fuera lo verdadero. Por lo que nos divide de la realidad. Y si estamos divididos, todo lo que hagamos será conflictivo, generador de confusión y desorden. Que a manera que va creciendo, desencadenará violencia y guerra.
Bueno, esto parece un perjuicio para los budistas tibetanos, ¿no? Pregunta, ¿dónde está el influyente D. Lama ante las autoridades occidentales, sobre todo estadounidenses, para pedirles que intervengan, no a nivel visible a gobierno descubierto, sino a comunicaciones vía CIA intimidatorias, etc., para que los fundamentalistas cristianos dejen de colonizarlos?
Hay demasiada política en el Tíbet para poder fiarnos de todos los que generan, sostienen y provocan el conflicto.
He leído tu entrevista que publica el diario…, de hoy. Gracias.
Cuando hay una crisis todo se manifiesta engrandeciéndose, de manera que podemos ver lo que antes no veíamos. O lo veíamos sin golpearnos, de manera que nos podíamos permitir el no hacer caso ni prestar toda la atención. Esa es una de las partes buenas de la crisis. Pues, a nosotros no nos gusta tener un contacto directo con la realidad de lo que está sucediendo.
Y, ¿qué es lo que está sucediendo? ¿Qué es la realidad más apremiante, que abarca a todos y a todo? Ha habido un desequilibrio entre los gastos y lo que podíamos gastar. Por tanto, hay que reajustar los gastos a los ingresos. Y ahí es donde aparecen los problemas. Porque, el que tiene el dinero y lo tiene que administrar, gestionar para que todo funcione, ha de tomar decisiones, drásticas pero ineludibles. Eso cada cual lo puede ver con su vida y el dinero que maneja: cuando se va terminando el que tenemos, cuando gastamos o compramos algo lo hacemos porque es imprescindible -si es que somos serios, cuerdos-. Y aquí no hay mayores problemas, porque somos nosotros los dueños del dinero y a nadie hay que justificar en qué lo gastamos.
El problema viene cuando un organismo público o privado, ha de dar cuentas e informar de qué manera va a invertir el poco dinero que queda. Y eso es el verdadero origen de la crisis: que no hay dinero para todos donde antes sí que lo había. Es decir, los que se ven desposeídos de la posibilidad de recibir subvenciones, del dinero, que recibían, entran en crisis. Porque, todos los problemas humanos se manifiestan: agravios, celos y envidias, sentirse desvalorizado, rechazado, defraudado, deprimido, etc. Y ante este reto tan perturbador, ¿qué podemos hacer?
La protesta solamente, el enfrentamiento, no va a solucionar los problemas, el reto de que no hay posibilidad de que haya asignación económica para poder seguir haciendo lo que tanto tiempo, toda la vida -o años-, hemos hecho. En tu caso, Joan, investigar sobre el cáncer. Así que, el reto es tremendo. Por una parte, si lo pides con vehemencia, insistes, te pasas, posiblemente no vas a recibir nada o poco. Pero, si no reclamas, no pides, no informas de las necesidades para que las investigaciones puedan seguir, posiblemente no recibas lo necesario.
Hay que tener presente que los buenos medios generan buenos resultados. Por eso de la decisión, y la manera, cómo te dirijas a los que han otorgar el dinero, la subvención, van a determinar el resultado que adopten. La ciencia es exacta, la psicología también. Y en todo conflicto las dos partes tienen parte de razón y lo contrario. Pues las personas fallamos, ya que no lo podemos saber todo. Es decir, el egoísmo tiene una gran importancia en la vida. Pues el egoísmo, es el que nos proporciona el placer, que es lo más adictivo que existe. Y tanto el placer físico, como el psicológico, para comprenderlo, y poder ir más allá de él, hemos de descubrir de qué manera funciona nuestro pensamiento, que son nuestras emociones, sentimientos, todo el pasado que se guarda en la memoria.
El pensamiento quiere triunfar salir victorioso, porque tiene miedo a la realidad de lo que es, a la nada, al vacío existencial. Y nosotros no queremos vernos ante ese vacío, que por cierto lo llena todo. Por lo que al no quiere atenernos a la realidad, nos dividimos. Y al estar dividido y fragmentado es cuando abrimos las puertas a todos los horrores: conflicto, enfrentamientos, violencia y guerras. Es decir, la división es la que genera la maldad, que es el origen de toda enfermedad, ya sea un resfriado o un cáncer. La enfermedad, es la imposibilidad de reunir toda la energía necesaria para que el cuerpo funcione adecuadamente. Y mientras estemos fragmentados, divididos internamente, el campo está abonado para que lleguen las enfermedades, tanto físicas, como psíquica.