Todo nace y empieza en uno. ¿Puede haber amor en el conflicto, en la contradicción de los opuestos, en la división entre ‘tú’ y ‘yo’, entre lo interno y lo externo? Primero, hay que limpiar nuestra casa, que allí está el amor, para poder amarnos. Y si tenemos amor, hagamos lo que hagamos, será el orden y la dicha de vivir.
Si somos felices, si eso es verdad, no hace falta ni que digamos ni advirtamos que no nos van a arruinar esa felicidad. Cada uno que actúe con libertad, que haga lo que tenga que hacer. De lo contrario, si imponemos, si entramos en disputas, es cuando la felicidad desaparece, no puede ser.
Las palabras que están por inventarse no se desgastan ni acaban. Porque, todo es infinito, como el amor que también lo es. El problema de uno no es lo real, eso es una ilusión. Mi problemas, es tú problema, es el problema de toda la humanidad, pues todos pasamos por la misma agonía, felicidad, etc.
Y de ahí nacen las epidemias psicológicas: uno dice algo y los otros se lo creen como si eso fuera verdadero. Por eso, uno tiene que cuestionar todo lo que le llega, lo que se dice, y encararlo cara a cara él solo. Y descubrir si es verdadero o es falso. De lo contrario, seremos como robots que repiten su programación que otros le ha dado.
El zen es, todos esos miles de libros que tenéis ahí en el estante, pero que ninguno tiene título ni autor ni ninguna letra ni nada para informar de qué trata ese libro, quiénes lo han hecho, quién lo ha escrito. Nada de nada, el vacío absoluto. En este caso es absurdo e irracional. Pero es una metáfora que, tal vez, podría explicar lo que es el zen.
El controlado y el controlador son lo mismo. Es el mismo juego del pensador y el pensamiento, que también son lo mismo: división. Pero cuando nos damos cuenta que esa división no es real, es cuando nadie nos puede controlar porque somos libres, sin podernos manejar. Porque estamos más allá de los patrones convencionales de aceptación o negación. Y esa es la manera para que florezca lo nuevo, que no ha sido tocado ni por el pensamiento ni por la mente.
Una persona inteligente ama, informando y diciendo que también ama a toda la humanidad. Lo que quiere decir, que una persona que ama no solamente ama a una persona en especial, si no que ama a todas a la vez. Tiene la libertad para hacerlo, asumiendo todo lo que ello conlleva.
¿Por qué le damos tanto interés en ser amados, es por miedo a perder, por la soledad, por la inseguridad de no tener nada ni a nadie seguro? Pues, precisamente para amar, uno tiene que vivir con absoluta inseguridad. Pues, de lo contrario aunque digamos que amamos, que tenemos amor, no lo será en absoluto. Sólo será un negocio.
Dentro de cada uno está todo, como si fuera un libro, lo que es la vida y las personas. Solamente hay que leerlo para saber quiénes somos, cómo actuamos, hacia dónde vamos, por qué es que hacemos todo lo que hacemos: ser divisivos, crueles, violentos.
La vida tiene sus maneras, pero también está sujeta a las leyes de la naturaleza. Todo puede ser, pero ha de haber una cierta posibilidad para que suceda. Para ser un anfibio, o un animal que siempre vive en el agua, tuvo que haber una adaptación, que por el tiempo fue una transformación.
Si es posible la vida, ella genera sus posibilidades. De todas las maneras, la vida es algo muy misterioso e incomprensible: ¿Por qué unos viven tan poco y otros tanto tiempo? ¿Qué hace que eso sea así? Nuestro entendimiento no es adecuado para poder comprenderlo.
A veces no, siempre hemos de escuchar nuestro propio silencio, que está en nuestro interior. ¿Por qué no lo escuchamos? Por la vida que llevamos tan llena de deseos imposibles o no, de vanidad, de exhibicionismo, de división y conflicto, de confusión y desorden.
La poesía no quiere adeptos, sino amantes que crean en ella. Porque, la poesía y el arte todo es una ilusión. Ya que la realidad no se puede reproducir, trasladar por el espacio ni de lugar, ni por el tiempo. La realidad nace y muere a cada instante, en cada momento.
Pero, el hombre ha inventado el arte como una distracción, una vanidad y exhibicionismo, un entretenimiento.
Decir: ‘Amarte fiel, ciento por ciento’. Eso es una obsesión repentina, motivada por el miedo a la soledad, a sentirnos desgraciados, imposible de realizar. Por lo que, uno ha de cuestionar para no sufrir sus consecuencias desagradables y dolorosas.
‘Nadie será como tú ni como yo ni como otro’. Pero, si eso es superficial, señores. Entonces el negro y el blanco, han de vivir siempre divididos. El de izquierda y el de derechas, divididos, al igual que el creyente o el que no cree. Eso todo son hojas del mismo árbol. Queréis decir que cada hoja es diferente de la otra, pero eso no es un impedimento capital para la unidad con todo el árbol.
E internamente, yo hablo argentino, otro colombiano, otro mejicano, otro castellano o inglés, etc., pero eso no nos hace realmente diferentes, porque todos vamos a morir dentro de un tiempo, corto o no, vamos a sufrir por todo lo que nos brinda la vida, nos van a engañar, a despreciar, a robar lo que más queremos que es nuestro cuerpo que se va a quebrar y envejecer. ¿Hay algo que una más, que el dolor que todos, sin excepción, padecemos y sufrimos? Finalmente, está la energía: todos somos energía, todo es energía. Y la energía todo es eso, energía, como el frío o el calor, el aire, el agua y el hielo, la nieve, las piedras, los volcanes, la luna y todos los planetas, etc. Ustedes dicen que, así y todo, siguen habiendo diferencias, están en su derecho de decirlo. Pero es una ilusión. Lo real, el hecho, es que todo está unido indivisiblemente, tanto material, como psicológicamente.
Silvia, eso que has descrito es lo mismo que hacen los hombres. Es una ilusión creer que las mujeres son todo lo mejor de la vida y los hombres unos bandoleros, inhumanos y crueles, que se desentienden de todo.