Torni Segarra

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Pues, entonces tú, David, también todo lo que dices de los otros has de hacerlo tú. Porque también se refieren a ti, ya que todos somos y actuamos básicamente iguales. El observador, tú, es lo mismo que lo observado -yo-.
Entonces, ¿dónde está el problema? El problema es uno, soy yo. Y solamente yo –cada cual- lo tengo que resolver.
 
Más o menos, los maestros todos dicen lo mismo: dicen que quieren la libertad. La diferencia está en cómo lo dicen, quiénes son, cómo viven, de la cultura particular de donde proceden. Y como cada cual también tiene su procedencia, su condicionamiento, es por lo que elige al que con más a gusto se encuentra.
 
Cuando dos personas se aman o se odian, no hace falta hablar, pues ya todo está expuesto.
 
Escribir poéticamente es alterar la realidad -esa es la locura-. Es como si alguien te dijera: estoy llorando pero no tengo lágrimas para hacerlo. Eso no puede ser, porque el que llora, le caen las lágrimas, sin querer, sin poder reprimirlas.
 
Insisto, lo que me pasa a mí también te pasa a ti. Porque todos estamos en el mismo barco, que es la mente global, universal. Todos estamos pisando el mismo terreno que el camino de la vida, del ‘yo’.
 
El pensamiento, algo vivo, ¿puede detenerse de alguna manera? Se puede apaciguar, detener momentáneamente, mediante una técnica, un método o práctica. Pero, eso lo que hace es embotar la mente, hacerla torpe e insensible. Eso es tan evidente. Es como querer controlar, dirigir, mandar con autoridad sobre un niño. Ojalá que no se nos ocurra, por compasión a las personas y a nosotros mismos.
 
"¿Por qué no lo sabremos, Toni Segarra?"
A eso le tienes que dar una mirada y adentrarte en ese problema, que es tu problema. Y si eres afortunado y sensible, ese problema te contará su historia y secreto. Porque, la solución está más allá de las palabras que se puedan decir o no decir.
 
Pero, si el problema no es detener el pensamiento. Sino a costa de qué. Casi cualquier cosa se puede conseguir -el dinero, el sexo, la fama, ir de aquí para allá, etc.- pero el problema es el precio que hay que pagar: el desorden, la confusión, la corrupción, la inmoralidad. Ahora bien, si pretendemos estar más allá del bien y del mal, eso es otra cosa.
 
Vamos a aclararlo, Alec: detener el pensamiento es obstruirlo, taponarlo, reprimirlo o aniquilarlo. ¿Cómo vas a ser sensible si has aniquilado una parte de la realidad -toda no es posible, pues escondida está la otra parte-?. Eso mismo, se ve en los dictadores que están contra la información libre, ¿lo consiguen? Son tan necios, que sí que se lo creen y por eso lo ponen en práctica. Pero, el precio es que la mayoría se convierten en unos animales temerosos. Y el dictador es cuando empieza a estar en un verdadero peligro. Pues, no hay mayor peligro que el que se opone a la libertad. ¿Puedes ver eso qué implicaciones tiene para una persona que quiere detener su pensamiento?
 
Los materialistas, capitalistas, corruptos, inmorales, sólo tienen en la mente el dinero a ganar. Nada les importa todo lo demás: la dignidad, la justicia que siempre tiene que ser lógica, las consecuencias que provocan por su ansia de devorar todo por la riqueza. ¿Por qué quieren tanto dinero y riqueza? Porque, son pobres y miserables en su interior.
 
Para entender y comprender algo, hemos de tener libertad total, absoluta, en todas direcciones para poder ver. Porque sin ese ver tan libre, uno no puede comprender cómo es y cómo funciona el pensamiento y su ‘yo’ que lo acompaña. Y si no hay comprensión, uno vive en la confusión y el desorden.
 
Si, Alec, sé de qué se trata eso, pero el problema del peyote, la ayahuasca y otros psicotrópicos, que aquietan la mente, es que eso son como disparos al aire. Porque, cuando se acaba el efecto, no queda nada. Y, cabe la tentación de ingerirlos recurrentemente, para poder conseguir aquietarse. Por lo que, se convierte en otra dependencia, como los métodos y sistemas de concentración, relajación, meditación, para aquietar la mente e ir más allá de ella. Es decir, hacen como los borrachos que toman alcohol para ir más allá de sus penas y amarguras, que es lo que genera el pensamiento. Y lo consiguen cuando están colocados, borrachos.
 
Aprovechando la ocasión, aunque no sé si alguna reunión se va a celebrar en algún lugar de la religión católica -convento, monasterio o iglesia-, creo que eso es una incongruencia. Pues, una secta religiosa como la católica, tan en contra de la libertad, tan en contra de la igualdad entre mujeres y hombres, supersticiosa y fanática, etc., no casa con las enseñanzas de Jiddu Krishnamurti, que se basan exclusivamente en la libertad. Aunque por esa misma libertad no lo prohíbo, sino que lo informo para que sepamos el terreno que estamos pisando. Hace unos años, ya me dirigí a la FKL -Fundación Krishnamurti Latinoamericana-, informando de esa incongruencia, sin que me respondieran ni hicieran ningún caso.
 
Entonces, no ves que esa incongruencia te daña a ti y a Jiddu Krishnamurti, os hace hipócritas, diciendo una cosa -la igualada, la libertad, etc.- y siendo cómplice de los malos actos que hacen los católicos -represión, superstición, inmoralidad, corrupción, ausencia de libertad, etc.-. Lo importante es vivir la enseñanza, no el placer y la vanidad de transmitirla, de hacer un exhibicionismo de ello, juntándose siempre con las mismas personas, donde todo acaba como en una mafia.
 ¿Tan puntilloso y exigente que eres en todo, y sin embargo eres desordenado y confuso en este tema tan sensible e importante? Ni tan siquiera te has referido a él al contestarme, has hecho la vista gorda. Todo basura, José Luis, aunque lo pintes todos los días.