Torni Segarra

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Creo que la síntesis, de lo que hemos dicho, es la siguiente: cuando uno crea impedimentos para que la vida sea en todo su esplendor -la vida es infinita en posibilidades y combinaciones-, se constriñe y la energía no puede llegar en su plenitud, en su totalidad. Y eso quiere decir que hemos abandonado el vacío de no ser nada, de no saber nada en el sentido de tener normas, criterios y leyes, por lógicas y razonables que sean.
 
Ceo que todo eso son palabras, con toda la buena intención ilustrativa, científicas. Pero, si ahora se acelerara todo de manera que se confundieran la vida y la muerte, ¿qué sería de la conciencia de Alfeon? ¿Qué sería de los árboles, de los animales, de todo lo que está vivo, porque tiene la vida, que no es la muerte en el sentido de aniquilación? Entonces si no hay aniquilación, ni no aniquilación, cuál es el resultado de lo que queda.
 
El capitalismo, o ese estado que parece natural del ser humano, siempre han existido, porque va con él, es su vida, su estilo para sobrevivir. Ese sistema brutal, se puede suavizar momentáneamente mediante la democracia, una dictadura, el comunismo o el cristianismo, budismo, etc., pero lo que somos internamente es más poderoso que las ideas y teorías. Tanto los comunistas, como los cristianos, predican, piden a las personas lo que no es posible. Por lo que hacen que estas personas vivan en contradicción, frustradas, en conflicto.
¿Puede uno ser un comunista o un cristiano fiel, y vivir según esos principios básicos: darlo todo? Es muy fácil de decir, pero no lo es de vivir. Porque decir darlo todo no tiene fin, pues se puede hasta tratar que te maltraten, no te respeten tu dignidad, de dar tu vida -no la del otro, la del vecino, la del hombre que pasa por la calle-. Y a eso, ¿puede llegar un ser humano libre y completo, no condicionado por lo que han dicho hace miles de años, o lo que dicen ahora los que están de moda?
No digamos ni que sí ni que no, hay que mirarlo detenidamente e investigarlo, no seguir el condicionamiento que va de extremo a extremo, o el que se ha instalado en el centro. Tal vez entonces, veamos lo ignorantes que somos, y por eso, somos capaces de hacer cualquier barbaridad con tal de seguir con esa ignorancia, aceptada por la mayoría.
 
El problema de la verdad es que es subjetivo, divisivo, generador de enfrentamiento y contienda. Porque la verdad de uno, puede que sea la verdad de otro. Por eso, la verdad -no por la verdad misma, sino porque es la más balsámica y menos conflicto genera- es no tener ninguna verdad. Es decir, encarar los retos desde el no sé, desde el vacío, la nada. Y a partir de ahí, llega lo nuevo, lo que no ha sido tocado por la astuta mente, porque no sabemos lo que es. Y cuando uno no sabe lo que va a ser el futuro, eso nos da una gran sencillez, inocencia, vulnerabilidad, desde donde puede hacer cualquier cosa, pero siempre estará dentro del orden, que es vivir sin conflicto.
 
El dinero, es como todo en la vida. Si no tienes eres un miserable, que quiere y no puede. Pero el que tiene mucho dinero también es un miserable porque está poseído por él, tiene que defenderlo y aumentarlo porque cada vez vivir es más complicado. Por eso cuando un habla de las excelencias de no tener nada, habría que ver sus cuentas bancarias, cómo vive. Ya se dice: Haz lo que yo digo, pero no hagas lo que yo hago.
Y hay otra realidad, tan dura para el pobre como para el rico: hagan lo que hagan siempre han de tener problemas y sufrir de algo. Es ahí donde nos damos cuenta de la futilidad del dinero: por mucho que tengas, has de enfermar, sufrir y morir, te han de odiar unos u otros. Y el pobre lo mismo: si consigue abundante dinero, o se hace rico, también le volverán loco los problemas, siguiendo el dolor, la vejez y la muerte, que nadie puede eludir.
 
Creo que todo lo que digamos e investigamos si no llega a la experiencia del amor, no tiene ningún sentido. El amor, es lo nuevo, lo que está libre del condicionamiento, del ‘yo’. Y todo lo que no sea ver y comprender ese condicionamiento, darle su lugar, e ir más allá de él, será perdernos en ideas y teorías, que se pueden contrarrestar con otras ideas y teorías.
 
Alfeon, te olvidas de algo que es preciso saber: la palabra, todo lo que digas no es el hecho de la vida. Todo lo que dices queda como una proyección, una floritura mental, que no tiene nada que ver en la vida de relación que tengamos entre nosotros los seres humanos. Y para tener una relación, que no sea la mera animal, uno tiene que partir de nada, de no especular como lo haces aportando palabras extrañas la mayaría que no llevan más a que te respondan con palabras.
El hecho es que tú y yo, si somos sensibles y serios, nos hemos de relacionar, cooperar para poder seguir con este drama de la vida. Y para relacionarnos, hemos de ir a lo nuevo, donde no hay nada que nos divida ni fragmente. Por tanto, ha de haber el estado mental de no sé. Si uno ve a otro y sabe que es cristiano, comunista, creyente o no, si no va más allá de eso, ¿cómo podrá haber relación? El pensamiento tiene su lugar, su momento, para que funcione lo físico –ya que el pensamiento es material-, pero en el ámbito de lo nuevo para poder relacionarnos verdaderamente, es un obstáculo, un impedimento.
 
Esa es la cuestión, ¿puedes en una mirada ver toda la trama de la vida, de la mente, sin tener que pasar por los libros, los maestros, los viajes de un lado a otro?
Se dice: cuando me asomo por la ventana, veo cómo funciona el mundo. ¿Puede eso ser cierto? Si lo descubres ahora, los sabrás tú solo sin la ayuda ni el condicionamiento de nadie.
 
El problema no está en la reencarnación, en el futuro, el problema está ahora, en este momento. Y ahora el problema que tenemos es de relación. Y la relación es lo único que va a determinar la manera como vivimos. No solamente la relación con las personas. Sino con las ideas que tenemos, las teorías, las relación que tenemos con nuestros libros, el coche, la casa, la ropa, el dinero, etc.
 
La vida siempre es lo mismo: destrucción, amor y construcción. Si lo comprendes de manera que lo vives a cada instante, en cada reto, te libera de la angustia del deseo, del querer o no querer.
 
El verdadero problema es la división: para qué quieres ganar todo el mundo si pierdes tu vida, tu paz, tu tranquilidad y sosiego, teniendo que defender lo que has conseguido con violencia y guerra. La violencia y la guerra es el resultado de una mala relación, del conflicto interno que se exterioriza y contamina todo lo externo nuestras vidas, que son relación con los demás.
 
Si sabes ver lo que es la vida, no hay nada que perfeccionar. La perfección es una abstracción en el tiempo, una idea o teoría, a conseguir. En el ahora, todo ya es perfecto.
 
Si el ‘yo’ no existe, no opera, no hay fricción con la realidad, con lo que es. Y entonces, eres ágil, joven y bello. Sin problemas ni complicaciones.