Torni Segarra

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1. Hacernos perder la noción del tiempo es fácil: cuando escuchamos música que nos agrada, como cuando conversamos o estamos haciendo algo que realmente nos interesa, el tiempo se detiene, ¿verdad? También las religiones tienen sus técnicas de detener el tiempo mediante la repetición de palabras, ritos y espectáculos para impresionar a las vulnerables personas.
Pero esa ausencia del tiempo psicológico, que es el aquietamiento del pensamiento, la mente, no tiene ningún valor. Pues una mente aquietada, forzada por una práctica o método, sigue siendo confusa, estúpida.
La ausencia del tiempo, la quietud, el silencio, no llegan porque los provocamos, llegan cuando todo lo que somos (el ego, el ‘yo’) ha llegado a su fin, con todos los deseos, afanes, las luchas y confrontaciones.
 
2. La libertad no tiene nada que ver con lo material ni lo físico. Pues la libertad, nace, se genera internamente dentro de nosotros. Donde uno va más allá de todo lo manifestado, ya sea mental, psicológico, como físico.
 
3. Cuando no queremos nada, es cuando podemos tenerlo todo. Al igual que, cuando no estamos poseídos, n i atrapados, por una sola persona, podemos amar a todas por igual.
 
4. Lo curios de la vida es que alguien puede decir que ha amado por cincuenta años a su esposa, pero ella no lo sabe. Lo que quiere decir, que el amor es esa cosa tan extraña que sólo experimenta uno, cada cual.
Por eso, el amor es tan peligroso, porque es algo que está más allá de las convenciones sociales, más allá de todo lo viejo y repetitivo. El amor es lo nuevo, lo no pensado. Y lo nuevo es lo que vemos como un peligro al que hay que eludir. Pero si queremos esa maravilla extraña que es el amor, sin lo nuevo no llegará.
 
5. El miedo es la fuerza que ha hecho posible esta manera de vivir, esta sociedad en que vivimos. Y mientras no comprendamos la raíz de ese miedo, pasarán otros millones de años con sus inventos e ingenios que nos harán aún más poderosos, pero la felicidad no estará en nosotros. Seguiremos teniendo conflictos, crueldad, violencia y las carnicerías de las guerras.
 
6. ¿Pero alguien puede aceptar realmente que le conquisten? Porque conquistar es someter, manejar, dirigir, a eso que conquistamos. Por eso, la prueba es cambiar los papeles, los roles, el conquistador que pase a ser conquistado, y el conquistado a conquistador. ¿Es eso posible en la realidad de la vida, de cada día? Puede que nunca se haya visto.
 
7. Ayer vi el informativo de las ocho de la noche en ‘24 Nou Notícies’. Y me di cuenta que la censura todavía existe. Al ver que no sacasteis ninguna imagen sobre el juicio a los dirigentes del ‘Sindicato de Jornaleros del Campo de Andalucía’, cuando hicieron una declaración de delante del juzgado diciendo que el juicio era por razones políticas. Al igual que el cierre de TVV –Radio Televisió Valenciana-, no es económico, es político. Porque si se cerrara, ¿cuántos miles de puestos de trabajo directos e indirectos -de mantenimiento del material y el edificio, de limpieza y pintura, de guardas, de hostelería, de taxis y viajes en avión, en tren, de material informático, etc.- se perderán?
Aprovechando la ocasión, te envío este escrito por si te interesa.
 
8. ¿Podemos hablar de exceso de amor? El amor es como es, ni poco ni mucho. El amor es sólo eso: amor incondicional, sin medida.
 
9. ¿Podemos obligar a alguien para que haga lo que nosotros queremos, necesitamos? Si lo obligamos, vamos a provocar confrontación y conflicto, yendo a peor las cosas. Por el contrario, si no hacemos nada, todo el problema se manifestará de manera que llegará la verdad. Ahora bien, la verdad nos puede gustar o no. Aunque eso no tiene ninguna importancia, pues nadie puede ir contra la verdad, lo que es, la realidad, ni cambiarla.
 
10. ¿Sabemos lo que es la guerra, lo que llega con ella? Cuando hay guerra las cosas más espeluznantes y horribles pueden pasar, hacerlas nosotros de la manera más natural. Ya que hemos llegado a un extremo tal de confrontación, que todo lo que hacemos es por necesidad, por macabro y cruel que sea. Pues lo que queremos es destruir al que consideramos nuestro enemigo.
 
11. ¿Qué pensamos que las cosas salen de la pared? Pues no, todo tiene su precio, se diga o no. Por eso, todo en principio se tiene que cuestionar.
 
12. La cuestión es si Buda tenía ‘yo’. Pues el ‘yo’ puede decir que no tiene ‘yo’. Y entonces, eso no se puede discutir ni investigar. Porque hay infinitas posibilidades de negarlo, como de afirmarlo.