Gracias, Wise. Lo que describe Radha Burnier, es a un ser humano normal y corriente. Pero una capacidad más intensa en todo lo que era la vida psicológica, espiritual. Es como un coche que corre más que otro.
La democracia es la dictadura de la mayoría. Pero, puedes cambiar a los que dirigen el gobierno. En una dictadura, es todo más patético, descarnado, sin pudor, el que manda puede hacerte de todo con menos problemas. Porque todos son sumisos, obedientes, pelotas, halagadores, de ese dictador y sus colaboradores.
Jacob. La verdadera búsqueda, es conocerse a sí mismo. Pues si uno se conoce, está conociendo al resto de la humanidad, que son todos los demás: tu compañera o compañero de habitación, el portero, el abogado o el juez, el vecino o el hombre que trabaja en el supermercado.
¿Tú no puedes conocer de qué manera funciona tu pensamiento, que es el que genera el ‘yo’? Sólo tienes que mirar y observar lo que pasa dentro de ti, tus reacciones, miedos, alegrías, frustraciones, la búsqueda de placer -seguridad- a toda costa.
Néstor. Cuando uno observa de manera que no hay división entre lo que ve y uno mismo, entonces es cuando entramos en otra dimensión. Pues, al no haber división ni conflicto, el orden se manifiesta. Y ese orden, es el amor.
A veces está el ‘yo’, y a veces no está. Soy básicamente como tú, como todos. Pues todos somos básicamente iguales en lo esencial.
Las religiones organizadas son como las monarquías, y sus monarcas -que son considerados como ‘dioses’-, como no podría ser de otra manera, ya que son la hechura de los hombres. Por eso, los religiosos todos pretenden ser temerosos, obedientes, sumisos a su señor. Pero, el problema es que no lo cumplen, no lo consiguen. Porque, las religiones, y sus seguidores que se basan en la fe, tienen muy poco desarrollada la teología -filosofía, psicología-. Es decir, la fe les ha atrofiado la inteligencia, al no tener la necesidad de investigar, cuestionando lo condicionado y establecido. Por lo que su temor y amargura, por el vivir en la hipocresía, les llena de desesperación, agarrándose aún más a los dioses, solicitando su perdón y misericordia.
Pero si fueran afortunados y se abrieran a la realidad, vieran y observaran en todas direcciones, tal vez, podrían ir más allá de su miseria y pobreza espiritual, psicológica, filosófica.
He leído tus últimas declaraciones sobre la libertad e independencia. Y te pregunto: ¿Por qué ese miedo a la libertad, a ser independiente? ¿Es que no te gusta ser libre, tienes miedo, por lo que pudieras perder? Hasta que no descartes definitivamente ese que te domina, tu dueño y señor, no podrás ser libre. Pues, tu dueño y señor te domina, te exige, te mediatiza todas tus decisiones, como te está sucediendo ahora.
Los que no quieren la libertad, la independencia, siempre encuentran algún motivo para aplazarla, retrasarla, ningunearla. Y eso es, porque en realidad no quieres la libertad. Dices una cosa, pero la realidad es otra. Te crees que yendo disfrazada con vestidos de pobres, ya lo tienes todo solucionado. Pero, eres igual de burguesa y adinerada -por el sueldo que recibes y el cargo que tienes- que esos que odias, envidias y tienes celos de ellos. Por ser verdaderamente libres, querer la independencia.
Y eso te va a alterar, a destrozar, porque tú sabes que estás traicionando algo sublime y sagrado, como es la libertad total, ser independiente, de tu dueño y patrón. Que no te deja ser en realidad lo que tu quieres. Entonces, vale la pena un poco de poder, un poco de exhibicionismo y vanidad, por seguir en la miseria del dueño y el patrón, tu jefe. Recuerda que sin libertad ni independencia, no puede haber amor. Pues, si yo te amo a ti de verdad, ¿cómo te voy a obligar para que no seas libre ni independiente de mí?
He leído tu entrevista en el diario La Vanguardia de Barcelona de ayer. Gracias por las informaciones y comentarios.
Cuando dices: ‘Lo que de verdad necesita mejorarse es el tratamiento del servicio médico de salud mental de los habitantes’. En relación al problema de las matanzas por personas solitarias en EE.UU. -o en otro lugar-. No creo que esa sea la solución. Es como cuando dicen que la policía sea más eficiente a la hora de detener a los delincuentes callejeros, que roban coches, etc.
La solución está en la educación. Y la educación está en función de una buena acción del gobierno. Pues si el gobierno, no hace lo necesario para que todos tengan lo necesario para vivir, y además les da una mala educación, por mucha policía, etc., no se podrá atajar la delincuencia.
En cuanto a la violencia, ella tiene la raíz en la división interna. Nos dividimos por miedo a perder lo que somos. Somos egoístas. Tenemos miedo al diferente, al que viene de fuera, al que puede perturbar nuestras vidas burguesas, rutinarias, insensibles al dolor de los demás. Y por eso, somos feroces a la hora de defender lo que somos.
Y como ese es el paradigma convencional, aceptado por la sociedad, el establishment. Los que tienen alguna perturbación o problema mental, repiten automáticamente ese paradigma de crueldad, de brutalidad, de rabia y sadismo por el hecho de humillar, hacer sufrir a sus víctimas y asesinarlas en una carnicería de espanto -pues las víctimas siempre están indefensas y son sorprendidas-.
¿Podría hacer alguien que está perturbado mental, algo que los demás -el gobierno, los poderosos, toda la sociedad- no lo hace? Los locos reproducen eso que hay. Son como robots, que se limitan a imitar lo que hay. Por otra parte, que es lo que hacemos todos. Así que los perturbados mentales, se limitan a reproducir el paradigma de la sociedad: corrupción, inmoralidad, violencia y guerra.
Los gobiernos son elegidos por los ciudadanos, ¿verdad? Y si los ciudadanos no quisieran los métodos brutales, insensibles, violentos, no los elegirían. Por eso, los políticos y sus electores son igualmente responsables de lo que sucede. La ignorancia -las personas-, siempre culpa al otro de las cosas malas que suceden, lavándose las manos como si no tuvieran ninguna responsabilidad.
Por eso, por muchos cuidados en relación a la salud mental, la actual manera de vivir ha de generar división, insensibilidad, brutalidad y crueldad, violencia y guerra.
Otra guerra más. Y lo vemos tan normal. Recuerdo cuando la guerra de Vietnam, muchos de los que ahora ven la guerra como algo preciso, entonces se manifestaban, se sentaban en el suelo ante la policía. ¿Por qué esa sensibilidad ha desaparecido, se ha marchitado? Eso no es el problema de unos, de una generación, es el problema de toda la humanidad. Pues, uno también es responsable de la guerra que sangra, como la que hace unos días ya ha empezado con las matanzas y las carnicerías.