Señor, no estamos tratando con palabras, ya sea ‘Yo soy’, el ‘Ser’, la iluminación, el cielo o el paraíso, etc. Estamos tratando del hecho de la vida, de los seres humanos, que sufren, que son explotados, violados, que mueren de hambre con su agonía en la miseria.
Y ese es el reto, no las palabras por las que estamos condicionados, como cristianos, budistas, o cualquier otra teoría religiosa o política, social.
Eso es una superficialidad, no un hecho. Somos seres vivos como todos. Con su capacidad para matar, para disfrutar de ello, ya sea por necesidad o por placer. Y somos también seres capaces de generar algún destello de luz.
"Los conocedores de la verdad son felices y sonrientes en todo momento".
Todos conocemos la luz -la alegría y la felicidad-, pero también conocemos la obscuridad -el llanto, la tristeza, la depresión-. Porque somos una totalidad, sin que se pueda excluir o quedar fuera nada.
Ayer leí tu entrevista en el diario… Gracias.
Creo que cuando te entrevistaron, te sentías romántica, condicionada por tu pasado de juventud. Y no sabías en realidad lo que estabas diciendo. Porque decir: ‘Tuve la suerte de nacer -hace setenta años- en un país sin problemas de libertad, de justicia, de guerra. Hablo de la América de los años cuarenta, cincuenta y sesenta; no la de hoy. Sabíamos que encontraríamos un trabajo que nos gustaría y que nos pagarían por él. Nos sentíamos seguros económica y físicamente’. Y añades a la pregunta: ‘¿Se acabó?’ ‘Sí, porque la nueva religión es el dinero. Hoy todo el mundo quiere ser rico, y para serlo es capaz de hacer cualquier cosa’.
Todo eso, es lo mismo que dirían tus padres, tus abuelos, y bisabuelos, etc., cuando pasaban los años. Porque los jóvenes están encantados con la vida. Ellos no les importan hacer lo que sea con tal de divertirse, sacar dinero para seguir divirtiéndose. ¿Cuándo no ha sido así, cuándo ha sido diferente? Los que tienen una cierta edad, los viejos, empiezan a estar incómodos porque no tienen ya las fuerzas y la energía, para poder seguir al empuje y la fuerza de la generación que viene detrás, es decir los jóvenes.
Cuando tú eras joven, si llovía, hacía frío, nevaba o hacía un calor espantoso, salías de casa para ir a donde tenías que ir. Y tu mamá, tu abuela, etc., que ya eran mayores se sorprendían y te decían que eso era una imprudencia, que te podría dañar. Y eso siempre ha sido así y lo seguirá siendo por la fuerza de los hechos, ya sean físicos o psíquicos.
Con respecto a lo de la libertad, ya no te acuerdas cómo trataban a los negros en los años sesenta: las palizas, los asesinatos, las represiones policiales contra los manifestantes pacíficos negros, que eran pateados y empujados, apaleados, por la policía que iba a caballo. ¿No te acuerdas de la exclusión como una forma de apartheid, en los restaurantes, en los autobuses, en las universidades e institutos? ¿No te acuerdas de los guetos, etc., los juicios contra los negros que siempre eran ellos los declarados culpables por un jurado de blancos? Y eso, aunque parezca que no, todavía sigue aunque a otro nivel. Ahora se han añadido a sufrir ese racismo, todos los no anglos.
En cuanto a las guerras, ¿cuándo EE.UU. no ha participado en una guerra en el siglo pasado? No solamente en guerras, sino en todas las intrigas para derrocar a los gobiernos y sus presidentes que no eran meras marionetas de ellos. Ahí está la CIA, manipuladora y saboteadora. Cuando eras joven el ejército bombardeaba con Napalm -bomba incendiaria- el norte de Vietnam, donde arrasaron todos los bosques con el insecticida DDT. Donde murieron, ¿un millón, dos o tres? Incluidos los miles de soldados americanos.
En cuanto al capitalismo salvaje que siempre ha practicado la cultura norteamericana, tan cruel y brutal, no hay nada que decir. Tú, Donna, escritora e informada, si tienes un momento de lucidez sabrás de lo que estamos hablando.
No amenazan voceando, pero todo el mundo sabe cómo actúan los mandamases, ellos de vez en cuando advierten: ‘Nuestra mano es muy larga’. Es decir que pueden llegar donde quieran, como lo demuestran. Y con esos avisos y actuaciones, los demás que son como enanos ya tienen bastante.
¿Por qué no decir la Totalidad, el Todo, lo Absoluto, lo que está más allá de las palabras, etc., en vez de nombrar a dios? La palabra dios tiene muchas connotaciones divisivas y conflictivas. Porque en nombre de dios, se ha torturado, se ha matado en inquisiciones, en guerras. Pues, las religiones más poderosas son las que más usan esa palabra dios, que son las que más dolor han causado a la humanidad, por tolerar, esconder, disimular, por cohabitar con la riqueza, el lujo, la pompa. Por tolerar el paganismo y la idolatría, que adora a las imágenes de piedra, madera, pinturas, etc., a personas corrientes y vulgares como todos somos. Por tolerar y no dar importancia a toda nuestra maldad como hombres que somos.
Los que mandan lo tienen todo bajo control. Si todavía no han usado las armas nucleares, cohetes o bombas -si la bomba atómica en Japón-, es porque no les hacía ninguna falta. Pero no te quepa la menor duda que las usarán si es preciso aunque se tenga que destruir todo.
Y volvemos a lo de siempre: tú sabes que cuando estás desbordado puede suceder cualquier cosa. Pues ellos son como tú, como todos: según los retos que nos llegan no sabemos cómo reaccionaremos. Pero tratándose de la vida, la reacción más previsible es que la dicotomía es: o tú o yo.
Estamos diciendo lo mismo: cuando alguien se abstiene de hacer algo es porque le conviene. Y cuando lo hace, porque también le conviene cuando ve peligrar su vida, lo hace y ya está.
Te he visto cuando respondías a las preguntas y hacías los comentarios sobre el nuevo papa. Gracias por tus palabras, informaciones y comentarios.
A todo lo que has dicho y se dice, de las imágenes antiguas del actual papa, sólo falta saber cómo va a poder encajar en ese cargo lleno de opulencia, de lujo -dos palacios para vivir, oro por todas partes: en las manos, en los copones y cálices, etc., y mucho dinero-. Porque el hacer actos espectaculares, como lavar los pies y besarlos, el juntarse con algunos pobres y menesterosos, etc., no quiere decir que esté en el camino de solucionar los problemas de la vida, que pasa porque no haya instituciones tan corruptas como la iglesia católica. Poseída por la idolatría, el paganismo y la superstición, las intrigas y las luchas de poder –a manera de los partidos políticos-.
El mismo hecho de aceptar esa idolatría –adoración de imágenes de madera, de piedra, de hierro-, el paganismo de la veneración de unas personas, de lugares, de supersticiones como rezos y palabras, las misas como actos de magia y brujería al decir que el vino y la hostia se convierten en la sangre y el cuerpo de alguien que vivió hace dos mil años, da a entender la poca profundidad, la banalidad del nuevo papa. Y de todos los que actúan como él: por medio de la fe, ciega y fanática.