La fatalidad de tener que comer animales, frutos, plantas, tener que robar la miel de las abejas, los huevos, la leche, eso es común a todos los seres vivientes, ya sean los que se dicen los más liberados o sean lo que se dice, los vulgares, incluido a los animales. Eso es la fatalidad de la vida, que nadie se escapa, para ganar uno, otro tiene que perder. Puedes, ocultarlo, ir más allá de eso, pero eso sigue siempre estando ahí. De ahí que la vida parezca a ojos de nosotros, injusta y cruel.
Los cristianos y los judíos, etc., hacen lo mismo. Todos hacemos lo mismo. ¿Qué es la familia, qué es la religión, qué es la tendencia política, qué son los clanes como este en que sólo escriben los que piensan lo mismo, donde parece una mafia? Cada día se asesina una mujer por su pareja, que son católicos, cristianos, y no pasa nada porque eso ha sido siempre. Pero claro, esos asesinos son como nosotros, son de los nuestros. ¿Por qué nos olvidamos tan fácilmente de que todos somos básicamente iguales en lo psicológico? Seguramente, si no fuéramos racistas crueles, de extrema derecha, no se nos olvidaría.
Si decimos que el problema sólo está en los hombres, entonces el problema no se podrá resolver. El problema es del hombre y de la mujer, es el conflicto que hay entre ambos. Porque, si nos identificamos en una de las dos partes, haremos como hacen los nacionalistas: toda la culpa la tiene el otro nacionalismo, yo no tengo ninguna culpa aunque también soy un nacionalista. Por tanto, el problema es uno y el conflicto que opera en dentro de él.
Los cristianos y los comunistas, quieren lo mismo. Pero como lo que quieren no lo pueden hacer, se convierten en los mayores hipócritas. Dicen que quieren la igualdad, dar y repartir, pero ellos no lo pueden vivir. Lo peor es que han contaminado y contaminan con sus ideas y teorías imposible todo el mundo, generando división y enfrentamiento entre los que no les hacen ningún caso.
Para Álvaro Pascual Leone, profesor de Neurología en la Harvard Medical School.
He leído tu entrevista de ayer en el diario… Gracias por las informaciones y comentarios.
El primer problema que tenemos los hombres es que la vida nos tiene que matar. Y ella, la vida, hará lo necesario para matarnos. Eso quiere decir, que por mucho que avancemos -¿hacia dónde?- no hay manera de derrotar ni a la vida ni a la muerte.
Por ello, el problema no está en el futuro, mañana, dentro de unos meses o unos años, sino aquí y ahora. Y es a ese problema al que debemos atenernos, atender completamente. Pues, ese problema es el del sufrimiento y el dolor. Este sufrimiento y dolor, que se genera por el desorden, la confusión. Pues, el desorden viene cuando estamos divididos internamente, en conflicto. Así que todo el problema es interno, el problema está dentro de mí. Por lo que el problema soy yo, y cómo vivo, qué hago con mi vida, con mis relaciones, con el dinero y mis propiedades, qué hago con el tiempo. Pues, el dolor y el orden no pueden ir juntos. Así que si hay dolor todo lo que le siga será más desorden, más problemas, más confusión, aunque vivamos quinientos o dos mil años.
Mental y espiritualmente, no hay salvación total sólo de una persona, Pues, todas las mentes, todas las conciencias, están unidas y relacionadas entre sí. De manera que tan solo una que esté corrupta –dividida, fragmentada, en conflicto-, afecta a todas las demás.
Por lo que aunque uno esté más allá de la división –vale decir de lo mundano-, todo le llegará como si fuera un hombre vulgar y corriente. La diferencia es, qué hace uno con eso que nos llega de una manera o de otra, queramos o no.
Pero, ahí está el perdón. Perdonar a los demás, y perdonarse a uno mismo, es lo más sanador que hay. No es posible vivir, sin el perdón. Y el perdón no es posible, si uno no muere a cada segundo a todo lo que está pasando, lo que nos pasa, lo que provocamos en los demás. Morir, donde se aniquila eso que ha sucedido, que ya no es. Morir es radical, definitivo, donde todo vuelve a nacer. El que no muere no puede vivir, está enredado con lo de ayer, con lo ha sucedido hace unos momentos. Y entonces se divide del presente, del ahora, generando todos los problemas en todos los ámbitos, en cada cosa que hagamos.
La ignorancia y la ilusión, ¿no es lo mismo? El que vive en la ilusión, es porque ignora la realidad. Y el que vive en la ignorancia, es porque uno está ilusionado con lo que no es, lo falso, lo irreal y lo absurdo.
Sí, sí, eso es cierto, tú eres las nubes. Pero, se tiene que vivir, hacer realidad, no solamente con las nubes y el viento, etc., sino con las personas, los animales, los insectos, que todos pueden ser molestos.
¿El libre albedrío existe? A veces parece que sí, ¿pero en realidad es una ilusión? Para ver lo que realmente nos sucede hemos de mirar en el ámbito de lo macro y de lo micro. Por tanto, tanto en lo macro como en lo micro las posibilidades de ser algo son infinitas. Nosotros no podemos ver todo el trayecto de lo que nos sucede, de por qué hacemos o no hacemos algo. Es como cuando uno está en la cima de una alta montaña y ve el curso de un río, él sabe en la medida que le da la visión cuando el río va a girar hacia la derecha o la izquierda, si retrocede o se esconde, pero cuando ya no lo ve, entonces desconoce lo que el río va a hacer. Pero, ese río ya tiene el curso trazado y predeterminado, que le lleva hasta el final, donde se seca o echa las aguas al mar, lo veamos o no.
Por tanto el libre albedrío, como no podemos saber ni el origen ni el final de lo que sucede, nos sucede, en realidad, puede y no puede ser.
Disculpa las molestias, Salvador, por el error. Ahora mismo no puedo decirte porque ha ocurrido, que recibieras el texto. Puede ser debido a un error mío o del propio ordenador.
De todos modos puede ser cualquier cosa de las dos, pues cada día hago una treintena de envíos, a profesores, escritores, investigadores, personas interesantes que leo en los diarios, etc. Aparte de los correos electrónicos que contesto.
Ahora mismo acabo de poner en el buscador de Google, el nombre de Rosa Sensat y corresponde a: ‘Asociación de Maestros Rosa Sensat’.
Con afecto. Que todo salga de la mejor manera posible.
Eso es una parte del problema. Ahora hay que decir lo que hace la otra parte enfrentada. que hace lo mismo, a su manera y sus posibilidades.