Torni Segarra

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Ni a un hombre ni a nadie hay que llorarle nunca para conseguir lo que queremos, a no ser que estemos completamente desesperados. Y menos disfrazarnos y exhibirnos, porque además de perder la dignidad, nos podría salir mal, muy mal.
 
Si hacemos las cosas adecuadamente, sin mala intención, renunciando, ¿qué nos importa lo que digan los demás? Siempre, hagamos lo que hagamos, habrá unos que estarán de acuerdo y otros que no lo estarán.
 
¿Por qué esa insistencia en pensar que somos diferentes a otros? Parece ser, que es muy difícil de comprender, porque todos decimos lo mismo: el colombiano dice que es diferente del venezolano, y cada país dice lo mismo de los otros, el blanco dice que es diferente del negro, el comunistas y el capitalista dicen que son diferentes, el creyente y el que no cree en nada también se creen diferentes, al igual que las mujeres y los hombres. Pero, en realidad no lo son. Todo eso, es una ilusión. Todos pisamos la misma tierra de la insatisfacción, de las ofensas, de las falsedades y mentiras, de los miedos, de los proyectos no realizados, de la infelicidad y la amargura, del rechazo a la muerte, y antes al deterioro de la vejez.
Todos somos iguales en lo psicológico básicamente, eso es un hecho. Y la ilusión de la división es un no-hecho, algo que hemos inventado para defendernos y atacar.
 
Dios no regala nada, ni hace nada. Solamente somos nosotros, con nuestra actitud frente a la vida y sus retos, los que provocamos lo que nos llega. Todo lo demás es una ilusión, fruto del condicionamiento, ya sea cultural, religioso o racial
 
Nosotros, las personas, somos la parte del todo. Por eso, no podemos abarcar al todo. Así que cuando alguien hace algo, nosotros la parte, no podemos comprender totalmente eso que se ha hecho. Por eso, hablar y juzgar de lo que hacen los otros, es tan banal, tan superficial, una pérdida de tiempo, una distracción y entretenimiento.
 
Alma. Si dios es infinitamente misericordioso, toda bondad, y perdón, ¿cómo le va a molestar lo que hagan o no hagan sus criaturas? ¿Te das cuenta dónde te has metido, con esas ideas y teorías de las religiones organizadas? Aparte de las tonterías que dicen esas ideas y teorías, es que nos dividen y enfrentan, son motivo de enfrentamientos y contienda, violencia y guerra. Donde la compasión y el amor, no pueden ser.
 
Hola Pascual. La calor, parece ser, que aún no ha llegado como suele hacerlo aquí donde vivimos. Ahora faltan unos cuarenta días, para saber lo que el verano y su calor va a dar de sí. 
No, no voy a ninguna parte. Ahora ya ha llegado el momento en que no quiero salir a ninguna parte. Creo que aquí es el mejor sitio para pasar estos días de calor, del verano.
Y, ¿tú que cuentas? ¿Todo lo mismo? No hay escape. Sólo hay que vivir lo que nos llega, lo que nos toque, cada cual lo que tiene entre manos. Que en realidad, todo es lo mismo pero en una versión particular. Es como los músicos, y su música, todos hacen lo mismo -música- aunque cada uno tenga sus versiones, peculiaridades, personalidad.
 
¿Debo renunciar a lo que soy, para realmente ser? Eso se tiene que descubrir. Porque si ya tenemos una idea de lo que tenemos que ser, esa idea, se convierte en un impedimento, para que lo nuevo, que no ha sido tocado ni manoseado por la mente, llegue.
 
Felicitar no solo a tu mamá, sino a todo el mundo. Porque si has descubierto quien eres mirándote en el espejo, habrás descubierto que todos somos iguales. Aunque unos vivan más cerca de nosotros, y tengamos unos vínculos con ellos, pero son lo mismo que los demás aunque vivan en la otra parte del mundo.
 
Para vivir, no hace falta estar siempre advirtiendo a los demás quiénes somos, cómo somos, haciéndonos notar. Sé que necesitamos la vanidad y el exhibicionismo, pero no es tan necesario e importante, como lo quieren presentar.
Todo en la vida, lo hemos sobredimensionado de manera que se ha coinvertido todo en una algarabía, un desorden y un caos, aunque lo aceptemos como una moda. Y esa aceptación es lo que lo consolida como si fuera algo natural y benéfico. Cuando es justo lo contario. Pues, la casa está ardiendo, y nos dedicamos a divertirnos, mostrándonos indiferentes. Y eso es ausencia de sensibilidad. Sensibilidad, que es la raíz de toda creación, de algo que tiene sentido, de lo sagrado.
 
La mayor confianza es la desconfianza. Nos gusta inventar no hechos, cosas que no son. ¿Puede uno confiar en alguien o en algo? Por eso, cuando veo la imposibilidad de la confianza, es cuando tengo la percepción de que no puedo confiar en ella.
Toda confianza es un deseo de seguridad. Yo confío contigo y así dejo de sentirme solo, incomunicado. Pero, esa ilusión es la que hace que hagamos tantas tonterías, haciéndonos vulgares y repetitivos. No confiar en nadie ni en nada, nos hace libres, ágiles, vitales, no-condicionados.
 
Cada mujer y cada hombre, llevan una sonrisa en el rostro y mil secretos en el corazón. ¿Por qué algunas mujeres se creen diferentes a los hombres? ¿No somos esencialmente iguales en lo básico, en las necesidades para poder sobrevivir: comer, ropa, el albergue, la relación, el sexo, el trabajo, el aprender y descubrir?
 
El amor esa rareza, que tal vez no existe, llega cuando uno ha dejado y está más allá de toldo lo mundano, entendido como deseo de seguridad, deseo de ser, deseo de conseguir, llegar, triunfar. ¿Podemos vivir de esa manera, tan absolutamente negándolo todo, y a la vez vivir con sencillez y naturalidad, sin hacer de la vida, y lo que nos toca vivir, un problema?
 
Tan importante es decir no, como decir sí. Si somos libres para decir que sí, también lo seremos para decir que no. Lo que digan los demás, es cosa de ellos, y también de nosotros,  porque no somos una pared en blanco. Pero, lo que digan de nosotros, nos moleste o no, es como el frío o el calor, hay que saber que están ahí y no podemos hacer nada para eliminarlos, solamente vivir con ellos sin hacer un conflicto.