Cada situación y momento, tiene su necesaria respuesta adecuada, que es la armonía. Si los otros no nos aceptan, ¿dónde está el problema, en el rechazo, en la soledad, en la incomprensión? En cualquiera de las maneras cada uno tenemos eso que provocamos. Si no queremos estar solos –no aislados, que es neurosis-, hemos de vivir con la vulgaridad y la superficialidad.
Pero, no nos olvidemos que nosotros también somos como los vulgares y superficiales, pero a otro nivel. Pues, creerse diferente de los demás es una ilusión, ignorancia. Por eso, estar solo es estar a la vez con todos, no tener miedo ni huir de las personas, ni de los retos, es mirar a los ojos y amar al que tenemos delante, hablarle con respeto y afecto. Estar aislado es no tener libertad, pues tenemos miedo a las personas, a la vida.
La facilidad con el sexo, no tiene nada que ver con el amor. El sexo es una moneda para conseguir placer, poder sobre los otros, una competición para poder triunfar y exhibir los trofeos. El amor, está limpio de negocios y sus deseos egoístas y crueles.
¿Quién dice y ordena que los vaqueros hayan de mostrar los tobillos? ¿Será el negociante -las casas comerciales, sus diseñadores colaboradores- o serán los que los compran porque ven alguna ventaja? Todo eso de la moda –que siempre ha de ser la última- es tan superficial e infantil, que nada más tiene sentido para personas a las que les sobra el dinero, ociosas, deseosas de exhibir su vanidad, etc.
¿Por qué no compramos lo que necesitamos de verdad, y compramos si nos gusta lo último que ha salido sin obligación alguna? Es por una insuficiencia, que nos hace creer que eso que compramos a la última moda, nos va a librar de nuestros problemas y miserias.
A la hora de equivocarnos, igual da que sean las mujeres o los hombres, pues el equivocarse es lo más humano que hay. Lo que más nos enseña es el dolor. Pues en toda equivocación allí está el dolor, que se manifiesta mediante la vergüenza, el volver a empezar con su incomodidad, la frustración por no conseguir eso que queríamos.
Las diferencias entre las personas, también son una equivocación, un error, ya sean entre las mujeres y los hombrees, entre viejos y jóvenes, entre ricos y pobres, entre países, entre religiones, ideas y teorías. Pues, en estas divisiones es donde está la raíz del dolor y el sufrimiento, de las ganas de destruirnos unos a otros.
Cuando tenemos orden en nuestras vidas, todo lo que hacemos es como hacer el amor. Esa es la inmensidad y lo sagrado del amor.
¿Por qué creemos que solamente nosotros maduramos y los otros no, es por qué somos racistas crueles que creemos que somos especiales, tocados por la gracia solamente para los elegidos? El racismo tiene muchas maneras de expresarse, de manifestarse, porque él está dentro de nosotros, y todo lo que hagamos se manifestará en ello.
¿Son celos o son venganza, con su crueldad, envidia que nos lleva al odio, a querer destruir eso que odiamos? Nos creemos civilizados porque manejamos toda clase de máquinas, pero seguimos siendo salvajes, indiferentes al sufrimiento y al dolor. Y eso, sí que en realidad nos hace feos y viejos.
¿En realidad caemos y nos volvemos a levantar, creyendo que hacemos un gran esfuerzo? La vida es caer y levantarse, para volver a caer y volver a levantarse. Es como cuando nos acostamos en la cama y a la mañana siguiente nos tenemos que levantar, no hay manera de no meterse en la cama, como no tener que levantase. Pues eso mismo sucede con los problemas de la vida.
Si pudiéramos ver toda la película entera de nuestras vidas, veríamos como todo está relacionado y entrelazado entre sí. Pero nosotros, con nuestros miedos y deseos nos dividimos y perdemos la inteligencia, la sabiduría.
Querer inventar y crear otra realidad diferente a lo que es, eso como no es posible nos hace que vivamos en la ilusión. ¿Podemos fiarnos de alguien aunque nos jure que siempre nos amará, que estará con nosotros hasta el final, será honesto y fiel? Si fuéramos serios y reflexivos, deberíamos de preguntarnos: ¿Esa persona que decimos que creemos en ella, que dice que nos ama solamente a nosotros, que solamente nos quiere ayudar, no es lo mismo que nosotros, no es básicamente como nosotros en lo esencial, en lo psicológico?
Así que conociéndome yo totalmente, es decir viendo cómo funciona el pensamiento, será como conoceré a todos los demás. Y entonces, ya se habrán terminado las ilusiones, el querer cambiar la realidad por otra que me satisface más, inventar ideas y teorías.
Por muy afortunados que nos creamos, con cualidades, buena imagen, etc., siempre hay alguien que nos supera. Ahora la pregunta: ¿por qué queremos hacer de la vida una carrera en la que nos devoramos, siempre imitándonos, comparándonos, si es verdaderamente eso lo que nos hace feos, sin sensibilidad ni belleza?
No hemos perdido la ira, la ansiedad, la depresión, la inseguridad, el miedo a la vejez y a la muerte, solamente podemos ir más allá de todo ello. Pues, las mentes al estar todas unidas, todas pensamos lo mismo, a todas nos llegan los mismos pensamientos. La diferencia está en qué hacemos con esos pensamientos y qué es lo que hacemos para que nuestras mentes tengan la paz y el orden, para que no se alteren y confundan.
¿Si tuviéramos amor, nos preguntaríamos que vamos a hacer con él? Es porque no tenemos amor, que no sabemos qué hacer, que vivimos confundidos y en desorden.
Cuando vivimos con libertad, sin depender de nadie, sin estar aferrado a nada, entonces no hay lo que llamamos el inconsciente y lo consciente. Sólo existe la percepción de lo que está sucediendo, sólo existe el consciente que abarca a la totalidad de la mente, sin división ni fragmento alguno que es el inconsciente.