1. Empecemos, si te parece, Alfredo, por el bien y por el mal. ¿Qué entendemos por el bien y por el mal, tienen alguna relación?
Ahora no, Pablo, siempre ha habido esnobismo. exhibicionismo, vanidad, miedo a estar solo. Lo que pasa es que cada uno ve lo que está sucediendo en el presente. Pero todo, unas veces más y otras menos, se repite, siempre es lo mismo. Porque los hombres, estamos presos en nuestro condicionamiento. Y el condicionamiento es lo viejo y repetitivo, que sucede una y otra vez. De cada uno depende que ese condicionamiento no mediatice nuestras vidas y podamos ser nuevos, descondicionados.
2. Pongamos, Alfredo, que tú tienes previsto ir con un amigo, a un sitio donde tienes que comprar algo que te hace mucha ilusión -un libro que lo ibas buscando desde hace mucho tiempo-. Pero, tu amigo no pasa a por ti y tú te encuentras mal -lo consideras lo que sucede un mal-. ¿Estamos de acuerdo, que ahí hay algo que me hace daño?
Pero, sucede que una amiga tuya llama a tu casa y quiere verte, entrar. Así que, ella pasa y te dice: te acuerdas aquella vez que hablamos de ese libro que tú decías que era muy bueno, pues lo traigo aquí para regalártelo. ¿Están el bien y el mal unidos y conectados?
3. Y aunque, no hubiera sucedido esa sorpresa de tu amiga, tanto el bien como el mal tienen una trama y una raíz, que no podemos escrutar. Uno tiene que ser humilde, vaciarse de conceptos, de ideas, y aceptar la vida que es el presente el ahora.
4. Ves donde está el problema, tú me dices que yo no estoy vaciado de mis conceptos. Pero, lo que tú dices también es un concepto, porque realmente no sabes en realidad quién soy yo y cómo me comporto. Es mucho el tiempo que no ternemos contacto durante el día, para tener una información clara y exacta de los demás en internet. Por eso, podríamos empezar por descartar lo negativo. Porque, para que llegue lo positivo no podemos saber qué es, sino se convertiría en negativo. Es decir, al manosearlo el pensamiento, el ‘yo’, ya no es lo nuevo, el orden, el fin de la confusión.
Así que lo negativo, es decirte a ti: tú eres un sabio o un estúpido. Porque eso, son dos conceptos. Así que no digamos nada y todo irá saliendo: lo bueno y lo malo. Volvamos un poco más: para comer hoy han tenido que sacrificar un animal, que no quería morir, lo hemos sacrificado -aunque lo haya hecho el carnicero- para poder sobrevivir. Entonces, el mal de ese sacrificio está completamente relacionado con el bien de alimentarnos para poder vivir.
5. Eso que dices que los tribunales están en connivencia con el poder, ¿dónde, en qué país no sucede eso? La misma ONU, ante los EE.UU., y otros, es un títere de ellos. Ahí está el caso de Israel que no cumple las resoluciones que aprueba contra ese país, con la pasividad y la permisividad de EE.UU. O sea que a ti te toca vivir a un tirano, pero resulta que todos son tiranos. Si yo te contara lo que han hecho y hacen aquí, empezando por los diarios, las televisiones, las emisoras de radio, todos dicen lo mismo, obedecen a la voz de su amo: los ricos y poderosos, los aristócratas, la monarquía y su corte, la iglesia católica, los banqueros etc.
Siento por lo que estás pasando, pero la vida a cada uno nos da una pena. Tú eres muy rica y habrás tenido y tienes privilegios, pero también te toca lo que no te gusta. La vida es así, la tienes que comprender. De lo contrario, tu vida será una amargura que lo puede complicar todo aún más. Porque, si no comprendes te divides, vives en conflicto, no solamente con los que tú dices que son tus enemigos, sino con todas las personas. Pues al no tener paz, al vivir irritada y molesta, con las personas el trato te molesta. Porque quieres que te comprendan, quieres su complicidad para conseguir ese deseo de que todo cambie. Pero, ese mismo deseo de que cambie toda la corrupción, te hace que prosigas con tu conflicto entre lo que es, la realidad, y lo que me gustaría que fuera, otra realidad que me sirve más y me satisface. Y, ese conflicto todos lo tenemos, pues todos queremos más, queremos algo que satisfaga mi miserable vida rutinaria, con sus amarguras y sufrimientos, con algunos momentos de placer y felicidad, no queremos envejecer ni perder la frescura, no queremos la soledad, queremos que nos comprendan y nos acompañen en nuestros deseos, ideas y teorías. ¿Pero es eso posible, María?
Así que, cuando uno ve todo esto es cuando se da cuenta de la inutilidad de querer algo que no es posible. Entonces, uno no hace nada, sólo mira y observa atentamente lo que está sucediendo. Y ahí está el fin del conflicto entre lo que quiero y lo que hay. Si no hay conflicto ni división interna –que es el que lo genera-, entonces cesa la confusión, el desorden. Y el orden, es el fin de la anarquía, del caos, de la contienda y las disputas. Porque este orden, es amor.
6. "Cuando pierdes contacto con la quietud interior, pierdes contacto contigo mismo. Cuando pierdes contacto contigo mismo, te pierdes en el mundo".
Se supone que si tienes quietud interior, estarás con ella. Pero si pierdes el contacto con esa quietud interna, ya no la tienes. Entonces lo que hay que hacer es percatarse de que al no haber quietud interna, hay confusión y desorden. Por tanto, hay que volver a tener la quietud interna. ¿Cómo llegará esa quietud que ha desaparecido? Si realmente ves que la quietud interna -si la necesitas como el aire que respiras- ha desaparecido, ese mismo hecho de percibir la ausencia de quietud es el que nos lleva a la quietud de nuevo.
7. Gracias, José. Todo en la vida puede convertirse en un veneno. Con el abuso, lo bueno pasa a ser un veneno que nos destruye. Esto es muy difícil de asumir y comprender, porque nos preguntamos, ¿cómo puede ser que algo tan bueno como el dulce se puede convertir en amargo, o cómo por ayudar a los demás me puedo generar confusión, desorden y poner en peligro la vida de los demás? Es porque, el ‘yo’ necesita operar, Y el ‘yo’ es miedo, es vanidad, es codicia, celos, envidia. Y cuando todo esto se desarrolla, es cuando lo más horroroso puede llegar: hacerse adicto a las drogas, seguidor de un maestro o gurú, emprender un enfrentamiento que genere violencia y la guerra. El pensamiento está programado para resolver problemas. Y por eso, por todas partes ve y encuentra problemas.
8. Dios no dice nada. Es nuestro ego, el ‘yo’, que ha inventado la idea de dios, el que dice que él habla, dice y ordena. La mente puede jugar la peor jugarreta, inventar una entidad que puede ser un amigo, cualquier persona, santo o dios, y empezar a hablar mentalmente con esa entidad que no es real. Pero la mente tiene la capacidad de creer que es real, hasta el punto que puede hacer toda clase de tonterías, porque recibe informaciones que les da valor y cree reales, verdaderas. Esa es la base de las religiones, las que tienen santos, personas especiales, dioses, etc., a los que se acoge y ampara.
9. Cuando asumimos que no nos entendemos, que no sabemos, es cuando ya empezamos a saber. Es lo mismo que uno que va sucio y no se da cuenta. Pero en el momento que es consciente de su suciedad, ya empieza a ponerse limpio, está dentro del ámbito de la limpieza.