Torni Segarra

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Estar solo, no significa aislarte, amagarte. Pues, eso nos divide y nos pone neuróticos. Se trata de vivir de manera que no nos arrastre ese paradigma de la indolencia, la insensibilidad, la indiferencia. Y como la mayoría viven así, pues no podemos vivir de la misma manera que ellos. Puesto que la corrupción y la inmoralidad -que preside cada acto de su manera de vivir estará también con nosotros.
Uno lo tiene que vivir en el trabajo, en el hogar familiar, con la pareja, los hijos, los parientes, el vecindario. Pues, solamente en la relación con los demás, es donde nos vemos tal como somos.
 
El ego, el ‘yo’, es nuestra sombra. Cuando vemos realmente todo el peligro que es el ego, el ‘yo’, es cuando vamos más allá de él. Ver claramente algo, es actuar. Pues, esa visión de lo que es, de la realidad, es tan poderosa como el fuego que nos quema.
 
La sabiduría lo engloba todo. El conocimiento es con un fragmento, una parte o especialidad. ¿Puede un especialista tener amor? El especialista está atrapado por su especialidad, no ve más allá, pus no le interesa lo total. Es como los que están atrapados por las máquinas que usan -o por cualquier otra dependencia-, no quieren saber nada de lo que es el vivir sin estar atrapados por ellas.
 
En la guerra no hay ley –o menos que lo cotidiano y normal-, por lo que todo puede ser. Pero, lo que está claro es que los que participan en las guerras, con sus matanzas en masa, han de tener alguna patología mental -exceso de odio, exceso de egoísmo, indiferencia ante el sufrimiento-.
 
¿Dónde está la democracia? Es todo una mentira para convencer a los tontos que se lo creen.
 
Para que no haya guerra, uno tiene que vivir no dividido. Y la división está dentro de nosotros. Y, por eso, es porque no nos importa explotar, exprimir a todo el mundo. ¿Por qué es que hacemos eso, maltratar a los demás? Porque, queremos vivir como los ricos, derrochando, vivir caprichosamente, Y por eso, es preciso que sea a costa de los demás. Y como los demás también quieren vivir como ricos, entonces se rebelan contra los que ya son ricos -Europa, EEUU.- y es por eso que llega la violencia y la guerra.
 Y ese mimo paradigma es el que sucede en todos los sitios, por todo el mundo, y en cada persona, desde siempre. Porque, vivimos huyendo y en busca del placer que nos alivie de esta desordenada y macabra manera de vivir.
 
Sólo las personas salvajes, insensibles y crueles son capaces de disfrutar y participar de la tortura y asesinato violento de los toros. De esa misma insensibilidad, vienen las ganas de hacer las guerras, de ser dictadores tiranos, crueles explotadores de los demás. ¡Qué curioso es que los aficionados a la tortura de los toros sean fachas, tanto de la izquierda como de la derecha! Pues, tanto los diarios de izquierda como El País, y los de la derecha, insertan las crónicas de las torturas de los toros, halagándola como algo digno, natural y de buen gusto, con grandes fotos donde se exhibe toda la brutalidad y la crueldad, con la sangre chorreando por el cuerpo del toro. Y es que los conocimientos, lo que llaman cultura, no quiere decir que uno sea sensible al dolor y a la vida. Sino que lo usan para medrar y ganar más dinero, poder e influencia. Todo lo cual los hacen más vulgares, banales y superficiales. Y de ahí esa falta de sensibilidad para poder participar de la macabra costumbre de torturar y asesinar a los toros.
 
La única tensión por la vida es la de la supervivencia, ya sea física o psicológica. Todos los seres vivientes, y nosotros no somos una excepción, han de hacer algo por la vida. ¿Puede alguien vivir sin hacer nada en absoluto para sobrevivir? Los que viven aislados, sin trabajar ni hacer nada, han de ser agradecidos con los que les dan comida y los atienden en sus necesidades, de lo contrario no los atenderían ni les darían de comer. Los que viven en los bosques, han de procurar encontrar el lugar adecuado para poder dormir, tienen que limpiar el lugar, molestar a las hormigas e insectos, las hierbas, tienen que ser interactivos con los animales, avisarles de que están allí. Y finalmente, tienen que atender a los pensamientos que no cesan, para comprender su significado o no y dejar que desaparezcan. 
Así que una vez, atendida la parte física -la comida, el albergue, la ropa, etc.- queda la tara más importante: comprender y ver de qué manera funciona el pensamiento, y su invento que es el ‘yo’. Todos los problemas nacen y se generan internamente, ya que hemos sido diseñados para sobrevivir. Y ese deseo de ser, de existir, cuando es psicológico, es el que lo agrava todo más. Pues, como la seguridad no existe en absoluto, estamos persiguiendo una ilusión, un invento. Y ese deseo de ser, al no entenderlo, es el generador del miedo. Los animales también están condicionados para existir, para sobrevivir a toda costa, pero como no tienen conciencia del tiempo, como ayer, hoy y mañana, no tienen referencia alguna para contrastar, lo que han sido y lo que serán, o puedan ser. 
Las cosas son como son, nosotros tenemos el condicionamiento animal -comer, reproducirse, etc.- y también el psicológico. Por tanto, todo el trabajo está en comprender que éste pensamiento, y su funcionamiento, no va a resolver los problemas. Porque, el pensamiento, el ‘yo’, es el que quiere erigirse en la autoridad, en el que sabe, para así salirse con la suya. Pero, el pensamiento, que es divisivo, es la parte, un fragmento que se ha separado de la totalidad de la mente, y por eso como es la parte no puede abarcar el todo. Por lo que las respuestas, son confusas, al ser egoístas, aunque sea sin darse cuenta, por lo que sigue estando dentro del ámbito del desorden, generando más conflictos entre lo que queremos y lo que realmente es. 
Y todo eso al manifestarse en todos los ámbitos de nuestras existencias, es cuando inventamos las ideas y teorías de toda índole para defender y atacar: la tribu, los nacionalismos, las religiones organizadas, las ideas políticas de centro, de derecha o de izquierda, o cualquier otra idea absurda. Y aunque no queramos hemos de vivir en esa fricción constante entre ‘tú’ y ‘yo’, ‘nosotros’ y ‘ellos’. Cuyo resultado final son los conflictos, los enfrentamientos, la violencia y las guerras. Que, aunque no participemos activamente en ellas, estamos en el mismo ámbito que los que están en el campo de batalla, en el combate, aunque a un nivel muy poco activo.
 
‘Todo cuanto sea algo para alguien sólo podrá ser en la transitoriedad de la creencia’. O de la experiencia que no es creencia.
 
Todo empieza dentro de uno. Así que la paz, que es la comprensión del conflicto, también ha de nacer desde dentro de uno.