Tessa. ¿Podemos amar sólo a una persona, ya sea el amigo, el novio, la pareja, el elegido, sería eso amor? El amor no excluye nada, ni tan siquiera eso que tú has dicho y que te estoy cuestionando, ¿entiendes? Por eso, el amor es lo que no hemos nombrado, ni pensado ni manoseado. El amor es lo nuevo, lo que está más allá de lo que yo quiera o no.
¿Podemos vivir así, de esa manera, sin tener nada y tenerlo todo? Pero, para que llegue el amor hay que estar vacío, vivir en la nada, para que todo llegue, para que llegue lo que tenga que llegar.
Una mujer loca por un hombre, ¿para qué sirve, para esclavizarlo, torturarlo, para sacarle todo el jugo, es eso amor? Si él lo quiere así, entonces los dos están enloquecidos, con todos los problemas que ello conlleva de celos, desconfianza, envidia, de defensa y ataque, de posesión.
Lo importante no es lo que vemos ni cómo vemos, sino lo que tenemos dentro. Si hay orden en nosotros, eso se transmite a todo lo que hacemos. Un médico explora y observa el cuerpo de una mujer de veinte años, sin generarle ningún problema erótico ni sexual. Pero ese mismo médico, fuera de la consulta, en la playa, o de paseo, cuando ve a una mujer, entonces llega el erotismo y el sexo.
Incluso en la consulta sintiendo el erotismo, la sexualidad, el médico sabe cómo enfrentar y gestionar la situación para que no surja ningún problema.
¿Por qué no descartamos radicalmente una situación cruel e injusta, es temor a perder algo que necesitamos, es por no sentirnos solos, es por qué no lo vemos realmente claro? Sea como sea, si hubiera realmente un dolor que quema y abrasa, ni un segundo más consentiríamos los abusos, lo injusto y la falta de respeto. A veces, la solución no es lo que teníamos previsto, lo que nos gustaría que fuera.
¿No parece absurdo que un hombre bueno, en su máxima expresión quiera castigar a las personas? ¿No nos damos cuenta que no podemos juzgar a las personas, porque nadie, de ninguna de las maneras, sabe en realidad el fin último de las cosas que suceden? El paradigma de la verdad, que es la manera cómo funciona la vida, es aplicable igualmente para todos Y ese paradigma es el de la compasión y el amor, que es abstenernos de hacer daño a otros siendo conscientes de ello.
Sé lo que quieres decir, Tessa. Pero la libertad funciona de esa manera. Los países más democráticos, que son los más libres, son más vulnerables, y por eso pueden tener más problemas con las personas. A nosotros nos sucede lo mismo: si alguien pretende ser exclusivamente selectivo, tendrá que poner barreras, etc. Y esas barreras nos dividen, nos fragmentan, y al final llega el conflicto.
Cuando yo te contesté un comentario tuyo hará unos diez días, tuve que asumir el riesgo que fueras una maleducada, que me trataras irrespetuosamente, etc. Pero, como nunca podemos controlar la vida, y lo que pueda suceder en ella, mi afecto por las personas, la pasión que me desencadenan, hace que no me preocupe de lo que pueda suceder.
A los turistas les sucede lo mismo cuando van a un país tan complicado como India, o de África, o a cualquier otro.
Respecto a las personas que se dirigen a nosotros más de una vez, que ya sabemos más o menos como son, ahí si es que es una persona negativa, hay que descartarla.
La felicidad, es como la libertad, es la comprensión de la realidad, es haber comprendido la manera cómo funciona el pensamiento. No se puede fabricar externamente la felicidad, porque la vida es un drama, un valle de lágrimas, que hay que asumir e ir más allá de él. Y eso sólo lo puede hacer cada cual, nadie nos puede llevar de la mano, ya sea un mesías, un maestro, un salvador, un gurú.
La realidad de todo lo que sucede en la vida, nosotros no la podemos controlar ni saber. Por eso, cuando nos encaramos con algo, la manera para no equivocarnos es no entregarse totalmente a una defensa o a una negación. Uno se ha de mover entre la corriente del si y del no, sin conclusión alguna, para que así pueda florecer la verdad. lo que es, la realidad.
Todos notamos las tristezas, las lágrimas, el dolor, de los demás, pero la insensibilidad, la indiferencia, la indolencia, hace que no lo veamos como realmente es. Y sin ver realmente claro lo que está sucediendo no es posible hacer nada.
¿Es eso posible todos los días? Lo que es, la realidad, no es lo que nos gustaría que fuera, no es inventar otra realidad que me gusta más. ¿Cuándo forzamos las situaciones, dónde hay esfuerzo, puede haber amor?
La mayoría somos inconscientes de lo que hacemos. Por eso, ese deseo y ansiedad por conseguir, por vencer, por triunfar, nos hace insensibles a lo que estamos haciendo. El resultado es esta sociedad y el mundo que hemos creado.
¿Por qué le damos tanta importancia a uno día y a otros nos caen antipáticos, si todos son igual? Si tuviéramos amor por todo lo que es la vida, no nos importaría el día de la semana que es, porque el gozo y la alegría donde fuera y cómo fuera estarían allí.
El tiempo cronológico es preciso para no perder el metro o el avión, para saber a la hora que me he de levantar y empezar un nuevo día. Pero, en el ámbito psicológico el tiempo es un obstáculo, ya que ese tiempo es lo que nos trae el pasado, inventa el futuro, dividiéndonos de la realidad del ahora. Y si hay división, hay desorden, confusión, conflicto. Y todos esos obstáculos hacen que el amor no pueda florecer.
Mirarse siempre el ombligo, creyéndose lo más importante, es ignorancia, es una ilusión, que trae malas consecuencia. Pues, nos hace vivir en la superficialidad y la banalidad, haciéndonos tontos y estúpidos.