Torni Segarra

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1. Libertad no es hacer lo que queramos, lo que nos dé la gana. La libertad es sin opción, es actuar de manera que no haya en nosotros ningún conflicto. Y eso sólo puede ser cuando la acción es directa, instantánea, sin que medie el pensamiento que genera, inventa el mal y el bien.

2. Todo el pasado, todo lo que nos ha sucedido, ya no cuenta ni sirve, está muerto. El pasado, que es tiempo, tiene su utilidad y sentido, a la hora de saber y recordar dónde vivo, el número del celular, en el ámbito material y técnico. Pero en el ámbito psicológico, el pasado no nos sirve, ya que se antepone, nos divide del presente, del ahora.
Si tenemos una discusión con alguien, y no acabos completamente con ella, cuando nos volvamos a ver si ese pasado está ahí, recordando lo que sucedió, no podrá haber verdadera comunicación, que es lo nuevo, lo que está más allá de todo lo conocido, de todo lo que nos ha ocurrido, ya sea favorable o desfavorable.

3. ¿La violencia puede tener alguna vez sentido? La violencia, el acto de la violencia, cuando sucede es el orden en acción. Sólo cuando ya ha sucedido llega el pensamiento, el ‘yo’, que dice: ‘Esto es correcto’ o ‘Esto es incorrecto.’ Pero eso ya no tiene ningún valor real, porque es el tiempo, el pensamiento, el que hace de juez. Y todo juicio siempre es del pasado. Lo que se juzga es el pasado, que ya está muerto.

4. Cuando amamos, para que sea amor no sólo sexo, deseo, etc., hemos de ser vulnerables. Y en esa vulnerabilidad todo puede ser y suceder. Porque el amor es la vida en acción en su máxima expresión, donde lo nuevo se sucede sin parar.

5. Si aceptamos la libertad de que nos critiquen, hemos de estar dispuestos para escuchar y enfrentarnos a lo que no nos gusta oír. Y lo mismo sucede con la libertad total: hemos de saber qué nos puede suceder cualquier cosa fea y desagradable, dolorosa. Pero ese es el precio de vivir en libertad, sin fronteras, sin preceptos, sin normas ni leyes.
Eso es lo que sucede en los países donde es legal llevar armas, esa libertad nos puede matar. Pero ese es el precio de vivir en total libertad.

6. El mismo hecho de ver completamente, sin huir, de que estoy condicionado nos libera del condicionamiento.
Ahora, ¿qué hará que puede tener esa capacidad para ver el condicionamiento de manera que en ese ver se acabe por completo? ¿No lo hará la atención total, con toda mi energía, con toda mi sangre, mis nervios, a todo lo que sucede?

7. Si alguien me ataca, puedo responder o no. Eso todavía no sé lo que haré, hasta el momento en que me llegue el reto.

8. Sólo hay que ver lo que es, la realidad. Somos la nada. Y no sabemos nada de lo que pueda suceder. ¿Y por qué huir de ella? Solamente hay que asumirlo.

9. No hay equilibrio, es un invento del pensamiento, del ‘yo’ que dice: ‘Esto es lo bueno, el equilibrio.’ Y es entonces, cuando generamos lo contrario del equilibrio, que cotejamos y contrastamos, generando división y conflicto. Solamente existe el hecho de lo que está sucediendo. Y si no huimos de ese hecho, si no queremos cambiarlo, entonces es cuando hay acción total inmediata, el orden que no es de nadie, que está más allá de las palabras, de los conceptos del bien y del mal, del equilibrio o el desequilibrio.

10. Toda imagen que nos identifica con el pasado, no va a resolver nuestros problemas. Pues la imagen es tiempo psicológico, como ayer, hoy o mañana, que nos divide del presente, del ahora.

11. La telepatía tiene el problema de la veracidad. ¿Cómo podemos saber si lo que llega a nosotros es cierto o un invento del pensamiento? Y entonces, eso se convierte en otra forma de desorden y confusión. Pues, unos pueden decir que es cierto lo que nos llega mentalmente -telepáticamente- y otros no. O una parte nuestra dice que sí y otra no.
En cuanto a la búsqueda de equilibrio, esa misma búsqueda y su deseo ya nos desequilibra. Pues lo único que desequilibra, es la división y su conflicto que lleva consigo.

12. Cuando nos damos cuenta que el pensador y el pensamiento son lo mismo, todos los inventos se ven lo que en realidad son: fruto de la ignorancia y del miedo.

13. ¿El propio camino, cómo podemos saber que es el adecuado? No hay camino para nosotros que nos lleve a la verdad. Ya que todo camino es el resultado de la división, del miedo, al que nos aferramos y defendemos. Volviéndonos brutales, crueles, violentos.

14. ¿El corazón se puede explicar, al igual que el ser, el alma, el atman? ¿O es todo un invento, un escape, un consuelo?

15. Eso es, si no deseo no me desequilibro, pues no estoy confuso. El deseo, es desperdicio de energía, ya que ella no llega en su totalidad. Sólo cuando somos enteros, completos, totales, es cuando hay equilibrio, pues ahí no puede operar el deseo. Ya que sólo hay acción inmediata, sin opción alguna.

16. Para Dan Baum, periodista y escritor, autor de ‘Gun guy, a road trip.’
He leído tu entrevista en el diario…, de hoy. En la que hablas de tu libro, ‘Gun Guys, a road trip’, sobre las armas en EE.UU. Gracias.
Estoy de acuerdo contigo que la restricción de las armas no resolvería el problema de la tenencia de armas y su utilización. El problema es mucho más profundo. Pues para descartar las armas, y su violencia, primero se tiene que comprender todo el complejo problema de la violencia, y su ejecución, para resolver los problemas.
Creo que todo nació en la manera de vivir de los primeros pobladores de los EE.UU., que muchos de ellos vivían aislados en medio del campo, donde el vecino más próximo vivía a varios kilómetros de distancia. Y lo mismo sucedía con algunos pequeños pueblos. Y en esas circunstancias, en una tierra de aventureros, ex presidiarios, buscadores de fortuna, etc., era preciso que las personas usaran las armas. Pues al principio no había policía ni ejército cerca de esas personas que vivían apartadas de las grandes ciudades, por lo que ellos habían de defenderse, hacer de policías. Además de los indios y la guerra que casi siempre tuvieron con los que llegaban y querían apoderarse de la tierra, como así lo hicieron.
Por lo que necesitaban tanto las armas –además de usarlas para cazar y defenderse de las fieras-, que han pasado de generación en generación como algo preciado y de gran valor, que son precisas poseerlas.