Pero es que Jiddu Krishnamurti, sin hablar de psicología, filosofía, etc., tenía un magnetismo de no agresión, de facilidad ante los problemas que nos causamos unos a otros. El hablar siempre es una anécdota. Pues la realidad es antes de verbalizar o escribir.
JK, estaba en su vida como todos, que es como un río del que no se puede salir. Entonces, hemos de ser comprensivos y compasivos con los demás, sean quiénes sean.
Tito. Si hubiera que echar habría que echar no solamente a los banqueros, sino a sus cómplices, los que les toleraban sus desmanes monetarios. Pero esa no es la solución. La solución es de cada uno. Y por mi parte, no quiero que nadie sufra por nada que ha hecho, ya sea bueno o malo.
Eso que dices no hace falta que lo deseemos, pues las consecuencias llegarán hasta sus descendientes, de una manera o de otra. Pero el problema es, ¿quién los va a detener, o echar del país -como tú dices-? Yo no los voy a echar ni los voy a denunciar legalmente ante un juez. ¿Lo harás tú, Tito? Porque, siempre hay el mismo problema: el verdugo y la víctima se intercambia los papeles a cada instante. Por eso, se dice: haz lo que yo digo, pero no hagas lo que yo hago.
Los conceptos, las ideas y teorías, tienen un gran poder. Porque son manejadas por los poderosos, la religiones, la política, la ciencia. Ellos tienen sus psicólogos que trabajan para que puedan manejar sus asuntos y negocios, lo más fácil y sutilmente. Para así, seguir embaucando a las personas. Pero volvemos a lo de siempre, es uno solamente el que lo tiene que ver y hacer algo al respecto. Porque todos podemos ser también embaucadores, falseadores de la realidad.
Cuando uno tiene un cargo ha de ver porqué lo tiene. Pues del primer paso dependen generalmente todos los otros. Y cuando alguien tiene un cargo con autoridad para hacer y deshacer, ha de asumirlo porque si no se complica. Un policía, si lo es libremente cuando va a hacer su trabajo tiene que ir armado y preparado para usar la violencia. Si ese policía se quejara y protestara porque la policía usa la violencia y él no la quiere ejecutar. Si no renuncia al cargo de policía y sigue quejándose y protestando, desobedeciendo las normas, genera conflicto y desorden. Que van a generar eso que él no quiere: la brutalidad, las agresiones, la violencia.
Todo en la vida tiene su orden. Por tanto, sea lo que uno haga mientras no sea corrupto, racista, cruel, todo lo puede ser.
El domingo, 14-1-2013, la prensa publicó una crónica desde Nueva Delhi, con el titular ‘Seis detenidos tras la violación de una pasajera de otro autobús en India. La policía del Punyab busca a un sétimo implicado en la agresión’. Es decir, ha vuelto ocurrir: entre el viernes y el sábado, la pasajera de un autobús ha sido violada por más de media docena der hombres, incluidos el conductor y el cobrador. La mujer de 29 años, después de anochecer era el único pasajero. El conductor no hizo caso a la señal de que parara en la parada donde tenía que bajar y se dirigió a un lugar apartado. De allí a un edificio donde ya la esperaban cinco amigos. Los siete hombres se turnaron para violarla durante toda la noche. Antes de abandonarla a la entrada de su pueblo, ya de madrugada.
¿Nos damos cuenta de lo que somos capaces de hacer? He omitido los detalles más crueles y escabrosos. ¿Tiene esto solución en un país como India, donde las más profundas raíces tocan la verdad? Pero la verdad, la realidad, tiene tantas caras que si las viéramos todas nos espantaríamos, quedaríamos tocados, traumatizados. Por eso hay que estar alerta a todo lo que hacemos, porque el animal está ahí jugando, pero se puede enrabiar y enloquecer.
Hay que ir con cuidado, porque en toda ayuda también va incluida a la ayuda a sí mismo. ¿Puede haber una acción completamente desinteresada? Solamente cuando la mente no actúa, cavila, que es cuando alguien tiene alguna utilidad para los demás. Porque ahí, no participa el egoísmo.
Creo que ahora tocaba informar sobre la brutalidad y la crueldad contra las mujeres en India. Donde policías, abogados, funcionarios -algo parecido como sucede aquí- las toman con cierto desinterés. Pensando que ellas son las que incitan a los hombres en general. Que aunque eso es también es cierto, por la naturaleza de la mujer, no quiere decir que las tengan que asaltar, violar, asesinar.
El miedo es una proyección en el tiempo, ya sea en el pasado o en el futuro. El tiempo psicológico es el factor divisivo y perturbador que mediatiza cada cosa que hacemos.
Los animales no lo hacen en el mismo nivel, pero también odian. Detrás de toda agresión está el odio, el resentimiento, el agravio, que uno recibe o cree recibir. Ese es el drama, porque todos agraviamos y nos agravian.
Esta agresión también está en el mismo ámbito de la anterior. Porque, asaltar con violencia es el principio de la jauría humana.
Más combustible para que la jauría humana se ponga en acción para responder a otra jauría humana que ya ha operado, robando y haciendo agravios. En realidad, la vida es eso: una guerra de todos contra todos. Por eso, uno ha de estar al margen, fuera de ese paradigma de avaricia, codicia, vencer, triunfar y ganar.
La única manera eficiente y verdadera para luchar contra los políticos, es no hacer lo que hacen ellos. Esa es toda la cuestión, Enghelbertb. Mirar, observar, lo que hacen. Y lo más importante darnos cuenta cómo opera nuestro pensamiento y la mente. Y si vemos, seguro que actuaremos. Nosotros no somos muy diferentes de las máquinas, entonces cuando algo nos toca la tecla y hace clic, es preciso hacer algo. Pues, no es posible -si no es que uno es demente- no responder. Por eso, sólo se trata de ver claramente algo, como cuando vemos que el fuego nos quema y nos apartamos.
No parece tan simple después de tantos años de vivir de una manera, como era la esclavitud. Pues, los esclavos no sabían leer ni escribir en su mayoría. Ni tenían esa seguridad y descaro que tienen los ricos y poderosos. Y también, los no esclavos normales, que se creían que eran más que los esclavos negros. Pensemos ahora lo que nos cuesta el deshacernos de algún complejo o miedo -que no se consigue del todo, sino que eso se va y vuelve recurrentemente-, que nos parece banal y poca cosa, comparado con unas personas que eran esclavos, que sus padres y abuelos también lo fueron, que habían nacido y crecido en una plantación o finca y que nunca habían salido de allí, ni hablado con ningún blanco, salvo el negrero, el capataz o alguien que trabajaba en el mismo lugar.
Y que por tanto, eran personas demasiado vulnerable, débiles. Pues, los que viven en libertad, en las ciudades son más rápidos y desenvueltos en todo. Así que lo nuevo, aunque fuera la libertad -con todos sus peligros, reales o no- les daba miedo, o no se creían el que eran libres.