1. He leído tu entrevista de ayer. Gracias por las informaciones y comentarios.
Todo lo que has dicho, que parece tan sensato, como si lo dijera un gurú hindú, ¿no lo informas a tus conciudadanos para que no promuevan el genocidio que se está haciendo desde hace cincuenta años contra la población árabe de Palestina? Porque, todo lo que digamos ha de estar vivo, ha de ser vivificante, como el agua que riega las semillas para que crezca la mies.
No sé si tú estás de acuerdo con el apartheid contra los palestinos árabes. Pero esa actitud, tan cruel y racista, es algo irritante para las personas sensibles. Por ver la opresión el latrocinio, la dictadura tan abominable que llevan a cabo tanto tiempo sin querer solucionarlo. Creo que todo el problema es de fanatismo racial y religioso. Porque tú, Elié, que naciste en Francia y te criaste allí, ¿por qué has ido a vivir a un sitio tan conflictivo, tan inmoral y corrupto? Y como tú, hay millones que han hecho, hacen y quieren hacer lo mismo.
Eso es tan ridículo, como si yo fuera rubio de ojos azules -como un vikingo- y hubiera nacido en el sur de Europa y me quisiera ir a vivir a Noruega o Suecia. Y como yo los rubios que viven en el sur de Europa. Todo eso, es la búsqueda de placer, por el triunfo de una raza, por la vanidad de la venganza, por la humillación que los antepasados de esa raza recibieron. Y toda venganza, toda ira y odio, genera más de los mismo. Y, tal vez, ahí está la solución al problema de la vida: morir, renunciar a la raza, al nacionalismo, el romanticismo folclórico, al pasado, que por la fuerza de los hechos no se va a repetir como nosotros queremos.
Si no es así, ¿qué sentido tiene hablar de los verdugos y su crueldad? Porque nosotros también nos convertimos en cueles verdugos.
2. El egoísmo es miedo. Al tener miedo, lo quiero todo para mí. No quiero compartir nada. No quiero que nadie se acerque a mí, donde vivo. Y por supuesto el dinero lo acumulo, lo guardo, diciendo que no tengo para ayudar ni compartir. Esa es la historia del miedo, del egoísmo y de nuestras vidas. Y de todos los que nos han precedido desde hace un millón de años.
3. ¿Cuál es, Tito, tu propuesta ante el actual estado de cosas: de miseria y de hambre, de violencia, de corrupción e inmoralidad en todos los ámbitos, ya sean políticos, religiosos, económicos, jurídicos, nacionalistas, en cada cuál?
4. La raíz de todas esas cosas que has escrito e informado, está en el miedo. El miedo es la ignorancia en acción. Cuando hay una alarma de crisis, entonces es cuando verdaderamente nos conocemos, porque ese miedo domesticado es cuando se desboca.
Mientras no hay crisis, los retos los resolvemos -el miedo siempre está presente, es el motor que nos genera la energía-, con amabilidad, cortesía, etc. Pero, todo eso que nos hace aparentemente tan educados y civilizados, deja paso a una carrera por conseguir la seguridad, que la crisis amenazada con romperla en mil pedazos.
Por tanto ese miedo, que siempre está con nosotros -que es la realidad-, es al que hay que atenerse para verlo en su totalidad, comprenderlo e ir más allá de él. ¿Cómo conoceremos al miedo, todo su proceso desde que nace hasta que se extingue? Para conocer algo, uno tiene que acercarse a eso que quiere conocer, sin huir ni querer cambiarlo, simplemente mirarlo tal como es.
Es entonces, cuando hay una posibilidad de ver todo ese drama que genera el miedo y el temor. Y si uno no huye de eso que quiere comprender, entonces le cuenta su secreto.
5. En la huida no hay inteligencia. Pues la inteligencia sólo puede llegar cuando no hay división. Cuando uno huye de un malestar, lo hace porque quiere encontrar algo que lo alivie. Pero en ese momento está ciego, porque al reaccionar huyendo no sabe lo que realmente sucede. Y por tanto, no sabe lo que tiene que hacer, pues hay desorden y confusión.
Pero si uno no huye, sino que está con eso que es visto como una molestia, es cuando todo se transforma. Porque al no haber huida, división, la inteligencia puede operar. Y la inteligencia es el orden.
6. La mayor y la menor medida, están dentro del ámbito del desorden, de la confusión. Para que no haya desorden -con todo lo que genera de indolencia, de separación, etc.-, uno tiene salir fuera de ese ámbito del miedo. Y para salir, es preciso que la inteligencia pueda operar.
7. Señor, ¿por qué tiene problemas de que cuestionen a la iglesia católica? Si ella está limpia y en orden, será mejor así todos los sabrán. El que tiene miedo a la revolución, es que teme algo que perder.
8. Revisando los mensajes no contestados, te he visto a ti.
Disculpa la tardanza, Angela, tienes todo mi amor para lo que quieres y necesites. Love you –te quiero-.
9. ¿Cómo lo haremos, Yevakte? ¿Buscaremos en los libros, llamados o no sagrados, en lo que dicen que dijo tal o cual reputado líder espiritual, o un gurú? Si lo leemos, si lo conceptualizamos, si repetimos lo que han dicho otros, no nos liberaremos de ese condicionamiento de miedo y egoísmo, de ignorancia. Por eso, uno tiene que tener toda la libertad para ver en todas direcciones, para indagar de manera que lo que veamos sea realmente nuestro. Si uno ve que, el condicionamiento con sus obstáculos, ilusiones, deseos de devenir, son la causa de la terrible pesadilla del miedo y el temor, entonces tú eres una luz para ti mismo y parta todos los demás. Entonces, el ver y el actuar, la acción, son la misma cosa. Y ahí está el orden: en la ausencia de división, de conflicto.
10. La leyes universales son implacables: a menos 0 grados el agua se congela, si la temperatura subiera a setenta grados lo arrasaría casi todo, incluido a las personas. Si uno es malvado en extremo, tal vez vuelva a él esa maldad de una manera o de otra. Si eres amable con las personas y los animales, las plantas, tu semblante será agradable y confiable. Otra ley implacable, todo el que está vivo ha de morir. Todo lo que nace, es creado, ha de transformarse, o morir. Todo ser viviente está preparado para reproducirse.
11. La verdad, es la realidad operando nos guste o no: la vejez y la muerte, la juventud y la fuerza, la alegría y la tristeza, la jovialidad y la desidia, todo lo que existe es bello, tiene su belleza. La maldad es el invento del hombre, por miedo, celos, envidia, la vanidad de querer ser más.
12. No solamente es estúpido el político, el empresario, el poderoso, los periodistas y sus jefes editores de periódicos, de televisión, etc., que solamente quieren producir y consumir información: fotos, reportajes, crónicas, también son una polea que hace funcionar la maquinaria de la estupidez, de la corrupción y la inmoralidad.