Torni Segarra

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1. Como buen judeocristiano, eres justiciero, como si fueras el dueño del mundo y de su moral. La moral es personal, tu moral a otro puede que no le sirva, ni tus creencias, ni tus dogmas, ni tu único salvador, ni tus escrituras. Así que seamos humildes y sencillos y que cada cual viva como quiera, que haga lo que crea lo más oportuno. Y creo, que lo mejor que uno puede hacer,  es vivir con compasión y amor a todo lo que existe.
 
2. Los remordimientos son un invento del pensamiento, es miedo. Porque nos han dicho lo que está bien y está mal. Y entonces, siempre estamos contrastando, cotejando, lo que hacemos con lo que dicen que está bien, lo correcto, lo adecuado. Cada cual ha de descubrir esa trampa del pensamiento y ver la realidad, para descubrir realmente lo negativo: la división y el conflicto.
 
3. Nadie es lo que los otros buscan, porque una persona libre es desconcertante y perturbadora para los que viven con miedo de perder lo que tienen y lo que son.
 
4. La noche es el momento de más vulnerabilidad, pues es cuando realmente estamos solos frente a nuestros problemas, sin poder comunicarlos a nadie. Por eso, es durante el día cuando hemos de resolver los problemas, para que en esos momentos de soledad, estemos lo más limpios posible.
 
5. La seguridad no existe en absoluto. Lo seguro es darse cuenta de esta inseguridad, y si lo comprendemos veremos que sólo existe la seguridad en el presente, en el ahora.
 
6. La depresión, es la impotencia de afrontar el hecho de que no podemos hacer lo que queremos. Es una perversión del deseo, que no acepta los resultados de la realidad. Y mientras no haya una comprensión de la realidad, una aceptación, la depresión estará ahí.
 
7. Para ser libre es preciso comprender que el pensador y el pensamiento son lo mismo. No existe la división entre el que ve, y observa, y lo que observamos, no hay diferencia entre ‘tú’ y ‘yo’. Cuando comprendemos que la división interna es una ilusión, entonces la libertad está ahí.
 
8. Las cosas de hadas no pueden tener un final feliz, porque las hadas no existen, son un invento infantil. Y las chicas grandes, extraordinarias,  sí que lloran, al igual como lloramos todos.
 
9. Llorar no es una peculiaridad de nadie, es una explosión por algo que nos hace feliz o triste. Y todos sentimos lo mismo,  aunque cada cual a un nivel e intensidad. Pero todos pasamos por lo mismo.
 
10. Todo lo que digan los demás, incluyendo esto, no tiene ningún valor, hasta que no lo entendemos nosotros de primera mano.
 
11. Ser libre es hacer libres a los demás. Porque les damos toda la libertad para que hagan lo que tengan que hacer, para que sean libres.
 
12. Todos estamos relacionados con todos y con todo. Y eso nos afecta de una manera insoslayable. Pero en la medida que esa dependencia sea caprichosa, placentera, será la que determinará el dolor y el sufrimiento que se desencadene. La dependencia, siempre genera dolor, ya sea a las drogas, al sexo, al exceso de dinero, al estar siempre rodeado de las mismas personas, a comer en exceso, al exhibicionismo y la vanidad, etc.
 
13. ¿La elección existe o es otra ilusión? Pues, mientras estemos condicionados, no tendremos libertad. El condicionamiento, cultural, religioso, social, etc., es el que nos dicta la manera como hemos de vestir, lo que hemos de estudiar, lo que hemos de comer, cuales han de ser mis preferencias en las amistades y relaciones. Eso es un hecho. Pero cuando somos plenamente conscientes de ese hecho, es cuando estamos libres de él.
 
14. Seguimos con las ilusiones, Yesenia, cuando invocamos la ayuda y hablamos, con los santos, los dioses, etc., o el vecino de al lado, pues eso que nos dicen no nos va a resolver los problemas. Pues, los problemas nacen, se resuelven y desaparecen dentro de nosotros. El que se resuelva un problema es como un capricho de la vida. Es como o el vivir: hay quienes mueren jóvenes o no.
Por tanto, uno sólo tiene que vivir plenamente. Y para vivir plenamente, ha de estar libre de división y conflicto interno. Porque esa división y conflicto, van a salir a fuera, a exteriorizarse y contaminar y afectar nuestra vida cotidiana, cada cosa que hagamos.
 
15. Si esperamos que no llegue, lo que necesitamos por los demás, puede que no llegue nunca. Así que, uno tiene que saber cuándo es el momento de actuar.
 
16. Si decimos que nadie nos puede hacer daño, ¿es eso un hecho, una realidad? Todos nos hacemos daño unos a otros, ¿no es verdad? Pues, vivir es eso: para que unos vivan otros han de morir a nuestros deseos, los proyectos, las opiniones, las ideas y teorías.  Lo importante no es vivir, sino cómo lo hacemos,
 
17. Las palabras no son lo que dicen, no son los hechos. Pues, ellas dichas con rabia, por recibir una frustración y desengaño, pueden que sean ofensivas, agresivas y crueles. Por eso, el cómo digamos lo que tengamos que decir, va a determinar lo que suceda después. El resentimiento, el deseo de venganza, va a traernos eso mismo a nosotros. ¿Podemos ir más allá de toda esa rabia y frustración que nos hace vulnerables y crueles? Sólo sin huir de ello, sin querer cambiarlo, ni tocarlo, sino viviéndolo totalmente, eso desaparece, sin dejar rastro ni residuo alguno.
 
19. Todos los mandamientos son una cosa muerta, porque no se pueden mover con el dinamismo y la vitalidad de la vida. Lo que decimos ahora, dentro de un segundo no tiene ya el mismo valor, porque todo cambia. Y la realidad es infinita en posibilidades. Todo lo que digamos, o hayamos dicho, es el pasado, está muerto, y no sirve. Pero, nosotros queremos la seguridad del pasado, o inventar el futuro.
Sin estar vacíos, sin ser la nada, nuestras vidas serán vulgares, repetitivas, viejas, llenas de dolor y sufrimiento.