El pensamiento no deja de hablar, porque está condicionado para resolver problemas. Y digamos que siempre vive en un estado de emergencia, sino de pánico, porque de todo hace un problema. Por tanto, Tito, sólo cuando vemos cómo funciona, que por mucho que actúe, trabaje, indague, no va a solucionar los problemas, es cuando las neuronas se aquietan. Es decir, el mismo pensamiento se tiene que dar cuenta de su agitación, de su fricción con las cosas que suceden. Y es cuando se da realmente cuenta, que todo cambia.
Holas Yevakte.
Te hablo por aquí porque no sé cómo ibas a reaccionar en el grupo, pues cuando me has dicho que te ibas a trabajar, laborar -según tú dices-, quería preguntarte en qué trabajas. Si no quieres contestarme, lo comprendo. No te preocupes. Pero si quieres contarme algo más íntimo de ti y no quieres exponerlo en el grupo, yo lo recibiré con afecto y con cariño.
¿De qué te asustaste de la noche en sí o en alguna cosa en particular?
¿Tomas alcohol o drogas?
Primero que nada, cuando dices acá, eso no quiere decir que yo me identifico con el grupo o con las personas que hay en él. Para serte sincero, ahora mismo no sé los nombres de quienes forman el grupo.
En cuanto a lo de los bucle mentales, todo influye. Si va al cine, o ves una película en casa, si es lo bastante fuerte te puede dar un toque que puede durar un tiempo; si vas a una discoteca y pasas allí varias horas, también te excitas y puede alterarte un poco. Pero, tanto el alcohol, como la marihuana, el hachís, etc., la coca y todas las de su nivel, no te quepa duda que todas son desestabilizadores mentales, porque todas las drogas son de una manera o de otra alucinógenas. Además de por la parte química en sí, también está que al desinhibirnos el miedo hacemos toda clase de tonterías. Que luego cuando pasa el efecto, recordamos lo que hemos hecho y ante los recuerdos se nos disparan las neuronas, generando bucles –loop-.
No sabemos lo que podríamos hacer ante una situación límite, como el allanamiento del lugar donde vivimos por una persona extraña que vas a robar, etc. Si dices algo, eso no es. Vikram. Porque aún está por llegar y lo que digamos será una proyección en el futuro.
Pero tienes razón al referirte a los que hablan de la ilusión -maya- de la realidad. Porque, el cuerpo tiene su autonomía e inteligencia particular, sus propias necesidades. Y ante un hecho de peligros con su estrés, pánico, etc., donde todo se acelera, ahí el pensamiento no puede operar. Sino que lo que opera es el orden, ya sea favorable o desfavorable para nosotros.
Alucinar es ver lo que no es. Pero también es ver lo que es, que en un estado normal no veríamos. Pero ahí está el peligro de las drogas, en su doble posibilidad, que puede llegarte eso que te hace alucinar mal o bien. Es como la velocidad de los coches o motos: hay una velocidad que tiene menos peligro, pero si aceleramos mucho entonces el peligro realmente está ahí.
Alucinar es ver las cosas subjetivamente, como lo hace un fanático, o un loco, que digamos que solamente lo ve él. Sé de personas, que han visto abrirse una pared en dos partes. Y claro, era una alucinación.
También están los que pueden ver más claramente el comportamiento del pensamiento, de la mente, de las personas. Pero todo esto no tiene ningún valor, si no va seguido de un cambio radical en la vida de quien lo ve y experimenta. De cualquier manera las drogas son expansivas, pueden ver muy lejos o profundamente.
Pero todas ellas destruyen las neuronas, la mente y los cuerpos, he conocido a varias personas que murieron bastante jóvenes, con el cuerpo viejo, y casi dementes, que eran personas bellas, brillantes a su manera y capaces de todo en su juventud –con tan solo unos diez o quince años de diferencia-.
He tenido mucho contacto con drogadictos durante varios años y ninguno de ellos cambió su manera de vivir, todos eran en principio observadores y gozadores activos. Pero con el tiempo se hacían astutos, taimados y sumamente peligrosos. Capaces de hacer lo que no se puede explicar con palabras lo horrible y desagradable que hacían. Era como una jauría sin frenos, sin moral, sintiendo y experimentando placer en todo. Eran todos amigos y enemigos a la vez, como nos sucede a todos: drogados o no, educados o maleducados, incultos o ilustrados, ricos o pobres. Todos hacemos lo mismo, ahí no hay distinción alguna.
En cuanto a la dependencia y los problemas sociales que genera, eso es otra cosa tan destructiva que también interfiere en la salud física y mental. Pues al no estar legalizada tienes siempre una actitud de ilegalidad, donde siempre estás viendo policías al acecho. Y la dependencia es bastante miserable y desagradable. En realidad la droga es como todo lo que es muy fuerte: tiene cosas muy buenas y tiene cosas muy malas. Las personas y los países también hacen lo mismo: los más poderosos pueden ayudas mucho, pero también pueden arrasarlo todo en una agresión, invasión o guerra.
Conozco muchas drogas y todas son adictivas. Afortunadamente, en mí no han producido ninguna adicción nunca. Aunque no he sido un drogadicto. Si no que las tomaba por relaciones sociales, afectivas y caritativas. Nunca por vicio o adicción. Cuando quería, salía unos meses o un año y luego volvía. Hasta que todo ese llegó a su fin. Y de eso hace ya treinta años.
Visto desde aquí, no sé si es mejor eso, o que la ansiedad y el estrés de los supermercados entrando y saliendo sin parar cargados con los carritos de la compra. Y que no hay nada perfecto en la vida. Dicen que el equilibrio entre los dos extremos. Pero eso es otra idea y teoría. Otra complicación más, porque cada uno tiene su término medio, con lo que no nos ponemos de acuerdo -ni tampoco con los extremos.
Creo que el problema es creerte la historia de la droga. Porque la droga no es solamente tomarla, están los amigos y colegas, el ritmo que llevas en la vida, el ambiente en que más a gusto te desenvuelves y finalmente lo que quiere uno hacer con su vida. Por eso, los que están enganchados, para desengancharse tienen que cambiar de amigos. Dejarlos estar y tú ir solo, hasta que te acostumbres a ir con todos y con ninguno. Esto es muy difícil porque al encontrarse solo, todos los males va a ti. Tú pierdes esa valentía del grupo, esa seguridad.
Aunque hay algo definitivo: cuando uno ve el abismo que tiene a los pies, por llevar la vida que lleva, si lo ve realmente, uno se aparta y descarta ese precipicio. Ahora el problema es verlo, porque muy pocos son los que lo ven y lo descartan radicalmente.
En el ver claramente la realidad, lo que es, tal cual es, eso desencadena una acción que es total y definitiva. Donde está acción de ver a esa intensidad, genera el orden. Y este orden es amor. Porque la división y el conflicto han desaparecido.