Creo que mientras el genocidio contra los palestinos y su apartheid prosiga, toda referencia al pasado, que está muerto, no tiene ningún sentido. Salvo la distracción del presente, que genera la continuidad de la brutalidad, la crueldad, la violencia y su miseria.
Hay cosas que solamente se pueden hacer a solas, en silencio, sin ninguna distracción. Como coser un vestido, hacer una silla adecuadamente. El ruido y la algarabía no son adecuadas para hacer las cosas bien hechas.
Por eso, primero es poner orden Y ese orden ya se encarga de todo lo demás. Es como si quisieras ir a un sitio pero el camino no es el adecuado, hasta que cojas el adecuado, todo va a ser erradas. Pero una vez entras en el camino adecuado, él solo te lleva por donde discurre.
Es preciso. De lo contrario, ya sabemos que habrá problemas. Es como un niño de 8 o 9 años, que no sabe hacer las cosas adecuadas y se está enseñando de mecánico, el que sabe le dice el proceso más adecuado para arreglar los motores, pero él no le hace caso. Por lo que está perdiendo el tiempo y generándose más problemas que la propia vida lleva en sí.
Está bien dormir ese tiempo -más o menos- a tu edad. Creo que lo importante es que tanto el cuerpo como la mente, tengan la experiencia al levantarse como su vinieran de un viaje -que es el de la nada- y se sienten expectantes de volver estar aquí. Tal cual cuando regresamos de un viaje de verdad. Así vuelve la energía de lo nuevo, que es tan necesaria para que no nos desalentemos y no nos entre tristeza ni depresión.
Si no hay un morir verdadero, como el fuego que quema un montón de leña de la que no queda nada, la vida es un tormento. Porque todo siempre está ahí, cuando no debería de estar.
Morir cada día, quiere decir morir a cada segundo que pasa. Y por eso, el amor es tan peligroso, porque en él todo cambia a cada instante.
Pero, el hecho es que nosotros tropezamos con el pasado, con lo que fue ayer, o hace unos segundos, que no nos deja estar ágiles, dispuestos a gozar de lo que va aconteciendo.
Pero, el respiro lo hemos de decir como una descripción más, como si dijéramos el hálito de la vida, el ser, la energía. Porque si nos agarramos a una idea, ya estamos al final de la calle otra vez, con las ideas del pasado.
Si no piensas, es como estar muerta. Porque no te enteras de lo que pasa. Lo que quiere decir que no eres sensible. Pero, cuando vives con la realidad, te haces con ella, todo fluye y nada molesta.
Es como si estás en un río y hay una fuerte corriente, que te arrastra a la deriva, no puedes cerrar los ojos para no enterarte. Si no que jugar y entregarte a la corriente, donde haces una armonía con ella y que el destino actúe como lo hace siempre.
Entonces, te libras de mis escritos que son un tanto perturbadores y descansas mejor con lo que ves.
Bueno, lo ideal sería que estuviera ahí contigo, pero eso no puede ser. Entonces, ahora te toca descansar sin muchos atosigamientos en todos los niveles.
Eso es lo nuevo de lo que hablamos. Uno no sabe cómo llega, es caprichoso. Pero, uno tiene que estar disponible, abierto, sin deseo ni hacer un problema por si viene o no viene.
¿En realidad, podemos cambiar la corriente del río cuando está bajando como un fuerte torrente?
Entonces, uno ha de vivir lo que tiene entre manos. Y esa corriente si no nos destruye nos va llevar a otra cosa. Siempre llegas otra cosa diferente de la que hemos vivido hace un segundo. Solamente, hemos de acabar con ese segundo que ya ha pasado. Sólo así podemos mirar como miran los niños, siempre sorprendidos porque lo miran todo como nuevo.
No lo sabremos nunca. Por eso, la vida es tan maravillosa y extraña. Sólo sabemos una cosa, que es que si no hacemos algunas cosas adecuadamente podrían suceder cosas desagradables. Sólo eso es lo que podemos saber.
Y qué pasa. ¿Cuál es el problema? Si quieres ser más explícita lo puedes ser.
¿Y por qué lloras, cuál es el motivo principal, es que eres romántica del pasado, lo haces por rabia, por miedo?
El ego, el ‘yo’, es todo lo que hemos sido, desde hace un millón de años, es el depósito donde se encuentra la memoria. Por eso, el ego es siempre el pasado, lo que está muerto. Y, ¿hay algo más inútil que el pasado? Los pensamientos, son en cierta medida lo que nos hace ser, son la ilusión que con los pensamientos vivimos. Pero los pensamientos, como ya sabemos nos traen problemas, porque ellos son en sí el problema, pues es el pasado queriendo vivir en el presente. Es como si un muerto, quisiera vivir contigo, cosa imposible, alucinante y peligrosa. Pues eso es el pasado, el pensamiento, la mente, todo un peligro para nuestras vidas que han de ser el presente, el ahora.
No. Es porque el río tiene su corriente y poder. Y uno no puede más que gozar de esa fuerza que es amor.