Torni Segarra

Seleccionar página
1. He leído tus respuestas, comentarios e informaciones, sobre tu última novela, en la entrevista que ha publicado hoy el diario…
Respecto de lo que has dicho, de que hay momentos que has de decidir algo que condicionará enormemente toda tu existencia posterior. Eso que parece así, no lo es. Es una ilusión. Pues, es el ‘yo’ el que está decidiendo qué es lo importante, transcendente, y que no lo es. Pues todo está unido: una causa genera un efecto. Y a su vez, ese efecto va a generar otra causa. Es decir todo es una continuidad, como el hilo de lana de un jersey. Todo está relacionado con todo, con el clima, lo que comemos, la educación, dónde nacemos, los padres y familia, la religión, la cultura, etc. Y a partir de ahí, todo es como un engranaje en el que todo está relacionado con todo. Y antes de eso, ha habido infinitas causas y efectos que han hecho que tus padres se conocieran y hicieran lo que tenían que hacer para que tú nacieras. Y así, también nuestros antepasados más lejanos, que se pierden en el tiempo.
Lo que no podemos saber es el inicio de todo. ¿Cómo se creó la energía y todo lo que existe? ¿Qué pasó para que la energía se condensara en materia, para poderse generar el mundo material, nuestros cuerpos? Pues todo esto, como participa del infinito, las posibles descripciones, ideas y teorías, también pueden ser infinitas. Rechazándose y, a la vez, afirmándose hasta el infinito.
Por tanto, lo que sí que sabemos es que nosotros tenemos una posibilidad de ir más allá de todo este drama, que es la vida, nuestras existencias. Viendo y descubriendo cómo funcionan nuestros pensamientos. Y veremos cuán divisivo es el pensamiento. Y división quiere decir conflicto. Y conflicto, enfrentamiento, contienda, agresiones, violencia y guerra, con todo su horror y crueldad.
Así que habiendo visto el origen del sufrimiento, de la angustia por querer y no poder conseguir eso que queremos, la felicidad. Es cuando nos damos cuenta, que el pensamiento, y su invento el ‘yo’, han de cesar, desaparecer. Y eso sólo se ve, cuando vemos y comprendemos todo el peligro que es que el ‘yo’ esté operando.
Verlo con la misma intensidad, como cuando tenemos un animal salvaje que viene hacia nosotros. O, vemos un veneno, que sabemos que si lo tomamos va nuestra vida en ello.
 
2. Es mejor no saber el personaje que representamos, porque así estamos limpios de imágenes. Físicamente tenemos una imagen de blanco o de negro, de mujer o de hombre, de bajo o alto, de inculto o de culto, etc. Y todas estas imágenes nos dividen de lo que realmente somos: nada, el ser, la conciencia, la percepción. Así que fuera los papeles, que aunque no los queramos, ellos vuelven y nos distorsionan, nos confunden, generando fricción, tanto si nos gusta como si no. Porque, la realidad, es la que es, y no se puede ajustar a nosotros. Al revés, somos nosotros los que la tenemos que comprender y no dividirnos de ella.
 
3. Si las preguntas no pueden ser contestadas verbalmente. Si alguien logra contestarlas no verbalmente, tampoco podrá explicarlas ni escribirlas. Porque lo que está más allá de las palabras, no puede ser explicado por ellas.
 
4. Eso es verdad -la explicación no explica lo que está siendo-. Y eso es lo que has hecho tú al contestarme mi comentario. Por tanto, como no podemos ir siempre más allá de la división, del odio, de la sed de venganza, de la avaricia, de la vanidad. ¿Qué hay que hacer? Serlo lo menos posible. Es muy sencillo, Fernando, alguien quiere cruzar un campo con naranjos, pero quiere hacerlo sin hacer ningún daño a nadie ni a nada de lo que está allí -caracoles, hormigas, gusanos, plantas y flores, los naranjos, etc.-. Pero resulta que eso no puede ser, ya que no es posible porque tenemos el cuerpo que aplasta y prisa, que tropieza con las ramas que arrancan las naranjas, etc. ¿Qué haremos entonces si queremos ir al otro extremo del campo? Ir con toda la atención, respeto, por todo lo que hay allí.
 
5. “Ver que el campo es una ilusión Toni y que no hay que atravesar nada ya que se está en el lugar y momento que tiene que ser”.
Eso es una ilusión, una especulación, que te cuestiono. Eso es lo que decían los nazis y todos los más crueles para justificar lo más horrible. Desde los griegos también intelectuales con sus esclavos para abusar de ellos sexualmente, pasando por la enloquecida Roma. Y mucho antes, otros locos ensimismados, los egipcios, construyendo sus tumbas, a base de millones de muertos. Y ahora también es el mismo paradigma.
Si dices que el campo es una ilusión, eso es una huida infantil, una estupidez intelectual. Pero esa es tu libertad. Y la libertad de los que te acepten esas maneras y las que quieran compartir contigo.
 
6. Para que el pensamiento no sea el pasado, no ha de haber división entre lo que está sucediendo y el que está observando y viviéndolo. Es decir, solamente la unión total interna es lo que hace que vayamos más allá de la división y del tiempo.
 
7. No sé si te has dado cuenta, que la mente es capaz de inventar, de ver y oír lo que le conviene según su personalidad y el condicionamiento. Cada religión tiene santos, líderes, gurús, a los que algunos devotos son capaces de ver en su casa -aunque estén a miles de kilómetros de distancia-, hablan con ellos, pelean, les aconsejan, incluso les pueden hacer graves daños. Por eso, todo lo que la mente fabrique -aunque los más enterados digan que eso es cierto y bueno-, es todo una ilusión. Y la ilusión, Yevakte, es un peligro porque podemos estar metidos de manera que perdamos la libertad. Y actuemos como unos alterados mentales.
 
8. Daniel. Te conozco más de un año, o tal vez dos, y dices absolutamente lo mismo que decías el primer día que te leí. Y yo te contesté lo siguiente: Eso que dices de mí, es lo mismo que te pasa a ti. Porque el observador es lo observado, tú eres yo, y yo soy tú. Y todos somos básicamente iguales en lo psicológico.
¿Por qué no lo ves después de tanto tiempo hablando y publicando de lo mismo? ¿Es por vanidad, por celos y envidia, por alguna rabia escondida que tienes, qué te ciega y desborda? Te lo digo porque a mí me pasa eso también, aunque sea en otro nivel. Y también les pasa a los santos, a los gurús, a JK al que tanto tiempo dedicas publicando sus escritos. Porque todos estamos pisando en el misma tierra. Pero podemos ir más allá. porque eso es toda una ilusión. Somos libres, pero no hacia fuera si no dentro de uno.
 
9. Daniel. No te enteras. O, no te quieres enterar. Te vuelvo a repetir que el observador es lo observado. Todo lo que digas tú de los demás, también te lo estás diciendo a ti. Porque todos somos iguales psicológicamente: todos queremos seguridad, todos queremos que nos amen, todos queremos salud, dinero. Y sabes porque todos somos iguales, porque todos tenemos el ‘yo’ operando.