Ahora son tan idiotas y crueles que mientras tres cuartas partes del mundo, se mueren de hambre y de miseria, están como locos queriendo ir a otros planetas. ¿Para qué? Para hacer lo mismo que hacían hace un millón de años: creen que van a derrotar a la vida.
Cagots, es una palabra del Catalán que se podría traducir por ‘Cagados’, -cagados de miedo, temor; también despectivamente, poca cosa- del verbo Cagar.
Todo puede convertirse en una rutina. Podemos estar cambiando del lugar donde vivimos, don trabajamos, los amigos y amistades, de vecindario, etc., pero todo se convierte en una rutina. El mismo hecho de vivir es una rutina: comer y dormir, sexo, trabajo, lavarse y vestirse, cumplir las normas básicas. Así que no hay salida, la rutina, la vida, es como una prisión, donde tenemos que hacer ciertas cosas queramos o no. ¿Podemos salir de esa prisión, hay alguna manera?
Primero, hemos de ver que no hay ninguna manera de poder cambiar eso que llamamos rutina. El mismo escribir y leer cualquier cosa, los diarios y revistas, comentarios es otra rutina. Pero, si no transformamos esa rutina, ¿qué podemos hacer que tenga realmente sentido, que sea sagrado, vivo, con belleza y orden? Si huimos, no solucionaremos el problema, podemos bloquearlo mediante distracciones, más trabajo, yendo de un lugar a otro en busca de algo nuevo. Pero, esa rutina estará ahí como nuestra sombra.
Pero si me doy cuenta de que todo movimiento en cualquier dirección para que la rutina no sea, me deja en la misma rutina, se convierte en otra rutina, entonces no hago nada. Solamente estoy atento a todo lo que está pasando, a todo lo que hago. Y en el momento en que no huyo, ni quiero transformarlo, ni eliminarlo, dejo de estar dividido de eso que me corroe y me desgana, que se repite por todo el tiempo, haga lo que haga, Y entonces, al no haber división, uno está con eso que es la vida en su totalidad. Y haga lo que haga siempre será lo nuevo, lo que no tiene ninguna referencia con el ayer, con el pasado.
La rutina es tiempo, el devenir –porque en realidad estamos buscando algo en el futuro-. Y el tiempo psicológico, siempre es el pasado. En el ahora no hay tiempo, ninguna referencia ni al pasado ni al presente ni al futuro. Al no haber ninguna referencia, no puede haber repetición ni rutina.
En el momento en que nos convertimos en algo, no puede haber comprensión. Pues, cuando me identifico con lo que creo que soy, con la imagen que he inventado de mí, me divido de la realidad. Y si hay división, hay conflicto entre lo que quiero y lo que es la realidad. La inteligencia, la gracia, sólo puede llegar cuando uno está más allá de todo conflicto.
¿O está haciendo (el maestro, gurú) un porro de marihuana o hachís para que sus seguidores devotos se coloquen, sigan estando ‘colocados’?
Si comprendemos –que es tanto como decir aceptamos totalmente- que no somos nada, entonces, ya todo está hecho. Hagamos lo que hagamos, ahí estará el orden. Nada más que orden. Orden que no es tuyo ni mío ni de nadie. Es el orden que nace al ver el desorden. Por eso, es nuevo, vital, cambiante, no sujeto a norma alguna.
Tanto contradecirse como si no, nos altera mentalmente –puede generar esquizofrenia-. Porque la realidad es lo total. Y lo total incluye, abarca, a la contradicción. La contradicción es de quien la juzga. Por eso, si somos compasivos, si tenemos amor, la contradicción la vemos como otra actitud, otra faceta más de la vida de los hombres. Y si hay perdón, que es la comprensión, la contradicción, que todos tenemos, ¿qué problema es?
Al contrario, la contradicción nos libera de las presiones, nos hace ágiles, frescos, nuevos, llenos de vida. Pues un hombre sin contradicción estaría bloqueado, colapsado, sin poder hacer nada. Y todo se convertiría absurdo. Toda la cuestión es, ¿dónde queremos ir a parar con nuestras contradicciones? O, lo que es lo mismo: ¿Qué es lo que voy a hacer con mi vida? ¿Qué es lo que estoy haciendo con mi vida?
Hagamos lo que hagamos, siendo pobres sin tener absolutamente nada -¿puede eso ser?-, vivir pidiendo comida y lo que se necesita para seguir estando vivo, si hay identificación con esa manera de vivir, habrá división y habrá conflicto. Y lo más importante, no es lo que hacemos, sino estar libre de división y conflicto. Pues, mientras haya dentro de nosotros división y conflicto, estaremos generando todo eso que pretendemos practicar y vivir: el no hacer daño a nadie.
La mente tiene la capacidad, de ver e inventar todo lo que le convenga. Ahora, falta saber si eso es real, o es una ilusión o un delirio.
¿Puede un árbol vivo no brotar? Nuestras mentes, que son como los árboles, también necesitan brotar. Hay algunos que no quieren que broten. Y por eso, es que están muertas, estancadas en lo viejo y conocido, en lo repetitivo. Pero el amor es lo nuevo, las infinitas posibilidades para que no nos destrocemos ni amarguemos, nos amemos.
Por eso, la energía necesaria para poder dejar de comer carne, ha de ser de la moralidad. Moralidad que quiere decir: abstenerse de hacer daño a los demás para poder sobrevivir. Aunque cada uno tiene unas necesidades. Pero esas necesidades también han de estar dentro del ámbito de la moralidad, que es saber que a cada paso que damos ya estamos destruyendo vida.
Lo que hay que comprender es que todo lo que le pasa a otro, también le pasa a uno. No importa que sea el gurú o maestro tal o cual, sea de ahora o de hace mil años. O sea que en la acción, no hay ninguna excepcionalidad. Por eso, sólo hay que conocernos, ver cómo funcionan y operan nuestros pensamientos. Si tú te conoces, entonces conoces a toda la humanidad, sin excepción alguna.
Los hombres, aunque más evolucionados, también somos animales. Y por tanto, nuestras reacciones pueden ser las mismas que las de un animal.
Para Shimon Peres, presidente de Israel.
He leído tu entrevista en el diario…, de hoy. Gracias por los informes y comentarios.
El mundo solamente cambia físicamente. Pero, los hombres no cambian. Son exactamente iguales psicológicamente desde hace un millón de años: son divisivos, tienen miedo, viven en conflicto, son crueles y brutales, violentos, haciendo la guerra, destruyendo todo lo que haga falta para triunfar, invadir, imponerse, arrasar al que consideran enemigo.
Y, tú lo sabes, como lo saben todos. Pero, el miedo y el egoísmo les pueden de manera que se hacen indiferentes e insensibles al dolor y al sufrimiento que generan a los demás.