1. Si hay respeto y hay amor, ¿por qué ha de haber conflicto entre la mujer y el hombre? Nos gustan mucho las palabras, pero si estas no tienen un significado verdadero, seguiremos destrozándonos unos a otros como siempre estamos haciendo.
2. Un hombre grande, es un hombre pequeño. Y un hombre pequeño, es un hombre grande. Porque los dos, llevan en sí implícitas esas dos posibilidades. Al igual que la víctima y el verdugo, se intercambian los papeles a cada instante.
3. La disciplina incluye a la moralidad, a la ausencia de corrupción. Si no llega el materialismo, el hedonismo, con toda la falta de sensibilidad, la indolencia, que nos lleva a la brutalidad y a la crueldad.
4. El dinero viene, si es que somos afortunados, cuando lo necesitamos y hacemos lo adecuado para ello.
5. Si luchamos por algo, o por alguien, es que no lo tenemos del todo claro ni hemos comprendido eso que queremos, que es. Porque si de verdad quisiéramos a alguien o a algo, seguro que no dudaríamos ni nos esforzaríamos a la hora de conseguirlo. Porque, todo sería una dicha del vivir, sin conflictos, ni enfrentamientos ni lucha interna ni externa.
6. Demostramos y actuamos con inteligencia, cuando ignoramos el daño que nos han hecho, porque vamos más allá de todo lo que nos hicieron, y de todo el daño que hemos hecho y hacemos también nosotros.
7. La insensibilidad y la venganza van juntas. Por eso la venganza es cosa de las personas insensibles y chabacanas -las que se gastan fortunas en ropa, aderezos, las obsesionadas por su imagen, su cuerpo, etc.-.
8. El amor a la vida es per se, todos lo llevamos en sí mismos. No hacen falta estímulos externos, pues todos podemos, a pesar de lo que hacemos y quiénes somos, amar a la vida.
9. Hay algo extraño en todo eso de pedir a dios, hacerle suplicas y ruegos. Pues si dios es todo poderoso, todo sabiduría, omnisciente -que todo lo sabe- , ya estará enterado de todas nuestras necesidades e infortunios. Por lo que, parece ser que no tenemos toda la fe necesaria para confiar en ese dios, o los dioses, en ponernos completamente en sus manos, olvidándonos de nuestros deseos temerosos, con miedo, y egoístas.
10. El verdadero peligro que tenemos son las obsesiones, que llegan a patología, haciéndonos neuróticos viendo no lo que no es, e inventando otra realidad. Todas las guerras tienen esa misma causa en la que por la obsesión por una idea, que creemos que es la cierta y verdadera, nos lanzamos a su defensa aunque tengamos que destrozarnos unos a otros. Por lo que, vivimos en una neurosis, tocados por la locura.
11. No, Gerges, dios no es nada espiritual, es puro miedo a lo que somos, a lo que podamos ser, miedo al dolor, a la muerte y si hay o no hay un final, o una continuidad. Lo espiritual se manifiesta cuando vamos más allá de es miedo y temor, cuando estamos libres de conflicto. Cuando el terreno está listo para que el amor pueda ser.
12. Para Josep-Ignasi Saranyana Closa, Prof. Dr., teólogo.
He leído tu escrito, ‘Decenas de muertos’, en el diario…, de ayer. Gracias.
Y te quejas de que en un accidente de tren, donde hubo muchos muertos, los que participaron en el rescate de los heridos y los que habían fallecido, los que hablaban de él –políticos, periodistas, etc.- no hicieron ni una referencia a dios, ni una oración por los muertos.
Y es curioso que alguien que cree tanto en dios, como tú, se sorprenda de algo. Porque dios lo debe saber todo –ninguna hoja de los árboles se mueve sin la voluntad de dios, dicen los creyentes-. Así que hágase tu voluntad, siguen diciendo los seguidores de los dioses. ¿Puedes vivir hasta ese extremo de entregar tu vida a dios, sin importarte nada de lo que te ocurra –pues eso es la verdadera libertad-?
También dices que cuando muere una persona no es lo mismo que si se muere una animal. ¿Es eso así, o es otro invento para autosugestionarnos de que somos muy importantes, de que tenemos un destino diferente de los salvajes animales? Pero, resulta que nosotros también somos animales. Aunque más desarrollados mentalmente, en lo tecnológico y material, no en lo espiritual ni en lo psicológico. ¿Qué encuentras realmente diferente entre un animal y un ser humano? Los dos matan y asesinan para comer. Y después siguen matando y asesinando porque tienen miedo de perder, de morir, de que los maten, en esta guerra sin fin que es la vida. Y ahí están todas las armas que hemos fabricado para destruirnos y eliminarnos. Por eso, somos básicamente iguales como lo éramos hace un millón de años.
Y ese miedo del que no podemos hacer nada para no tenerlo, es el que ha inventado a los dioses, a las religiones, con su cielo y paraíso, su dios, ese miedo es el que ha inventado a la política, a toda está corrupta sociedad. Y claro, la sociedad somos todos, porque todos tenemos miedo, ya sea de la esposa, del vecino, del compañero de trabajo, del marido, del jefe, de la autoridad. Y también miedo al dolor, a la enfermedad, a la vejez y el deterioro.
Dios no es un hecho, porque lo hemos inventado nosotros para nuestra conveniencia, para consolarnos, para vivir en la esperanza y la autocompasión. Pero como ese dios no es un hecho, nos divide de la realidad de que no hay nada, sólo el vacío, que nosotros no podemos comprender, es cuando proseguimos con todo el proceso en el que estamos atrapados: el miedo –que es división interna y externa- hace que busquemos una solución para liberarnos de él. Pero esa solución nos divide de la realidad, nos deja en la división –el miedo-.
Por lo que habiendo visto este drama, del círculo cerrado de miedo, división, búsqueda de solución que nos lleva otra vez a la división y al miedo. ¿Qué haremos para salir de ese círculo tan implacable y absurdo? Evidentemente hemos de liberarnos de la división interna –del ‘yo’ y del ‘tú’, del ‘nosotros’ y el ‘ellos’-, que va a generar el miedo. Así que, uno ha de comprender cómo funciona la vida, cómo funciona el pensamiento y el ‘yo’, el ego. Y cuando hemos comprendido el ‘yo’, él mismo cesa, deja de operar con sus miedos, con sus inventos del pasado, del presente, del futuro. Y solamente vivimos en el ahora.
¿Sabe lo que es el ahora? Es la nada, el vacío que todo lo sostiene. Y esa nada quiere decir, no tener nación, ni religión, ni ideas ni teorías, ni nada, ni ninguna imagen nuestra, ni nada que nos divida, donde estamos más allá de todo lo que genera el conflicto. Y es en ese suelo, donde puede florecer eso que llamamos amor, compasión.